• 11/07/2024 23:00

Derecho a migrar

La migración sin documentos es irregular, indocumentada, pero no es un delito. La inmensa mayoría de esta población en movilidad huyen de condiciones socioeconómicas que les impiden una vida digna. Llamarles ilegales es un insulto a su dignidad y a su derecho intrínseco garantizado en el artículo 19 de la Constitución de Panamá [...]

El editorial de La Estrella de Panamá del 9 de julio de este 2024 dice que cada país tiene derecho a su política migratoria. Estoy de acuerdo. Con relación al resto quiero comentar cuatro puntos:

Primero, el defensor del pueblo de Colombia plantea una realidad muy cierta, se afecta no solo a las poblaciones en movilidad, sino también a las comunidades originarias de la zona. Por tanto, así como se exige el respeto a las políticas internas de Panamá, se deben respetar las leyes y costumbres de los pueblos originarios. No se las puede “atrapar socialmente” con la excusa de contener a los migrantes.

Segundo, nadie es ilegal. La migración sin documentos es irregular, indocumentada, pero no es un delito. La inmensa mayoría de esta población en movilidad huyen de condiciones socioeconómicas que les impiden una vida digna. Llamarles ilegales es un insulto a su dignidad y a su derecho intrínseco garantizado en el artículo 19 de la Constitución de Panamá, que rechaza la discriminación por cualquier motivo.

Tercero, afirmar que los panameños “estamos cansados de financiar una migración absurda”, es una falacia. Los panameños no pagamos por la movilidad de esta población. Su transporte (ya sea en las piraguas o en bus) se lo costean ellos. Se calcula que han dejado en las poblaciones directamente 70 millones de dólares entre 2023 y lo que va de 2024, sin contar comida y otros gastos. Las estaciones de recepción temporal migratorias se construyeron con fondos de Estados Unidos y organismos internacionales. ¿Qué financia Panamá?

Cuarto, hablar de “guerra sucia usando a los migrantes” es insultante. Hablar de guerra, es definir un enemigo. ¿Quién es nuestro enemigo en este caso?

Por otro lado, la forma digna de referirse a ellos es “personas o población migrante”. No son un descarte. No estamos en una guerra, pero sí en la absurda situación de tener que justificar en un país que se dice “creyente”, el por qué defendemos la dignidad de las personas que se ven forzadas a movilizarse.

Como cristiano es mi obligación recordar que “Dios camina con su pueblo”, que Él es su protector y defensor. Estamos en la obligación de estar del lado correcto de la historia. El editorial de La Estrella de Panamá refuerza lo que señaló el comunicado de la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (“Clamor”): “Algunos medios de comunicación han sido generadores de desinformación y en muchos casos de rechazo al extranjero (xenofobia) y al pobre (aporofobia). Han creado una narrativa que culpa a las poblaciones migrantes de la criminalidad, el desempleo, la destrucción ecológica, llegando a decir que se “gasta más en los migrantes que en los panameños pobres”.

Frente a ello no queda más que refutar estos comentarios insensibles, que reflejan un enorme desconocimiento de la realidad y solo siguen construyendo una narrativa de desprecio a los empobrecidos.

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