• 08/02/2025 20:20

De chinos y chinitos

En estos días el señor llamado Donald, el mismo nombre del querido Pato Donald, anda de vuelta y media imaginando chinos que complotan contra su gobierno en cada esquina de nuestro cosmopolita país. Recibo cada día cientos de noticias y mensajes sobre el enamoramiento del señor Donald con nuestro Canal de Panamá, franja de agua e instalaciones que sirven con equidad al comercio mundial.

Y es que esta cinturita entre mares que codicia el señor Donald, desea sumarla a las tierras de Groenlandia y Canadá (ya le dijeron: “No te vistas que no vas”). ¡Y vea usted! Ni aunque se las reclamaran devolvería a su vecino México la enormidad de tierras que anexó su país tras ganarle la guerra por allá por los años mil ochocientos y pico. A nosotros sí nos está pidiendo parte de nuestro territorio, el que en buena ley recuperamos después de años de servir “por una guayaba” al país que hoy administra el señor Donald.

Por estos lares nos llegaron varios de sus heraldos encargados de enfocarse en los ojos rasgados de los chinos y de letreros en chino, que puedo decir “quedan tachuelas” al lado de los miles y miles de letreros de franquicias norteamericanas. ¿Sus servicios de inteligencia no pudieron diferenciar chinos diplomáticos que representan en Panamá a la República de China y su presidente, Xi Jinping, de nuestros chinitos criollos, los de “la tienda del chinito” que nunca sabemos cómo se llaman; el que nos saca de apuros cuando no queremos ir al supermercado? Algo me dice que el no rubio Rubio que llegó con el encargo de achinarnos desconoce la historia de nuestros chinos, de los que vinieron a trabajar en la construcción del ferrocarril (1851); ni sabe sobre nuestros desayunos domingueros en restaurantes chinos; ni nuestro gusto por el hampao, el dim sum, siu mai, la sopa de wonton que por puro cariño los chinitos bautizaron “Sopa Mayor Alemán” por el recordado empresario y político que, según cuentan, fue defensor de los chinitos de Sal si puedes (Salsipuedes) en un problema que tenían por allá por los años 40. Algo de miopía impidió a los heraldos ver cientos de letreros de McDonald, Kentucky Fried Chicken, Popeye, Pizza Hut, Subway, Domino’s Pizza, etc.

Durante su visita al Canal de Panamá, el señor Rubio afirma que “vio a sus espaldas un barco chino” y ¡pácata! lo calificó como amenaza contra la seguridad del canal. Pues no. La nave que vio es propiedad de empresa coreana que partió de puerto norteamericano en Texas con rumbo a Corea del Sur. Y yo, cavilando, ¿cuándo ha atentado algún barco contra nuestro canal? Nunca, y vea usted ¡lo cuidamos como si fuera la niña de nuestros ojos!

Las noticias más recientes dicen que el presidente salvadoreño Bukele ofreció al gobierno del señor Donald sus cárceles king size para aliviarle con menor costo $ la carga de los miles de “delincuentes” que deportará. ¡Y cómo alabó el heraldo Rubio al presidente Bukele! Sorprende que en El Salvador los chinos de la China de Xi Jinping son tan queridos y apreciados (sin que ello irrite al presidente gringo) que en muestra de gratitud por tan noble amistad, le donaron una macro bellísima biblioteca, “urna de cristal de 7 pisos”; su presidente, Bukele, fue investido honoris causa en China y están en camino un muelle turístico, una potabilizadora, un nuevo Estadio Nacional (el más grande y moderno de América Latina”). Acá algo así, “nananina” y menos ahora sin “la Ruta de la seda”.

Continúa don Donald su periplo de conquistador desbocado y propone a Ucrania “me das las valiosas tierras con depósitos de uranio, litio y titanio y te garantizo asistencia militar estadounidense, cambalache que dudo sea del agrado de su par ruso, Putin, que lleva tres años en guerra con Ucrania. En un salto a otros lares, don Donald, anuncia que tomará control de la franja de Gaza (¿y Netanyahu?); que convertirá esta trágica franja de dolor y muerte en espléndido estilo Riviera francesa con hoteles 5 estrellas, placeres, lujo, playas etc.; a los desplazados que antes vivían allí se los empaquetará a Egipto y Jordania, así porque sí, porque lo dice don Donald a quien le contestaron un “no te vistas, que no vas”. En esto de la geopolítica ando a pie, pero mis neuronas se activan con alarma ante estas negociaciones.

Cuando era niña espantaba el miedo cantando “Los pollitos dicen pío, pío, pío cuando tienen hambre, cuando tienen frío. La gallina busca el maíz y el trigo, les da la comida y les da su abrigo”. El “rofeo” de un gigante contra nuestro minúsculo Panamá, país amigable, “buena gente”, es vergonzoso. Nuestro gobierno debe dar muestras claras y firmes del abrigo que está preparando para nuestro Panamá. Nosotros, los ciudadanos, haremos nuestra parte en circunstancias en las que debemos hacer frente común con convicción y serenidad, sin “amachinarnos”. El pueblo hará coro con los “cantalante” del gobierno si llevan bien el compás, con dignidad, asesorados por los que conocen a fondo todo lo que atañe a nuestro canal. Y, sin politiquería de por medio.

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