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- 27/12/2018 01:00
Crimen ambiental en La Chorrera
En un Estado de derecho los ciudadanos y ciudadanas pueden descansar en sus hogares con la seguridad de que sus derechos van a ser respetados; entre ellos el derecho a un ambiente sano que cada vez adquiere mayor importancia con hitos significativos, como el Acuerdo de Escazú del presente año y el Acuerdo de París sobre Cambio Climático de 2015.
Por eso nos resulta inexplicable que los servidores públicos miren al otro lado, posterguen sin reparo y consientan descaradamente la destrucción del ambiente, como está ocurriendo con la obstrucción de la quebrada Matuna, en pleno centro urbano de La Chorrera; y a escasos metros de las oficinas regionales responsables.
Históricos han sido los esfuerzos de la ciudadanía chorrerana por lograr un ordenamiento de su espacio urbano, como comentaba el año pasado en ‘Las Tierras de La Chorrera' ( La Estrella de Panamá , 2 de agosto de 2017); pero tristemente estos sacrificios han tropezado con la indiferencia de las autoridades, la voracidad de mercado inmobiliario, y mal llamadas propuestas de desarrollo que desencajan con las tendencias globales hacia la equidad, sostenibilidad y resiliencia en las ciudades del Siglo XXI.
Más allá del intrigante silencio de las autoridades, hay preguntas que se necesitan responder con carácter de urgencia: ¿Por qué el Municipio y el Ministerio de Ambiente tienen versiones distintas sobre lo que se pretende construir en el lugar? ¿Por qué aún no se ha presentado el estudio hidrológico requerido en la Resolución DEIAIA-148-18 de 22 de octubre de 2018, y tampoco el mapa de la servidumbre de la quebrada Matuna? ¿Quién se va a hacer responsable de las inundaciones que se producirán en el sector de El Chorro, o a quién le van a echar la culpa, al cambio climático o al Gobierno de turno? ¿Y de la millonaria inversión de los fondos de descentralización que promueve el Municipio para desarrollo turístico?
En un país decente los funcionarios responsables serían destituidos por incumplimiento de sus deberes, o incluso renunciarían por dignidad o por vergüenza; se ordenaría una investigación interdisciplinaria para analizar los daños ambientales y empezar la restauración ecológica de la quebrada; y entre los diferentes actores se acordaría un diseño de avanzada que permitiera aprovechar la amenidad y biodiversidad de este humedal, a la vez incorporando su belleza escénica al centro urbano de La Chorrera.
¿Será esto pedirle demasiado a nuestros gobernantes y a los gremios empresariales? ¿Por qué no evitar el desabastecimiento de agua, el derrame de aguas servidas y los daños a la propiedad civil que vienen con la ocurrencia de inundaciones? ¿Y por qué no prevenir conflictos permitiendo el flujo natural de las aguas desde la parte alta de la quebrada Matuna en la avenida de las Américas hasta su desembocadura en el icónico Chorro de La Chorrera?
En su mensaje del pasado 1 de septiembre, en ocasión de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, el papa Francisco nos pidió cuidar las fuentes y las cuencas hidrográficas como un imperativo urgente. Para mañana es tarde; ya hoy hay que actuar en La Chorrera.
DOCTOR EN CIENCIAS POLÍTICAS.