• 19/12/2023 14:47

Corrupción, cáncer de la democracia panameña

El crecimiento económico se ve mermado o limitado por las prácticas deshonestas que debilitan las instituciones y fomentan la impunidad

La corrupción es un cáncer que devora la integridad de una sociedad, mina la confianza en las instituciones públicas y erosiona la democracia.

Cuando la corrupción se vuelve el modus operandi de un país, la ciudadanía pierde la fe en la transparencia y la justicia, busca protección y beneficios personales a través de clientelismo político y otros medios corruptos.

La corrupción tiene un impacto significativo en el desarrollo del país, ha permeado en múltiples ámbitos, social, económico, educativo y político.

El crecimiento económico se ve mermado o limitado por las prácticas deshonestas que debilitan las instituciones y fomentan la impunidad, el desvío de los recursos que podrían ser utilizados para impulsar el desarrollo económico y mejorar la calidad de vida de nuestros ciudadanos. La desigualdad y la injusticia generan desconfianza y descontento de los ciudadanos.

La corrupción ha sido identificada como uno de los factores claves que contribuyen a la desigualdad. Según el estadístico italiano Corrado Gini, Panamá se encuentra en el duodécimo lugar de los países más desiguales a nivel global y el tercero a nivel regional, según las Naciones Unidas, el 19.1% de panameños vivía en pobreza para el 2019.

Los recursos esenciales que están destinados a servicios públicos son desviados, dejando desamparados a los más vulnerables y perpetuando ciclos de pobreza, esto crea un ambiente propicio para la criminalidad y la exclusión social, afectando a todas las capas sociales.

¿Cómo afecta la corrupción al sistema educativo? Afecta gravemente el ámbito educativo. Nuestros niños y jóvenes se enfrentan a un sistema educativo que en muchos casos no proporciona las herramientas necesarias para un futuro próspero, para el desarrollo académico de los estudiantes y la preparación para áreas profesionales.

Los fondos millonarios destinados a la educación son mal usados, dejando a las escuelas en condiciones precarias y sin los medios necesarios para garantizar una educación de calidad.

La corrupción que hay en el país se ha propagado en cada una de nuestras instituciones públicas, como un cáncer haciendo metástasis, y está minando los pilares fundamentales de nuestra democracia.

La política actual se ha convertido en herramienta de crecimiento del patrimonio familiar de aquellos que optan por un puesto público y olvidan el verdadero propósito, representar los intereses de sus electores.

Es fundamental comprender la magnitud de este problema y unirnos en la lucha para erradicarlo de nuestro país.

Ciudadanos, para hacerle frente a este cáncer que carcome nuestra sociedad es imperativo hacer un énfasis en la educación cívica a nuestros jóvenes, empezando desde el hogar, inculcando valores cívicos, morales y éticos.

Para recuperar nuestra democracia es necesario nuestro compromiso como ciudadanos, debemos exigir transparencia, rendición de cuentas, más participación ciudadana, reformar nuestras leyes para castigar a los corruptos porque necesitamos líderes éticos y comprometidos que pongan el interés público por encima de sus ambiciones personales, solo así podremos construir una sociedad más justa, equitativa y próspera para todos.

La autora es estudiante.

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