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Aunque haya maniobras de último momento, y las acusaciones del expresidente Martinelli contra el presidente Laurentino Cortizo Cohen y el vicepresidente José Gabriel Carrizo Jaén podrían ser parte de esa agenda, la decisión de la Corte Suprema en el caso New Business marca, sin matices, un antes y un después en la recién iniciada campaña electoral panameña, una especie de tabla rasa con todo y equidad, entre los candidatos restantes.
Si como sugieren las encuestas y las citas a boca de taxistas, don Ricardo Martinelli aparece como el favorito para los comicios de mayo, Realizando Metas, su partido solo tendría que validar sus estructuras nacionales para una transferencia de votos a favor de su compañero de fórmula, José Raúl Mulino, en lugar de tratar de poner en tela de dudas la actuación de la Corte.
¿Por qué la ratificación de sentencia del máximo Tribunal de Justicia debe ser señalado como un hecho influenciado por el Ejecutivo, cuando en noviembre pasado se destacó con creces el fallo de la Corte respecto al contrato minero? ¿No fue citado acaso como una evidencia de la independencia de esa corporación? ¿Por qué no lo sería ahora en el caso de New Business?
A no ser que integre una errónea estrategia publicitaria, los señalamientos de Martinelli contra Cortizo Cohen y Carrizo Jaén podrían estar limitando la visión del expresidente y sus asesores, si se considera que las acciones en su contra se remontan a 2014, luego que su partido de aquel momento perdiera las elecciones ante el panameñista Juan Carlos Varela.
Ni Cortizo Cohen ni Carrizo Jaén gravitaban entonces en torno al caso Martinelli, cuando en el quinquenio 2014-2019, el expresidente debió, primero, salir del país, temeroso de las acciones de Varela, ni cuando, segundo, estuvo detenido en Estados Unidos o cuando lo extraditaron al país.
Podría pensarse que, en un afán por catalizar a su favor, la campaña antigubernamental que realizan precisamente quienes lo combatieron, el expresidente y su equipo se equivocan de blanco.
Desde sus primeros días en la dirección del país, el presidente Cortizo Cohen abogó por el respeto a la independencia de los tres órganos del Estado, escogió magistrados con una transparencia que ningún otro gobernante practicó en los últimos 30 años, y aun cuando designó a la mayoría de quienes integran el Pleno de la Corte, asumió con respeto total la decisión de noviembre pasado.
Pero lo que deja entrever la realidad política actual, es que las acusaciones contra Cortizo Cohen y Carrizo Jaén, carecen de futuro. Lo lógico sería comprender que la decisión de la Corte coloca en condiciones pareja la jornada proselitista que acaba de empezar, y cada uno de los candidatos que corre por habitar el Palacio de las Garzas en el quinquenio venidero, debería afincar sus esperanzas, más en un proselitismo limpio e intenso, y no en las limitadas posibilidades que le aporta una voz que se puede quedar sin eco, o en mejor de los casos, favorecer a quienes han sido los verdaderos rivales del expresidente Martinelli.
Son, a estas alturas, recurrentes los esfuerzos de quienes quieren excusar sus contratiempos o sus escasas posibilidades electorales en las supuestas acciones de un gobierno que ha sido, ante todo, institucional, y de un candidato que como Carrizo Jaén ha debido encarar acusaciones de toda clase, sin que ninguna de ellas ha implicado pruebas irrefutables.