• 31/03/2025 00:00

Otra vez el Canal de Panamá

Tenemos novedades, la presa es grande, las zarpas de la bestia están afiladas, misma que hace tiempo viene mostrando los colmillos. Poco a poco se desvelan sucesos que una vez más marcan a Panamá como víctima del ajedrez político internacional, país débil, sin ejército, sin más escudo protector que el amor a la patria y el orgullo nacional. La noticia que estoy narrando parece terminar, pero no termina con el absurdo cuentito de que el Canal de Panamá y los puertos de Balboa y Cristóbal son dominados por China. Para sazonar el arroz con mango, las empresas BlackRock & Terminal Investment están negociando 24 horas/día la compra de acciones de CK Hutchinson (Li-Ka-Shing) que además de Balboa y Cristóbal, incluye 43 puertos en 22 países, además cuatro terminales (¿chinos?) en Estados Unidos. Hay más que ceros y más ceros, unos veintidós mil millones de dólares ($22.000.000.000) en la mesa de negociación, no es de extrañar que BlackRock sufra interferencias de personajes maquillados y teñidos de rubio con ganas de comer pastel.

En su reciente mensaje al congreso estadounidense, el presidente Donald J. Trump como Pedro por su casa pegó otra de sus mentiritas cuando en medio de habitual perorata dijo: Hemos empezado a recuperar el Canal de Panamá; esa frase provocó la reacción del presidente José Raúl Mulino, que por enésima vez desmintió a Trump. Para que algunos visitantes comprendan, recordemos parte de la historia, el 3 de noviembre de 1903 los panameños declaramos nuestra definitiva independencia de Colombia y con la firma del Tratado Hay-Bunau-Varilla, en 1904, Estados Unidos inicia obras del canal excavando en la misma zanja abandonada por el conde Ferdinand de Lesseps, derrotado por un diminuto zancudo que mató miles de trabajadores caribeños sin excluir a la alta plana de la Compagnie Universelle du Canal Interoceanique. En 1884, Jules Dingler, director general del canal francés, vio fallecer a su pequeña hija Louise, un mes después enterró a su primogénito Jules y le siguió a la tumba Eugenie su bella esposa. El acongojado Dingler volvió a Francia para nunca regresar al odiado país de Panamá.

En la parte más feliz de este relato la historia consagra al cubano doctor Carlos J. Finlay como descubridor del vector de la fiebre amarilla y la malaria, el zancudo mosquito Aedes aegypti, hecho comprobado por el Dr. William C. Gorgas, escogido por el presidente Theodore Roosevelt para ejecutar la difícil misión de sanear las obras canaleras. Entre 1904 y 1907 fue controlado el Aedes aegypti, en consecuencia se adelantó el reloj de la historia y el 5 de agosto de 1914 norteamericanos y panameños celebramos la inauguración del Canal de Panamá, admirado y envidiado por todas las naciones del mundo. Admiración y envidia no son vocablos sinónimos, el primero inspira nobleza, el otro encubre bajos instintos que generan hostilidad, ínfulas de superioridad. La lista es larga, desde Atila hasta Putin (¿Recuerdas alguien más?).

El empeño libertario del país ha sido tan fuerte y sagaz que antes de terminar el siglo XX se firmó el Tratado Torrijos-Carter y al mediodía del año 1999 los panameños cantamos y bailamos al compás del Tambor de la Alegría, nuestro derecho de soberanía plena en el territorio nacional. Por favor, no olvidar que este pequeño istmo sobrevive a la rapacidad de poderosas naciones porque nuestros más destacados dirigentes históricos se inscribieron en la Universidad de la Patria y los mártires del 9 de enero de 1964, pagando con sus vidas se graduaron con honores máximos en la materia Soberanía Nacional.

La negociación de BlackRock & Terminal Investment rompe otra mentira de Trump, que los chinos mandaban en el Canal de Panamá. Trump tragó en seco su falsedad y como parte del juego politiquero se apropió de la personería de esas empresas informando al Congreso que están por terminar las negociaciones de los 45 puertos. Señor, ya se acabó su cuento chino, no insista en recuperar lo que jamás fue suyo. Entendidos en política internacional consideran su amenaza como una tapadera para ocultar negocios en Ucrania, Gaza o Irán... Puede ser un propósito diferente, puede que la mentira se convierta en verdad, sea que resulte una u otra, Panamá no puede dormir con un ojo abierto y el otro cerrado. Las intenciones perversas difundidas en reiteradas declaraciones provocan temor, insomnio... El grandote con su garrote tiene muchas formas de hacer daño hasta por el patológico gusto de mentir o venganza por viejas ofensas en Paitilla.

Lo bueno de todo lo malo es que nuestras elecciones del pasado mayo 2024 marcaron un cambio notable en la conducta del país. La gran mayoría de panameños rechazamos la corrupción de las capillas políticas, inclusive del partido RM. Apenas con 34 % de votos, fue electo presidente José Raúl Mulino, buenas acciones, buenas intenciones, pero arrastra un tobillo atado al bramadero del Bramador que no se cansa de bramar.

*El autor es empresario
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