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- 27/04/2021 00:00
Conservadurismo como contracultura en la actualidad
Actualmente, vivimos tiempos en que, bajo el manto de lo que es estar en boga con las ideas imperantes y que se identifican como “progresistas”, una minoría bien financiada e internacionalmente bien conectada busca avasallar a los que no compartimos su cosmovisión para lograr exitosamente imponer una multiplicidad de políticas a la sociedad panameña.
Así vemos grupúsculos, a veces por separado y otras en conjunto, manifestando su inconformidad por el “statu quo” social y con exigencias que van desde los denominados “matrimonios homosexuales” hasta patrocinio estatal para abortos. Los caracteriza, además de considerarse la “avanzada de las ideas sociales”, el hecho cierto de que no buscan convencer al resto de la ciudadanía de sus causas, sino que, contrario a la voluntad mayoritaria, se impongan, por la vía de legislaciones o de fallos judiciales, sus planteamientos sobre diversos temas.
De igual forma, ante la propagación de las ideas que conforman la agenda progresista y que viene como directriz apoyada por centros del poder global, surge una mayoría, cada vez menos silenciosa y cuya toma de conciencia se hace notar, de panameños, sobre todo jóvenes, que manifiestan rechazo ante esta clase de totalitarismo, exógeno y contrario a lo que consideran los valores de la familia panameña.
La defensa de la familia, la tradición y la propiedad en la República de Panamá, todas instituciones fundamentales que se encuentran bajo un ataque feroz, cuyo objetivo último es provocar la debacle moral de la nación y su supresión, ha pasado de autoridades blandengues que ceden la soberanía nacional ante llamados de atención de funcionarios de potencias y entes supranacionales a sectores de la sociedad, que, a falta de un denominador común, llamaré “conservadores”.
Hoy por hoy, observamos a una multiplicidad de actores provenientes de varios campos de la interacción social, a saber, católicos practicantes, evangélicos, racionalistas, patriotas, tradicionalistas, empresarios, profesionales y muchos otros, que viene intercambiando datos e inclusive organizando actos para enfrentar a este neototalitarismo de “reingeniería social” con efectividad. Es la respuesta de una sociedad cansada de la miopía de una clase política que, en su rapacidad, descuida la esencia de la patria misma y que no encuentra en los “progres” soluciones, sino agravamiento de la problemática actual.