• 02/06/2022 00:00

Consecuencias de la quema de combustibles fósiles

La gran paradoja en este tema se ubica en Estados Unidos el mayor generador de gases de efecto invernadero (...)

“Hace 65 millones de años, un asteroide acabó con el 75% de la vida en la Tierra. Hoy nos enfrentamos a otra extinción masiva, pero esta vez el asteroide somos nosotros”. Peter Kalmus científico del clima y autor con sede en Los Ángeles.

El presunto homo sapiens actual — que de sabio nada tiene— debe preguntarse a qué se debe el incremento y frecuencia de desastres naturales que golpean al planeta entero, entre otros, sequías, inundaciones, incendios, tormentas, huracanes, tornados, pérdida de ecosistemas y el calor mortal.

La respuesta no es otra que son consecuencias del irreversible cambio climático debido a la quema de combustibles fósiles, actividad que se debe parar, ya que de no hacerlo a tiempo, todo indica que está cerca el fin de la mal llamada civilización actual.

La gran paradoja en este tema se ubica en Estados Unidos el mayor generador de gases de efecto invernadero, principalmente durante el gobierno que presidió Donald Trump, quien dictó alrededor de 74 medidas dirigidas al debilitamiento de las protecciones ambientales.

El 1 de junio de 2017 prometió el retiro del Acuerdo de París celebrado entre 195 naciones con el objeto de reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI), aunque no podía hacer efectivo ese retiro sino hasta el día después de las elecciones de 2020, en noviembre de ese año, lo que hizo efectivamente.

Es deprimente observar que gobiernos neoliberales depredadores y mercaderes corruptos, ya han destruido dos tercios de las selvas tropicales del mundo, la mitad de los arrecifes de coral y el 87% de todos los humedales y, peor aún, un millón de especies ya desaparecieron de la tierra o están al borde mismo de la extinción.

Medidas urgentes:

Desarrollar campañas para ejercer la máxima presión sobre los líderes mundiales y lograr un verdadero acuerdo para salvar la naturaleza.

Defender los derechos de las comunidades indígenas, que han protegido vastas extensiones del mundo natural durante siglos.

En estas positivas actividades se distinguen hermanos originarios de la Patria Grande, entre otros: mapuches, charrúas, quechuas, aimaras, tarahumaras, mayas, lencas, garífunas, ngäbes, los Buglé, los gunas, los emberá, los wounaan, los bribri y los Naso Tjërdi.

Hay que advertir que por la defensa de sus recursos naturales, de sus territorios, de su cultura y tradiciones y por la vida, son perseguidos, masacrados, encarcelados y despojados de sus tierras ancestrales por gobiernos fascistoides, que le hacen el juego sucio a empresarios corruptos de todas partes y a la bestia -666-genocida imperialista. ..

Lanzar nuevas y fuertes campañas para redireccionar los miles de millones que se gastan en armas e inversiones en energías sucias, hacia proyectos de conservación del planeta por todo el mundo.

Detener el fracking, es decir, la perforación de la tierra en busca de petróleo.

Este funesto método consiste en un tratamiento surgido en la década de los 40, que se aplica mayoritariamente a reservorios no convencionales con el fin de estimular la extracción de hidrocarburos. Durante este proceso son generadas fracturas artificiales en la roca mediante la inyección de fluidos a alta presión –Wilkipedia.

En esta criminal actividad se usan diversas sustancias que representan peligros para la salud humana y el ambiente, como riesgos de explosión, contaminación de acuíferos, generación de sequías en fuentes de agua, rupturas de las capas de suelo subterráneas y serios problemas en las áreas de ganadería, agricultura y turismo.

Advertimos que nuestro empobrecido y rico país —Panamá— no escapa a la triste realidad planteada, que se agrava por la existencia de minas a cielo abierto —Petaquilla y Remance—, por ahora, funesta actividad que destruye los recursos naturales, entre otros, miles de kilómetros de bosques en Donoso, Coclé y lo hará en Veraguas. Contamina todo y genera graves impactos ambientales y sociales, mientras la llamada sociedad civil y las autoridades competentes miran hacia otro lado. Por eso hacemos nuestro el lema de los ambientalistas panameños: “Panamá Vale Más Sin Minería”.

Periodista y escritor
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