• 13/02/2024 00:00

Conflictos armados internos

Estas son las situaciones de países de nuestra región. Conflictos armados internos provocados por el poder de las pandillas. Ecuador y El Salvador. Azotados por las organizaciones criminales con algunas similitudes en Panamá.

Bukele hizo su victoriosa campaña política, comprendiendo la preocupación de su pueblo, este lo recompensó, con base en su exitosa estrategia de seguridad, diezmó a la gran mayoría de los grupos criminales criollos que atormentaron por años la vida del salvadoreño y alimentaban la ola de migrantes a los Estados Unidos. Los votantes dejaron a un lado las reglas y modelos de la democracia.

Y la gran lectura de democracia: no está en riesgo ni erosionada. Simple, todo el pueblo votó por él. Y le dieron su voto por los resultados. Aplastó a las pandillas.

Para entender el fenómeno de El Salvador, que en dos años pasó de ser uno de los países más peligrosos del continente, al país más seguro, que ver el papel estratégico de las Fuerzas Armadas de El Salvador (FAES), un ejército con una experiencia de combate, cuando enfrentó por años en una guerra interna (1979-1992) a la poderosa guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Este poder militar sometido al poder civil viene desarrollando exitosas operaciones de defensa y seguridad interna.

En dos años Bukele, aplicando el poder del estado, alcanzó éxitos y resultados para su pueblo. Diseñó un plan exitoso de defensa y seguridad interna, priorizando las acciones dirigidas al frente interno.

Al igual que en Ecuador sus Fuerzas Armadas están pacificando a su país, defendiendo a la democracia; están derrotando al crimen organizado.

Las políticas de pacificación interna en El Salvador y en el Ecuador nos dejan unas lecciones muy claras para Panamá.

Privilegiar a las políticas de defensa interna. Ambas fuerzas armadas tienen visiones muy claras de la defensa de la soberanía, mantener el orden interno y la tranquilidad de sus países. Los militares tienen un mayor rol en seguridad interna, cuando las fuerzas de policía no tienen las capacidades suficientes para enfrentar el nivel de criminalidad. Las capacidades del poder militar tienen la fuerza para tomar el control de áreas o territorios donde los grupos del crimen organizado ejercen su poder y pueden capturar a jefes de alto nivel de esos grupos criminales. Imponer la ley y el orden.

Hoy Panamá mantiene escenarios de inseguridad muy similares a los de El Salvador y Ecuador. El poder de las organizaciones criminales, el ataque constante de los sicarios, las cárceles operando como puestos de mando y la narcopolítica.

Revisar las actuales políticas de seguridad que no están ofreciendo beneficios directos a Panamá. El aumento de la osadía de los criminales sicarios, operando sin temor a la Policía, la gran infiltración de las organizaciones criminales en la política, en la Policía y en el Ministerio Público son graves amenazas para la estabilidad interna de Panamá.

Estamos frente a un escenario de cooptación y reconfiguración del estado nacional. Paso previo a lo que sucedió en el Ecuador.

Ecuador en el 2023 ocupó el tercer lugar en capturas de drogas en ruta al Norte y Europa. Siguiendo los lineamientos de la política antidrogas de los Estados Unidos, de priorizar las operaciones de interdicción, priorizar el frente externo. Pero su frente interno estaba controlado por las organizaciones criminales en todos los niveles de la sociedad en la política, las cárceles, una policía cooptada, igual está pasando con nuestro país.

El próximo gobierno está obligado a revisar la actual política de seguridad que hoy priorizan las operaciones del frente externo, empeñando grandes recursos, inteligencia y equipo en las operaciones de interdicción de drogas que pasan por Panamá con destino a Estados Unidos y Europa.

Reformar los métodos operativos de seguridad y adaptarlas, privilegiando el interés nacional, empeñar la misma cantidad de recursos e inteligencia para atacar al frente interno. Para que no quedemos como El Salvador y Ecuador.

El autor es mayor. Analista de seguridad y defensa
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