• 10/06/2023 00:00

La comunicación política en la era de la posverdad

“Los ciudadanos también tenemos un papel fundamental en la lucha contra la posverdad. Debemos ser críticos y exigentes, buscar fuentes confiables y contrastar la información antes de aceptarla como verdad”

En la era digital, la comunicación política se enfrenta a un desafío sin precedentes: la posverdad. Este fenómeno ha permeado en la esfera política, generando un impacto significativo en la forma en que se transmiten los mensajes, se construyen las narrativas y se moldea la opinión pública.

Por lo general, la comunicación -como concepto- se puede asociar a ser el motor de la verdad humana. Pero ¿qué es la posverdad? Fernando Broncano la define como: “La industria y manufactura de los mensajes que producen reacciones emocionales que son independientes de su relación con la realidad. (...). Una forma sistémica y manufacturada de la circulación de la información en los medios de comunicación”.

En otros términos, la posverdad (La indiferencia por la realidad) es la desinformación llevada a su grado extremo, el reino del adormecimiento, la construcción infinita de mitos, de relatos fabulosos sin ningún correlato con lo real, pero que sirven a alguien.

Ahora bien, cuando hablamos de la posverdad en los procesos electorales, hacemos referencia a la manipulación de la información y los hechos para influir en la opinión pública, en lugar de basarse en datos objetivos y verificables.

Los discursos vacíos de contenido, las promesas exageradas y las afirmaciones sin fundamentos dañan la credibilidad de los políticos y generan cinismo entre los ciudadanos.

Ahora bien, para poner un contexto a lo que vivimos, la difusión de información engañosa o falsa mina la credibilidad de los líderes y afecta la participación ciudadana en los procesos políticos. Aunado a esto, las redes sociales y la rapidez de la información en línea han facilitado la propagación de noticias falsas. Los bulos y las teorías de conspiración se extienden rápidamente y pueden influir en la opinión pública, distorsionando la realidad y generando polarización.

Por todo lo antes expuesto, para combatir un fenómeno cancerígeno como este en la era en la que vivimos, es crucial que los líderes políticos sean responsables y transparentes con sus ideas. Deben proporcionar información basada en hechos, respaldada por pruebas y datos verificables. Es necesario que eviten el recurso a la retórica divisiva y engañosa que solo busca polarizar y manipular a la sociedad.

Los ciudadanos también tenemos un papel fundamental en la lucha contra la posverdad. Debemos ser críticos y exigentes, buscar fuentes confiables y contrastar la información antes de aceptarla como verdad. No debemos permitir que nos manipulen con emociones y prejuicios, sino basar nuestras opiniones en datos reales y argumentos sólidos. El pensamiento crítico nos empodera y nos protege de la manipulación y desinformación. Es una herramienta poderosa que nos permite tomar decisiones informadas, desarrollar soluciones creativas y contribuir al progreso de nuestra sociedad.

En estos tiempos preelectorales, la comunicación política debe ser un medio para informar y generar un debate saludable sobre los asuntos públicos. Por ello, debemos exigirle a todas y todos -personas que aspiren a cargos públicos- que sean responsables en su discurso y que prioricen el interés general sobre sus agendas personales.

En la era de la posverdad, la comunicación política enfrenta desafíos significativos. Para mantener la confianza en las instituciones y fomentar una sociedad informada, es fundamental que los actores políticos asuman su responsabilidad de promover una comunicación basada en la verdad y los hechos verificables. Además, los ciudadanos debemos ser conscientes de la importancia de verificar la información y buscar fuentes confiables. Es responsabilidad de todas y todos, tanto de los políticos como de los ciudadanos, luchar contra este fenómeno y promover una comunicación basada en la honestidad, la evidencia y el respeto por la verdad. Solo así podremos construir opiniones sólidas y contribuir a un debate democrático informado.

(*) Dirigente estudiantil universitario. Presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá.
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