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Para algunos historiadores, el fenómeno de la globalización siempre ha existido. Otros sostienen que empezó en la modernidad, y hay un grupo más que la enmarca con la primera revolución industrial del siglo XVIII, auspiciada por las revoluciones liberales de las 13 colonias en 1776, y la Revolución francesa de 1789 y su postulado de “liberte, igualite y fraternite”.
Coincido con la investigación del historiador Puentes Palencia, en que la globalización ha existido desde siempre, porque cada invento tecnológico, por citar un ejemplo, cuando se ha propagado ha sido un triunfo global y que involucra a toda la especie, la utilización del fuego y su domesticación permitió al homo sapiens triunfar sobre un medio natural plagado de fenómenos. La invención de la agricultura permitió pasar del nomadismo a la construcción de aldeas y ciudades. La utilización de la rueda permitió un avance ante otros pueblos que no la usaban; la técnica para malear el hierro creó la edad del hierro, en donde los ejércitos hititas triunfaron sobre sus oponentes con armas de bronce.
Todos estos inventos fueron transmitidos a varios pueblos y de generación en generación, y cada avance o retroceso está inmerso dentro de una globalización.
¿Pero que requisitos están en el trasfondo de lo que denominamos un proceso globalizante? Porque la globalización no es solo económica, abarca todas las actividades y quehaceres de las comunidades humanas en el tiempo y en el espacio.
En la obra del ya mencionado autor: Globalización y modernidad, se expone que hay cuatro formas de globalización, la primera:” el localismo globalizado”, se refiere a que toda globalización tuvo siempre un eje central basado en “grupos locales” combatiendo entre sí.
El triunfo de uno, entre varios grupos locales que son reducidos, endémicos, pero su capacidad, resiliencia o fortuna los convierte en los triunfadores y de esa manera exportan su forma de pensar, de vivir, de crear cultura, de producir economía y formas políticas, con lo cual ese localismo logra convertirse en una pauta global para otras culturas, sociedades, pero dentro de un proceso histórico en desarrollo. Ejemplo, la lucha por la reconquista de la península ibérica, es un proceso amplio que llevaba siglos, con la participación de varios reinos cristianos ibéricos, al final solo un localismo trascendió más que otros, el reino de Castilla encabezado por la reina Isabel, y el reino de Aragón y su rey Fernando, vemos un proceso se tomar la península ibérica y hasta ahí hubiese alcanzado su triunfo, pero este se extiende, porque hay un proceso aún mayor: la era de los descubrimientos que marca la modernidad, ese triunfo local permite la llegada del navegante Cristóbal Colon, lo demás es palpable, hoy en día no hablamos navarro, gallego o catalán, nuestro idioma es el castellano.
La segunda forma, “globalismo localizado”. Es la política de los países de la “primera esfera”, que son estados-nacionales pero sus gobiernos practican una economía de producción de bienes e imponen mercados mundiales donde se fijan los precios de cada mercancía. Los recursos y las materias primas sirven al desarrollo de esos países de la primera esfera, que tiene un gran poder tecnológico, militar y económico. Y logran imponer su fuerza económica sobre otros estados nacionales.
Ejemplo: la implementación del monocultivo en varias regiones de América y África conllevó a que otras potencias y no el localismo propio, lograse ni siquiera tener una opinión sobre el tipo de actividad que se le implementaba. Es la “economía de las cañoneras” muy propia de los siglos XVI-XIX en todo el mundo, y del siglo XXI actual la” economía de los satélites”. Otro ejemplo sería las zonas francas de comercio como la establecida por los británicos en la China de los manchúes tras perder la guerra del opio y la guerra de los “boxers” en Hong Kong.
La otra forma es el cosmopolitismo, en ella están los estados nacionales aliados al mundo de la primera esfera, y a su vez mantienen alianzas entre sí, ejemplo, la ONU, OEA, las ONG, OMS, los derechos humanos y en el siglo XX” el Movimiento de Países No Alineados” y “exportadores de banano” etc. Pero estos no dominan el precio del mercado mundial, no tiene por sí mismos la fuerza financiera, militar ni la tecnología, por ello son codependientes del mundo de la primera esfera.
Y por último tenemos a la cuarta forma: “la herencia común de la humanidad”, esta globalización plantea que hay problemas que nos atañen a todos los seres humanos como especie y habitantes de este planeta: la conservación de la naturaleza y la exploración espacial. Está sustentada en la realidad del avance de las ciencias y de las tecnologías, en la ampliación de nuestros conocimientos sobre cosmología y una ética universal. Como vemos, el fin último de la globalización se expande hacia lo que aún no conocemos. Por ahora “urbi et orbi”, de la ciudadela para el mundo, o más bien de un localismo hacia la globalización. Salud compatriotas... ¡Dios con nosotros!