El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...
Teniendo en cuenta el elevadísimo nivel de apertura comercial y financiero de la economía panameña, resulta imperativo el análisis del contexto económico internacional, con el fin de tener en cuenta su impacto sobre la situación en nuestro país. El problema reside en que dicho contexto es al presente definitivamente complicado.
En el caso de Estados Unidos ya antes del pleno despliegue de las políticas de la administración Trump, la economía mostraba graves problemas. Es así que en enero del presente año los precios al consumidor mostraron un alza interanual del 3,0 %, mientras que la llamada inflación básica, que excluye los precios de los combustibles y los alimentos, fue durante el mismo período de 3,3 %.
Se trata de una situación alejada de la meta de la Reserva Federal de una inflación de solo 2,0 % anual, por lo que no es de esperarse un avance en la reducción de la tasa de interés que estimule el crecimiento económico. Esto se da en un contexto en que, como lo señala Michael Roberts en un reciente artículo titulado Un olor a estanflación, la economía de Estados Unidos empieza a dar signos de fatiga. La argumentación de Roberts es la siguiente: “La economía estadounidense se expandió en un 2,3 % anualizado en el cuarto trimestre de 2024, el crecimiento más lento en tres trimestres, por debajo del 3,1 % del tercer trimestre”, a lo que agrega que “el índice de la actividad económica para Estados Unidos cayó a su nivel más bajo desde abril pasado.”
La situación no es mejor en el Reino Unido donde se espera que la tasa de inflación adquiera un nivel de 2,8 interanual en enero, mientras que se espera que ese país muestre un crecimiento de apenas 0,75 % durante el 2025. Los elementos de estancamiento con inflación también se manifiestan en la zona euro, donde con una economía prácticamente estancada, se observó una inflación interanual de 2,8 % en enero, por arriba del objetivo propuesto del 2,0 % a fin de año. Por otra parte, Japón registró una inflación interanual del 3,6 % en diciembre del año pasado, en una situación en el que el PIB de ese país creció en apenas 0,1 % durante el 2024.
Los problemas aquí señalados dentro de los llamados países de centro tenderán a agravarse en la medida que la política del señor Trump siga desplegando sus políticas tanto arancelarias, como de recortes al gasto público, cuyo objeto es crear espacio para un recorte drástico de los impuestos de los sectores más ricos de ese país. Se trata de la vuelta a la llamada Economía del Lado de la Oferta, que, como se ha demostrado en la práctica, más que inversión y crecimiento, genera un incremento en el déficit fiscal.
Es importante destacar que los avances de la política impositiva de Trump, no solo llevarán a un incremento de la inflación interna dentro de los mismos Estados Unidos, sino también a todo un impacto negativo en el sistema de cadenas de valor global, capaz de generar retrasos y carencias en términos de los suministros de insumos, que, además de efectos inflacionarios, afectarían los niveles de producción. Nuevamente, para decirlo en palabras de Michael Roberts: un olor a estanflación.
Por otra parte, Michael Hudson, quien es profesor de Economía de la Universidad de Missouri, alerta sobre el grave impacto que la política arancelaria de Trump tendría sobre las finanzas internacionales, producto de su efecto sobre la dotación de divisas de los países afectados por las mismas, especialmente en el caso de los menos desarrollados. Refiriéndose a la política arancelaria y de deportaciones de Trump, Hudson señala que estos últimos países se verían impactados de manera más que significativa en sus fuentes de captación de dólares, lo que inmediatamente significaría devaluación e inflación, pero que también los podría llevar a una situación de default frente al servicio de su deuda externa denominada en dólares. Esto, obviamente, generaría una nueva crisis de la deuda.
Se trata de un contexto internacional con capacidad de afectar negativamente a la economía panameña. Esto se da en un contexto en que diversas empresas locales han venido desarrollando en fechas recientes una política de despidos masivos, mientras que el gobierno, incapaz de resolver el déficit fiscal reduciendo la evasión fiscal, amenaza con una política de austeridad, dedicada al achicamiento del Estado con despidos también masivos.
Nos encontramos, entonces, frente a la posibilidad de un momento en que en nuestro país también quedemos impactados por la tendencia que apunta hacia la estanflación. Lo peor del caso es que esto se va a dar frente a un ministro de economía y finanzas incapaz de generar una estrategia dirigida a la protección de la población.