Ciudad de la Salud: un reto en mantenimiento

Observo detenidamente el despliegue informativo en los medios de comunicación relativo a las instalaciones de la CIUDAD DE LA SALUD (Cidelas), que finalmente parece estar lista para brindar mejor calidad en los servicios de salud a los ciudadanos y de allí surge la inquietud de expresar algunas recomendaciones desde mi punto de vista como profesional de la ingeniería.

¿Qué podemos hacer para que este segundo “elefante blanco” perdure en el tiempo tal como lo acaban de recibir los usuarios del mismo? Con esta interrogante como premisa principal nos aventuramos a responder que la única manera de que este nosocomio cumpla el cometido para lo cual fue construido, es que desde las más altas instancias gubernamentales se promueva un proyecto de ley para que se constituya un patronato que vele por un mantenimiento efectivo y con transparencia.

Dicho patronato debe procurar que este centro médico reciba las partidas presupuestarias necesarias, dejando poca intervención a las manipulaciones burocráticas y políticas que, por años, han secuestrado nuestro sistema de salud pública y así garantice que bajo ninguna circunstancia este hospital se detenga en prestar los servicios a los asegurados por falta de mantenimiento que son los verdaderos dueños de este nuevo inmueble.

Muchos estarán de acuerdo conmigo con esta idea, porque es la única manera, como dije al inicio, de no perder en el tiempo tan importante obra. Lo fundamental en esta instalación son los equipos biomédicos y los sistemas electromecánicos que son en su mayoría dinámicos y los cuales deben recibir un mantenimiento oportuno en base a las recomendaciones del fabricante.

Siento el compromiso de expresar mi opinión en esta materia por el respeto que merecemos los ciudadanos y el respaldo de 50 años de experiencia como profesional idóneo de la ingeniería. Siendo asesor en temas de mantenimiento para la Caja de Seguro Social, hace algunos años, pude vislumbrar al menos algo de la magnitud de los problemas que tiene esta institución precisamente por la falta de mantenimientos preventivos oportunos y correctivos que no tomen años.

El patronato deberá velar para que se conforme una directiva multidisciplinaria donde sus integrantes se alejen de toda injerencia política y puedan trabajar sin presiones de ninguna índole y garantizar así que todo funcione como un reloj suizo; si no se logra, es muy probable que esta inversión, sometida a los vaivenes del actual sistema de administración, se deteriore rápidamente, perdiendo así la posibilidad de brindar servicios médicos hospitalarios de primera categoría a todos los que allí acudamos, tal como sucede en la actualidad con muchas de las instalaciones existentes.

Sabemos que la cultura del mantenimiento no está inserta en el ADN del panameño, pero es importante saber que podemos y debemos comenzar. Qué mejor manera de hacerlo que logrando que esta obra sea un ejemplo para los países de la región en las buenas prácticas de mantenimiento. Los panameños podemos lograr grandes cosas si nos unimos en un proyecto que rompa los esquemas tradicionales y nos permita, siempre con los controles legales adecuados para evitar despilfarros y malversaciones con la bandera de hacerlo todo rápido y mejor.

Sólo con interés genuino de colaborar podemos cuidar lo que a fin de cuentas ha salido del bolsillo de todos. Esperamos que esta sugerencia no caiga en saco roto y nuestros gobernantes, tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo, puedan impulsar un esquema de administración bajo esta figura del patronato, que haga que todo se vea reluciente y, sobre todo, funcionando como el primer día.