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- 11/07/2023 00:00
La ciudad a la palestra
La ciudad, según el censo, es la población de características urbanas de más de 1500 habitantes. Si aplica o no esta definición es irrelevante. En la época colonial la calificación de ciudad era prerrogativa de la Corona española de allí, la existencia de localidades inferiores como La Villa, que no obtenían el de ciudad. En nuestro medio la más conocida es La Villa De Los Santos en Azuero. Diversas opiniones de esta temática han estado en el foco de arquitectos, urbanistas y especialista interdisciplinarios. Hoy día, el título de ciudad aplica tanto a la capital del país como aquellas provinciales, entre otras. La Ley 6 de 1 de febrero de 2006 es el marco normativo del Ordenamiento Territorial que aborda el tema, aplicado al desarrollo urbano. O sea, a aquellos denominados urbanizaciones.
Recientemente, el artículo de opinión “Diseño de nuestras ciudades”, del arquitecto Raúl de Obaldía (La Estrella de Panamá 29/6/23), reflexiona puntos y conceptos interesantes y acota:
“Otro concepto, vinculado a la trama urbana, es la base que produce la forma de la ciudad, allí la conformación de la manzana (sus espacios públicos y privados) y la continuidad de la calle, revelan la configuración del espacio público como una totalidad”.
El escrito de De Obaldía logró remitirme al ensanche de la ciudad de Barcelona por el urbanista Idelfonso Cerdá, 1860, algo que, a mi juicio, fue como crear una megaurbanización que permite reformar una ciudad medieval a una ciudad moderna. Años antes, 1852, había iniciado la transformación de la ciudad de París por el prefecto Georges Eugène Hausseman en el III Imperio Napoleónico.
¿A dónde quiero llegar? A lo siguiente: si desde aquel entonces ya el urbanismo de la Corona española, implantado en América con las ordenanzas de Felipe II, con buenos resultados, la traza urbana en damero utilizada aparece en la ciudad de Panamá tras su traslado a su nueva ubicación, 1673, en lo que es hoy el corregimiento de San Felipe, llamado Catedral o Casco Antiguo, con su plaza mayor, que no podía faltar, alrededor de la cual aparecen los edificios públicos y su iglesia mayor.
La trama urbana, que da forma final a las ciudades en el país, es diversa. Puede ser cuestionada al dejar de utilizar un patrón de diseño que le dé orden y sentido a su propia expansión o sea su alineamiento horizontal armónico con conectividad vial eficiente interna y externa.
Lo he analizado, actualmente, en nuestras ciudades ya no existe un patrón de diseño como tal; lo que sí existe es un crecimiento urbano basado en el desarrollo de urbanizaciones o fraccionamientos variables en forma y tamaño, yuxtapuestos entre sí. A ello agreguémosle los fraccionamientos generados por los asentamientos informales que complican aún más las cosas, desconectados entre sí y de vías públicas importantes con sus consabidas dificultades de infraestructura básica.
En las ciudades de Colón, David y ejemplos puntuales la de Panamá, hay una lectura reticular del plano por manzanas. No obstante, perdieron la posibilidad de expandir su coherente traza original. El desarrollo urbano actual, habitacional y comercial, es lineal, dispuesto o conectado a importantes vías locales o nacional. Replicar una traza ortogonal es irrealizable.
Prevalecerá, entonces, el plano urbano originado por urbanizaciones aisladas unas y yuxtapuestas otras en la periferia urbana, sin alcanzar el carácter de ciudad, son parte de ella, rodeándola.