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- 03/07/2022 00:00
China o Estados Unidos: una falsa
A menudo se nos confronta con la idea de que debemos escoger entre EUA y China. Pero ésta es una falsa disyuntiva, ¿Por qué?
La Organización de Naciones Unidas (ONU) fue concebida para crear un orden internacional que evitase nuevos conflictos después de la Segunda Guerra. Sus fundadores pensaron que los nuevos Estados debían ser libres, independientes y soberanos.
Libres de toda atadura; independientes de poderes extranjeros; soberanos dentro de su integridad territorial, para que los pueblos decidan su política tanto interior como exterior sin injerencias externas.
Nada ha cambiado en los postulados fundamentales de la ONU, a pesar de la Guerra de Corea, la Segunda Guerra, la Guerra Fría, la Guerra de Vietnam, la Guerra contra el “Terrorismo” o la destrucción de Yugoslavia y el Medio Oriente, mal llamada “caos constructivo” en EUA.
La ONU no contempla la posibilidad de que se reproduzcan internacionalmente las desigualdades de la Edad Media o la Época Moderna, como en la relación amo-esclavo; señor feudal-siervo; capitalista-proletario, ni que la organización fuera una idílica reunión de pastores con sus ovejas.
En el orden colonial, ello significó la descolonización de regiones sometidas a potencias, esencialmente europeas, como Reino Unido, Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, Italia, España y Portugal.
La China sufrió el “Siglo de la Humillación”, en el curso de la Primera Guerra del Opio (1839-1841), el colapso de la Dinastía Qing, la República de 1912 y la fundación de la República Popular China (1949).
Fue demoledora y devastadora la opresión de Reino Unido, que calumnió con el peor calificativo a China al considerar a su pueblo como “el hombre enfermo de Asia”. Sin embargo, ahora no es China sino EUA verdaderamente “el país más enfermo del mundo”.
En consecuencia, no hay cabida en la ONU para una jerarquización entre Estados dominantes y países vasallos, entre potencias y protectorados, entre imperios y satélites. Todos somos Estados igualitarios. Ello deja por fuera a las alianzas militares, que deben ser proscritas, como la OTAN, y las sanciones unilaterales, que intentan imponer intereses intervencionistas.
A pesar de los reveses de la ONU, la estructura y el sueño original se mantienen incólumes.
Panamá no necesita estar bajo las órdenes de EUA o de China, sino escoger el sistema que mejor satisfaga sus necesidades. Nuestro deber es acatar el Derecho Internacional, la Carta de la ONU, las decisiones y resoluciones de su Consejo de Seguridad y su Asamblea General, y exigir respeto a nuestra decisión.
Debemos mantener relaciones de amistad y cooperación con todos los países, sin discriminación de ninguna naturaleza, porque nuestra vocación histórica como Centro nos obliga a practicar la paz internacional y a cooperar en el desarrollo de los pueblos.
El mundo se debate entre un orden internacional unilateral y anacrónico impuesto desde arriba y que está al borde de la debacle, hegemonizado por EUA, y un Nuevo Orden Internacional emergente y pujante que será producto de la acción multilateral, propulsado, entre otros, por China, Rusia, India, Brasil, y Sudáfrica.
¿Podrá Panamá trascender los límites asfixiantes de Washington, salirse del redil y unirse al coro de los países que desean “respirar los aires de la libertad”?
No faltarán voces admonitorias y aprensivas que gritarán, con ecos retardados de la Guerra Fría, ¡no al comunismo! Pero Rusia no es socialista ni comunista. En China se practica un socialismo con peculiaridades chinas, pero Pekín no tiene como objetivo extrapolar su sistema político a ningún otro país, mucho menos a un país tan caotizado e inmanejable como Panamá.
Por el mismo motivo, rechazamos que EUA, por un lado, y China y Rusia por el otro, sean vistos como partes en una confrontación entre Democracia y Autoritarismo. Si observamos detenidamente, encontraremos más Democracia en China, donde todo le pertenece al pueblo, y más Autoritarismo en EUA, cuyos dineros para el gasto social se despilfarran en armas y guerras insensatas, en tanto que su férrea manipulación de los medios desdicen de su sacrosanta “libre expresión”, bastión de la pretendida democracia.
Por lo tanto, escoger entre EUA y China es una falsa disyuntiva en el marco de la ONU, en tanto que contrastar la “democracia” de EUA con el “autoritarismo” de China, no deja de ser una burda simplificación para eludir un tema serio. Si nos guiásemos por sus resultados, no hay duda de que China pica por delante en casi todo.