• 07/11/2019 12:04

Chile, más allá del desencuentro

No se puede tener un diagnóstico certero, aunque todos coinciden en la “inequidad a lo largo del tiempo” que no supo ver ninguno de los presidentes...

Desde el año 1973 cuando es derrocado Salvador Allende, primer presidente marxista de Chile, se producen cambios rotundos en el pensar y en el devenir de este país. 

El pensamiento chileno se divide, con la dictadura de Augusto Pinochet, que se prolonga hasta 1990, entre los que apoyan la mano dura del dictador y los qeu tuvieron que abandonar su Chile y exilarse en varios otros países, incluyendo Panamá, que dio casa a esta marea de maravillosos chilenos, trabajadores y comrpometidos, porque así son. 

Parafraseando una de sus canciones, Chile le da la mano al amigo que pasa o al que se va y solo cierran los brazos para abrazar.

Es por eso que hemos visto de forma lamentable estos últimos sucesos violentos en los que el pueblo chileno no encontró el diálogo, más bien se desencontró y prefirió liarse a golpes y piedras, quemar sus propios activos como su maravilloso metro e incendiar sus supermercados para luego ver con dolor en los medios televisivos chicos con escobas barriendo la calle y recogiendo los escombros que en un momento de rabia y por el desgaste de años, ellos mismos dañaron. 

No se puede tener un diagnóstico certero, aunque todos coinciden en la “inequidad a lo largo del tiempo” que no supo ver ninguno de los presidentes, -ni de izquierda ni de derecha- y que hoy estalla en una lucha que enfrenta a chilenos contra chilenos: los carabineros son chilenos; en todas las comunas y también en los barrios de clase alta habitan chilenos. 

Unos y otros vieron pasar los gobiernos y fueron mudos testigos del aumento de la luz, de la comida, de los malos servicios médicos, del salario mínimo de hambre así como las pensiones de jubilación. 

Pero quisiera destacar otros singularidades de Chile, país al que le tengo gran cariño, al Chile de amigos entrañables, cálidos, tranquilos, personas que se despojan de lo que tienen para dárselo al que lo necesita, pero esto no lo vieron los distintos gobernantes.

Ellos han mirado sin ver el alto grado de cultura de los chilenos; el nombre de Chile lo han dejado en alto 46 importantes escitores, entre ellos Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Nicanor Parra y Roberto Bolaño.

Igualmente Chile ha contado con más de 40 poetas importantes que trascendieron mas allá de sus fronteras, 18 dramaturgos, 52 humoristas, y qué decir de la nueva canción que nace a partir de 1973 con Victor Jara, Violeta Parra, Illapu o Inti Ilimani. 

La red de bibliotecas públicas de Chile es hoy por hoy la mejor de América latina, abrazan la educación como agente de cambio para todos y mantienen una cultura viva de sus raíces mapuches, de sus costumbres que defienden a ultranza.

Esta terrible situación que vive Chile es “el todo, una suma de muchas partes”, que gobierno, sociedad civil y políticos deben entender que puede volver a suceder si no dirigen la mirada a esta inequidad y mejoran los ingresos de los ciudadanos de un país que hasta hace poco mostraba indicadores de crecimiento y que era mencionado por todos como ejemplo de democracia y donde reinaba la perfección mientras por debajo de cocinaba un descontento inimaginable que solo entre chilenos se puede corregir para que este pueblo de gente buena vuelva a tener la paz que hoy no reina en sus hogares.

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