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- 10/11/2023 00:00
Cerro Petaquilla, hoy la minería, origen de Castilla del Oro
El letrado Gaspar de Espinosa, llegó a Natá en 1516, expresamente a buscar el famoso “tesoro de Badajoz” había viajado a Acla, después Santa María La Antigua, en el hoy Golfo de Urabá, en el Darién de Colombia, participando de la más grande expedición del reino de España a América, especialmente dirigida por el militar de confianza de los reyes católicos de España: Pedrarias Dávila, con su esposa, en abril de 1514, organizada por el mismo rey Fernando de Aragón, constaba de 17 barcos, con 1,500 hombres, caballos, animales domésticos, semillas de trigo, cebadas, avena y de legumbres, también arados de tiro animal para producir comida con los métodos de la madre patria España, también mucha pólvora y deseos de oro. Cristóbal Colon, en su cuarto viaje a América en Octubre de 1502, llegó a nuestro istmo pasando mucho tiempo entre Bocas de Toro y Veraguas, por tener que reparar sus naves en la desembocadura del río que denominó Belén, donde pasó esa Navidad. Fue ahí donde tomó preso al Cacique Quibian, que se le escapó. Desde ahí Colón escribió al rey Fernando y a la reina Isabel, su famosa carta de su cuarto viaje a América, donde describe la inmensa cantidad de oro que habían visto que tenían los indígenas, de esa región información que usaron los reyes para denominar a nuestro Panamá: Castilla del Oro. En ese momento de la historia los reyes de España, no sabían del descubrimiento del Océano Pacífico, por Vasco Núñez de Balboa, el 25 de septiembre de 1513, en lo que es hoy el Golfo de San Miguel, y la desembocadura del río Tuira, frente a La Palma, capital de la provincia de Darién.
Gonzalo de Badajoz, sobreviviente de la expedición de Diego de Nicuesa (1510-1511) después de descubrir Nombre de Dios, en el Atlántico trató de llegar al Pacífico donde le indicaban los líderes indígenas, había mucho oro. Badajoz, organizó y convenció a sus superiores en Acla de su expedición en 1515, cruzando la cordillera central entre Capira y Cerro Campana, logrando bajar a los Llanos del Chiru, hoy Antón, donde inicia el Golfo de Parita, jurisdicción de Natá de Los Caballeros, posteriormente.
En su recorrido con sus hombres en lo que sería el territorio del cacique París o Parita fue visitado por este y sus secuaces para ofrecerles como regalo a sus mujeres o es pavés alrededor de 80 pectorales y otras piezas de oro laminado suficiente para ataviarse él, Badajoz y sus hombres. A los pocos días siguientes, cuando la alegría no le había pasado como tampoco el deseo de encontrar más oro, guerreros enviados por su jefe el cacique los emboscaron y quitaron todas las piezas del preciado tesoro y primera muestra fehaciente que la información manejada por Diego de Nicuesa, años atrás era muy cierta. Emprendieron la búsqueda del “Tesoro de Badajoz” desde ese momento, arrebataron canoas a los indígenas y navegaron por el Golfo de Parita, hoy y por algunas Islas de la Bahía de Panamá, colonizándolas. Con mucha tristeza regresaron a Acla o Santa María Antigua del Darién.
El letrado Gaspar de Espinosa, hombre confianza de Pedrarias Dávila, que no había tenido éxito en Acla o Santa María La Antigua del Darién, con su expedición por falta de alojamiento y comida y por enfermedades habían muerto la mitad de los peninsulares. Decidió junto a los osados: Francisco Pizarro, Diego de Ojeda y Diego Benítez, con 200 hombres, 10 caballos, perros feroces, armas y mucha pólvora para recuperar el “Tesoro de Badajoz”. Llegando a Natá encontraron un inmenso asentamiento humano con una organización y avanzada cultura constatada en los hallazgos que están en el Parque Arqueológico de El Caño de Natá y en El Sitio Conté, desde 1930, por el desbordamiento del río Grande, donde encontraron piezas arqueológicas, entre ellas una semejante a un jaguar como a una máquina agrícola con una piedra de esmeralda en el lomo.
Había mucha comida a base del cultivo de maíz, grano desconocido por los españoles, que cultivaban los indígenas en los fértiles suelos aluviales del hoy Golfo de Parita, muchas cultivadas en la actualidad en arroz, maíz y caña de azúcar para la industria azucarera.
Según el profesor Olmedo Domingo Oberto, el río Zaratí sub-cuenca del río Grande para los aborígenes significaba “río del maíz”, el también historiador coclesano, Gaspar Rosas Quirós, asegura que a Natá se le denominó “ El granero del reino”.
El “Tesoro de Badajoz” fue recuperado en dos partes por Gaspar de Espinosa y sus hombres. La primera cuando atacó muy cruentamente al cacique y a todas sus fuerzas, valiéndose de caballos con su jinete que atemorizaron grandemente a los indígenas por ser un animal desconocido por ellos. Así recuperó una parte del tesoro en Cerro Quema de Tonosí, donde lo habían llevado para esconderlo. La otra parte cuando llegó a las tierras del cacique Parita en la segunda expedición desde Santa María La Antigua, y estaban en los rituales por el funeral del cacique Paris o Parita, que lo habían vestido de oro laminado. Emprendió un feroz y cruento ataque contra los asistentes para recuperar la otra parte del tesoro. Esta acción ha sido señalada por la historia como inhumana porque también tomó como esclavos a gran cantidad de aborígenes para usarlos en la construcción de la ciudad de Panamá La Vieja, por su jefe Pedrarías Dávila.