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- 22/11/2022 00:00
Sobre Catar, Panamá y sociedades hipócritas
Mucho se ha estado difundiendo, por diversos medios de comunicación, acerca del régimen de violación de derechos humanos que predomina en Catar, ahora que es sede del mundial de futbol. Que si maltratan a los trabajadores inmigrantes a nivel de semiesclavitud, que si reprimen con dureza a las poblaciones LGTBQ, a las mujeres, a los trabajadores migrantes o no, etc.
“En Catar los trabajadores no tienen derecho a huelga ni a afiliación sindical y se exige una sumisión absoluta al patrón por parte de los trabajadores migrantes” (Fonsi Loaiza, Qatar. Sangre, dinero y fútbol, 2022).
La cuestión es quiénes son los que cuestionan y si quienes lo hacen no incurren en comportamientos parecidos o siendo cómplices de ese tipo de conductas institucionalizadas; con frecuencia, quienes cuestionan son parte de las más variadas complicidades de eso que se condena, tanto como quienes guardan silencio. De esto hay por doquier, incluido en nuestro país.
Frente a este tema, el propio Gianni Infantino, presidente de la FIFA, afirmó que los europeos -que han estado a la cabeza visible de las críticas y los israelitas, que están menos visibles- deberían estar disculpándose por los males hechos al mundo durante los últimos tres mil años. Igualmente argumentó que: “¿Cuántas compañías de negocios, europeas o extranjeras, que ganan millones, miles de millones gracias a Catar, han discutido la situación de los derechos de los trabajadores migrantes con las autoridades? Ninguna, porque cambiar la legislación implica menos beneficios” (http:/www.NIUS.com/19/11/2022). Es decir, los intereses de grupos económicos, he aquí el parámetro que hace que se guarde silencio o se alce la voz frente a la gestión política de la monarquía catarí que, por cierto, posee una significativa influencia inglesa. Ya se ha dicho en las Ciencias sociales críticas, que son los intereses los que mueven las dinámicas y luchas sociales.
En tal sentido, cabe preguntarse ¿por qué EUA no ha hecho fuertes denuncias, incluso bloqueos de la economía, como ha hecho con Venezuela o Cuba? Mirándolo fríamente, habría cientos de razones más en Catar para tratarla más rigurosamente que a estos países latinoamericanos, en donde son los pueblos los que sufren tales medidas. La respuesta es, otra vez, los intereses de las corporaciones transnacionales protegidas por el Estado del tío Sam. Catar cuenta con las terceras reservas probadas de gas natural del mundo, útiles para reducir la dependencia europea del gas de Rusia. Esta “colaboración” estratégica se amplía con la base aérea con la mayor infraestructura militar que tiene EUA en Oriente Medio; no por deporte, la monarquía catarí fue nombrada por Washington “aliado principal” no miembro de la OTAN. Ergo, el argumento de defensa de derechos humanos que mantiene los bloqueos sobre pueblos como Cuba o Venezuela, incluso Rusia, expresa una alta dosis de hipocresía, en la que, lamentablemente, cae una considerable cantidad de incautos.
No por deporte, la transnacional cervecera Budweiser, que veía fluir grandes dividendos por la venta de cerveza en los estadios, antes de saber que sería restringido su consumo, “favorece” la defensa de los derechos humanos en Catar.
No ocurre cosa muy distinta en nuestro país. Recientemente, está en la palestra el injustificable gasto de la Alcaldía de la ciudad de Panamá para un desfile navideño que nadie del pueblo capitalino planteó como necesidad… excepto las autoridades alcaldicias, con la complicidad de quienes autorizaron en el gobierno central las partidas presupuestarias y comerciantes que se verán favorecidos con la distribución de los mismos. El alcalde Fábrega, habla del beneficio para unas 600 personas de la economía informal y empleos temporales generados. La vicealcaldesa dirige su aguijón a lo emocional, señalando que “los niños tienen derecho a tener su Navidad", como si fuese un desfile y parques alumbrados que todos pudiesen disfrutar, la única forma de hacerle llegar la Navidad a los pequeños.
Con esos mismos 5.7 millones de dólares presupuestados, se podrían resolver más de cuatro necesidades no resueltas en la comuna capitalina, que harían a los niños menos favorecidos económicamente, no disfrutar un día de distracción, sino una Navidad permanente con empleos permanentes en proyectos que lo generan. Así, al igual que la hipocresía de las élites económicas mundiales, incluso de las nuestras, salida a flote con el mundial de fútbol en Catar, lo que vemos en nuestro país sigue siendo el mismo hecho: los intereses económicos particulares rodeados de hipocresía, que buscan ocultar esos intereses.