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- 20/01/2017 01:00
El caso Odebrecht y la desconfianza ciudadana
Diversas organizaciones panameñas con gran indignación han recibido lo que se conocía durante años: el escandaloso soborno por 59 millones de dólares a funcionarios panameños de la pasada administración por la empresa multinacional brasileña, constructora de proyectos de infraestructuras Norberto Odebrecht.
Estas investigaciones, ya iniciadas a nivel internacional ha ocasionado un tibio comunicado de la Procuradora de la Administración, luego de más de dos años en que las autoridades judiciales han ignorado la indignación y las denuncias de la ciudadanía por las lesiones patrimoniales al Estado panameño por los excesivos costos de todas las obras de infraestructuras contratadas con esta y otras empresas por las pasadas y presente administración y que solo se justifica por la corrupción rampante en la administración pública panameña.
El clamor ciudadano demanda una rápida, oportuna y contundente actuación, dada la aceptación de culpabilidad de la empresa Odebrecht ante el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, por haber sobornado a funcionarios panameños y de otros 11 países.
Hay desconfianza ante los supuestos compromisos que asume el gobierno nacional, ya que, aun conociendo las investigaciones de Lava Jato en Brasil y las condenas que ya se han dado en ese país, permitió la adjudicación de contratos a esta empresa en otros mega proyectos por más de 2,600 millones de dólares.
Funcionarios del actual gobierno y de los anteriores, deben igualmente ser investigados, y por ello la única manera de crear confianza en la ciudadanía es permitir la creación de una Entidad Independiente contra la Corrupción y la Impunidad con fuerza vinculante, que colabore con la Procuraduría General de la Nación en esta investigación.
El resarcimiento por parte de la Empresa Odebretch de los 59 millones del soborno, pareciera ser una nueva coima oficial para que todo quede igual y nada pase, como es la práctica hasta ahora conocida en todos los casos de alto perfil en investigación durante esta Administración.
La Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción establece que este fenómeno maligno se da en todos los países —grandes y pequeños, ricos y pobres— pero sus efectos son especialmente devastadores en el mundo en desarrollo. La corrupción afecta infinitamente más a los pobres porque desvía los fondos destinados al desarrollo, socava la capacidad de los gobiernos de ofrecer servicios básicos, alimenta la desigualdad y la injusticia y desalienta la inversión y las ayudas extranjeras. La corrupción es un factor clave del bajo rendimiento y un obstáculo muy importante para el alivio de la pobreza y el desarrollo.
En Panamá la corrupción castiga a los más humildes de nuestra sociedad, a los que más necesitan la atención del Estado. En consecuencia, la ciudadanía empoderada rechaza la malversación de los fondos públicos y el encubrimiento de quienes han incurrido en estos delitos.
"A los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política. Son un peligro". José Mujica, ex Presidente de la República Oriental del Uruguay.
DOCENTE U.P.