• 01/04/2022 00:00

Cáncer: una huella que no se borra

“[...] si tú, al igual que yo y que muchas personas más, viviste esa experiencia, trata de generar un cambio en tu vida que te permita inspirar a los demás, especialmente a quienes viven con cáncer”

Es tan complicado hablar sobre el cáncer, siempre ves a muchas personas luchando contra él compartiendo sus experiencias. En mi caso, el hablarlo fue una forma de no cargar solo con ese peso, ya llevo casi año y medio desde que terminé quimio y radioterapia, hasta hoy estoy libre de cáncer y, aunque desde un inicio nunca me ha dejado el optimismo, sinceramente, es una sombra que hay días que ya uno no quiere cargar, como hoy (martes 29 de marzo), que, luego de enterarme del fallecimiento de Ariana, me he llenado de nostalgia, de recuerdos y por qué no admitirlo, de temor.

Cada día vemos personas saludables, emprendedoras, brillantes, muchas de ellas sin factores de riesgos claramente establecidos ser diagnosticadas con cáncer y nos preguntamos ¿por qué?

En mi caso, como médico, es comprensible el saber que el cáncer es una enfermedad más, no es una señal de la vida ni un castigo divino, ¡es una enfermedad más! El cáncer es el resultado de un crecimiento anormal y desproporcionado de células en el cuerpo, condicionantes de enfermedad, muchas veces mortal, pero muchas veces curable, ese es el detalle del porqué nunca hay que dejar de luchar.

Me gusta ver el ejemplo de personas que vivieron la experiencia con dignidad, que lucharon valientemente, que nos inspiraron a muchos, que no cambiaron el norte, que se mantuvieron firmes y que aun, con todo el dolor, la pesadez, las náuseas y el malestar de los tratamientos, se mantuvieron allí, firmes como debe ser, como lo hizo Ariana y como lo han hecho muchas personas.

El cáncer nos sacude, nos renueva, nos obliga a cambiar y a ser mejores, el cáncer nos ayuda a soltar las cosas que ya no estarán, los planes que no pasarán, pero, nos hace restablecer metas nuevas.

Aún recuerdo la amarga coincidencia, el mismo día que me dieron mi diagnóstico, me entregaron las llaves de mi casa y era mi primera clase de maestría, una maestría que no abandoné, ¡que terminé! Aun en mis quimioterapias, me recuerdo llevando mi “Tablet” a la sala de hematología avanzando con tareas de la universidad, solo cuando las náuseas así me lo permitían, ahora lo veo como una locura, pero de eso va la vida, de ser locos, de ser fuertes, de no dejarse, de ser atrevidos.

El cáncer nos afecta a todos, a la familia entera, a nuestros amigos, a nuestra pareja, incluso a nuestras mascotas, siempre digo que, además de quimioterapia y radioterapia, también recibí “perroterapia”, tuve tres hermosos cuadrúpedos que realmente estaban allí.

Mis tres consejos para quienes conviven con las personas con cáncer:

-. A la familia, siempre estén ahí, dando el ánimo que hará falta, reflejando el bastón de soporte, amando. Qué agradecido estoy hoy por tener a la familia que tengo, a los padres y hermana que tengo, no me hizo falta nada, genera mucha paz que, al estar tan vulnerable, tendrás a quienes no dejarán de responder por ti.

-. A las parejas y amigos, deberían intentar hacer sonreír todos los días, ser motivos de alegría, una persona con cáncer ya carga con suficiente dolor, así que deberían generar paz, no solo es estar, sino también acompañar y de vez en cuando entender que uno necesita dormir con muchas almohadas.

-. A los compañeros de trabajo, no molestar, no hacer el proceso más difícil, tratar de ser empáticos o, al menos, guardar el respeto por la ley nacional que protege a los pacientes con cáncer, aseguras espacios laborales dignos y seguros.

En Panamá, el cáncer figura entre las primeras causas de muerte, miramos con mucha esperanza un nuevo Hospital Oncológico, más moderno, más cómodo, más digno para todos los pacientes y sus acompañantes. Igualmente, el alto impacto que tendría la creación de centros de quimioterapia y radioterapia en el interior del país. El cáncer no tiene fronteras provinciales y viajar cuatro o seis horas para recibir quimioterapia y luego regresar a casa con todos esos efectos secundarios es muy difícil.

A mis casi 30 años, siendo un joven profesional, saludable, con buenos estilos de vida, me diagnosticaron linfoma hodgkin; casi dos años después estoy en remisión, me siento saludable y si tú, al igual que yo y que muchas personas más, viviste esa experiencia, trata de generar un cambio en tu vida que te permita inspirar a los demás, especialmente a quienes viven con cáncer.

El 15 de septiembre se conmemora el “Día mundial del Linfoma”, ese mismo día terminé mi radioterapia y con ello mis tratamientos contra el cáncer que, justamente, fue un linfoma, ¡qué coincidencia!, ¿no?

Superviviente de cáncer.
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