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- 26/06/2020 00:00
A la brega nuevamente, por Panamá
Recientemente un gran amigo me informó que extrañaba mis artículos quincenales de opinión, en los cuales siempre encontraba criterios para afinar su pensamiento y entendimiento frente a los diferentes temas del acontecer nacional. Me sorprendió su comentario. Siempre pensé que mis artículos, más que ser luz de guía, eran fotografías del momento que vivía el país. Este amigo me invitó a volver a ser un articulista, reflejando la realidad de Panamá.
Tenía poco más de un año de no escribir en este querido periódico, La Estrella de Panamá. Una especie de sabática. Retomar la pluma, luego de estar alejado de las columnas de opinión, ocurre en un momento trascendental para el mundo entero, donde nuestro país no escapa a esa funesta realidad, que algunos días parece alucinante e irreal y que otras veces nos golpea con duras cifras que muestran la difícil situación que miles de panameños han sufrido, desde que se desató la pandemia de la COVID-19 y se dio inició a la necesaria cuarentena.
A partir del momento que internacionalmente fuera declarada la pandemia, el Gobierno nacional y las autoridades de Salud se desvivieron por contenerla y por tomar decisiones y acciones a fin de impedir su propagación a lo largo y ancho del país y se realizaron ingentes esfuerzos para rescatar de la muerte a tantos panameños en las salas de cuidados intensivos de los hospitales de la Caja de Seguro Social y del Ministerio de Salud. Mientras ello sucedía, muchísimas personas, de manera irresponsable, ponían sus vidas en peligro y la de otros muchos conciudadanos.
La pandemia ha sacado lo mejor y lo peor de los panameños como seres humanos. En nuestro país, valores como la solidaridad, empatía, respeto y cooperación han sido evidentes, tanto de autoridades y empresas, como de funcionarios e individuos. Como contraparte negativa, la irresponsabilidad, desobediencia civil y falta de consideración particularmente en las redes sociales, han afectado de manera significativa el desarrollo de todos estos desafortunados eventos, poniendo en riesgo la integridad personal de miles de personas.
También, todo lo ocurrido ha puesto en evidencia la desigualdad e inequidad social en Panamá, lo que hace más grande la brecha ya existente entre ricos y pobres, aun cuando la enfermedad no distingue a unos y otros, ya que los efectos terribles afectan dramáticamente a tirios y troyanos. La pérdida de empleos y la suspensión de miles contratos, que no cuentan con una garantía de retorno a sus fuentes de trabajo, agrava en mayor medida la ya difícil situación económica y social del país y de los ciudadanos.
También es importante resaltar que la extendida cuarentena ha avivado el ingenio de empresarios y emprendedores para reinventarse y poder seguir funcionando, no al máximo de su potencial, pero sí con el ánimo de mantener sus operaciones y fuentes de empleo. Es notable cómo se han adoptado e implementado nuevas formas de trabajo y de producción, en medio de tan difíciles circunstancias. Para la mayoría, esto ha sido un imperativo, donde los que han perseverado y aceptado el reto de la “Nueva Normalidad” seguramente saldrán adelante.
La reducción de la movilidad, el distanciamiento social, el teletrabajo, la reorganización de las empresas, son aspectos fundamentales para reducir el nivel de contagio. Son y serán parte de la realidad que tendremos que afrontar unidos y con la consciencia de que solo el trabajo de equipo, la responsabilidad empresarial y el compromiso ciudadano personal podrán coadyuvar a lograr salir adelante con el mínimo de afectaciones o daños.
Por nuestra parte, hemos aceptado el nuevo reto que nos ha impuesto la responsabilidad y compromiso personal. Formamos ahora parte de un distinguido equipo de hombres y mujeres que hemos iniciado una dura batalla por salvar a la Caja de Seguro Social. Emulamos a Albert Einstein que decía que no se puede cambiar una institución y lograr resultados diferentes, haciendo siempre lo mismo. Esta nueva administración ha llegado a hacer las cosas diferentes, a hacerlas bien, a pesar de la falta de comprensión y de la maledicencia de los que no quieren que cambie y de aquellos que esperan seguir lucrando del dolor, sudor y de la enfermedad de nuestro pueblo.
Bajo la orientación estratégica del presidente Cortizo, la guía y conducción de nuestro director y subdirector general y de miles de excelentes profesionales funcionarios de nuestra institución, daremos el paso de la transformación y fortalecimiento institucional para beneficio de los asegurados, verdaderos dueños de la Caja. Así sea.