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- 09/02/2024 00:00
Biodiversidad, nutrición y adaptación al cambio climático
Nuestros sistemas alimentarios siguen presentando retos importantes por superar para facilitar el acceso a las dietas saludables y nutritivas para todas las personas.
Partiendo de esto, la nueva estrategia de la FAO sobre el Cambio Climático 2022-2031 se basa precisamente en la visión de una agricultura resiliente al clima para transformar los sistemas agroalimentarios.
Esta visión va más allá de la producción de alimentos al considerar de manera holística los cultivos, la ganadería, los bosques, la pesca y la acuicultura, con sus cadenas de valor relacionadas, los medios de vida, la biodiversidad y los ecosistemas. Además, acepta el papel indispensable de las mujeres, los jóvenes y los pueblos indígenas.
Sabemos que los efectos del cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la desertificación y múltiples formas de malnutrición provocan una alta prevalencia de inseguridad alimentaria moderada o grave en la región de Centroamérica.
Los indicadores de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SAN) se asocian claramente a eventos climáticos extremos y tienen un fuerte impacto en la nutrición, al alterar la calidad de los nutrientes, la variedad de la dieta y la calidad del agua. Esto implica patrones de riesgos sanitarios y enfermedades.
En definitiva, los impactos directos e indirectos provocados por el clima tienen un efecto acumulativo, lo que resulta en un aumento de la inseguridad alimentaria.
Desde que comenzó la agricultura hace unos 12.000 años, aproximadamente 7.000 especies de plantas y varios miles de especies de animales se han utilizado para la alimentación humana, pero hoy consumimos principalmente un número reducido de alimentos básicos que son ampliamente comercializados (solo 12 cultivos y 5 especies animales para proporcionar el 75 % de los alimentos), lo que contribuye a la pérdida de biodiversidad, a la mala calidad de las dietas, al aumento del riesgo de malnutrición, y a una débil resiliencia a las perturbaciones en los sistemas alimentarios.
Esto es preocupante, ya que la biodiversidad alimentaria o la variedad de especies animales y vegetales utilizados como alimento, puede ser una solución para mejorar la salud, tanto de las personas como del planeta.
La biodiversidad alimentaria es importante para garantizar la seguridad alimentaria, la nutrición y la salud humana, así como para mantener la diversidad genética de los cultivos y la resiliencia de los sistemas alimentarios. Además, puede contribuir a la conservación de la biodiversidad y a la adaptación al cambio climático.
En este marco, la FAO se encuentran intensificando sus esfuerzos para abordar la malnutrición en todas sus formas, acelerando la adopción de políticas y medidas eficaces en los distintos sistemas agroalimentarios con miras a propiciar dietas saludables para todos.
En Centroamérica y la República Dominicana, la FAO ha venido apoyando a los países para avanzar hacia políticas que permitan la transformación de sus sistemas alimentarios, integrando el enfoque de una mejor nutrición, una mejor producción, y un mejor ambiente para lograr una vida mejor.
Sin duda alguna, las dietas saludables proporcionadas por sistemas agroalimentarios sostenibles son elementos fundamentales para mejorar la salud humana y la del planeta.
Desde FAO sostenemos que es necesario una mayor inclusión de la biodiversidad alimentaria para obtener una gran cantidad de beneficios que van desde dietas saludables y nutrición hasta ecosistemas mejorados, prosperidad y bienestar sociocultural.
Para ello, se requiere colocar la transformación de los sistemas agroalimentarios como pilar fundamental para reducir el costo, mejorar la asequibilidad de las dietas saludables, combatir los problemas de malnutrición y apoyar la acción climática.
Las políticas alimentarias y agrícolas formuladas con ese objetivo son esenciales para lograr que las dietas saludables sean asequibles para toda la población, como estímulo poderoso para mejorar la nutrición y dar sostenibilidad ambiental a los sistemas agroalimentarios.
Desde luego, no existe una política que pueda proporcionar la solución a esta problemática por sí sola, se necesita un conjunto de acciones multisectoriales, cooperación internacional e integración regional, que involucre a todos los sectores y actores del sistema agroalimentario.
Hoy más que nunca estamos convencidos de que la biodiversidad, la nutrición y las estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático convergen en un camino común que conduce a la seguridad alimentaria y nutricional, y al desarrollo sostenible en Centroamérica y la República Dominicana.
Ese es nuestro objetivo. Y seguiremos trabajando por lograrlo.