Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 10/10/2024 00:00
Ateísmo, socialismo, el PartidoDemócrata y Donald Trump
Vivimos en medio de una generación hedonista, perversa e inmoral, manifestada abiertamente a nuestro alrededor al ir desapareciendo sistemáticamente la moral, las virtudes y la religión en nuestras sociedades. Estamos presenciando cómo las estructuras de poder de los países más poderosos del mundo están siendo controladas por personas sin Dios que muestran desdén por las Sagradas Escrituras, la verdad, las iglesias y por todos aquellos que se oponen a su agenda atea/marxista, lo que nos demuestra cómo será la vida sin Dios en nuestras sociedades.
Es irónico que varios ateos declarados, como Richard Dawkins, que han tratado durante décadas de destruir la religión y la fe cristiana, ahora muestran remordimiento por sus campañas sistemáticas para socavar el cristianismo. Ahora que han logrado prácticamente vaciar muchas iglesias de creyentes y multiplicar exponencialmente la cantidad de ateos en nuestras sociedades, ven a sus países ahora en lamentable decadencia cultural, social y religiosa, a medida que el cristianismo se desploma, dando inicio a una nueva era de perversión, inmoralidad, violencia, mentiras descaradas, homosexualidad y transexualidad desenfrenada, pornografía, aborto y aumento en violaciones sexuales; en resumen, sociedades tóxicas donde todo lo que destruye al matrimonio, la familia y la sociedad se está aprobando y convirtiendo en ley, con consecuencias imprevistas que desearían poder revertir; mientras tanto, ven cómo el islam, una religión reprensible de odio, está tomando posesión y llenando ese vacío, erigiendo miles de mezquitas en toda Europa y penetrándose en el mundo occidental.
Han reconocido el monumental desastre que ha significado su feroz campaña anti Dios, anti Biblia y anticristianismo sobre esta generación, lo que ha desembocado en la destrucción del futuro de nuestros jóvenes, ante el silencio cómplice de nuestras instituciones culturales, cívicas, universitarias y eclesiásticas. Están mortificados, y con mucha razón, por su legado a nuestra próxima generación y su parte en la putrefacción de la sociedad y la mente de nuestra juventud.
Por otro lado, la izquierda demócrata de EE.UU, ha convencido a gran parte de una confundida población, que parece haber perdido sus facultades de razonamiento, con la noción de que su país estaría mucho mejor bajo el liderazgo de un anciano mentalmente incapacitado, incompetente y cognitivamente deteriorado, en lugar de un presidente que ya ha demostrado que puede hacer grande a su país, a pesar de la implacable y extrema persecución política al que es sometido. Ningún otro político en la historia de Estados Unidos ha estado bajo un escrutinio tan implacable y malicioso, ni ha sido sometido a estándares tan perversos como los aplicados a Donald Trump, y aún así mantenerse estoico.
Joe Biden disputó la presidencia de Estados Unidos en 2020, no para ayudar a su país a prosperar ni a defender sus intereses. Admitió que corrió para la presidencia solo para impedir la reelección de Donald Trump, y ahora Kamala Harris está disputando la presidencia con el mismo propósito. Es obvio que no les importa lo que está sucediendo en ese país, y eso explica por qué no han podido articular ningún plan o política coherente. Su principal objetivo se logró fraudulentamente en las elecciones de 2020 y lo pueden repetir en 2024.
En contraste, Donald Trump, un hombre vilipendiado, falsamente acusado y acosado por los demócratas, en contra de su propia seguridad y comodidad, la de su familia e intereses comerciales, está luchando bajo impensables ataques e intentos de asesinarlo, para salvar a su país de las garras de un partido político fascista, marxista, ateo y pervertido, que está dividiendo y destruyendo ese país y desmantelando su cultura y forma de vida.
Por ello han tratado de encarcelarlo, llevarlo a la quiebra, sacarlo de las urnas, destituirlo, procesarlo, enjuiciarlo y asesinarlo. Han tratado de destruir su reputación, quebrar su espíritu de lucha y asesinar su personalidad; todo sin éxito, sin embargo, ese hombre todavía sigue luchando para su país.
Trump expuso a los políticos corruptos de Washington y dijo a los votantes la verdad sobre ellos y su agenda marxista/atea que está destruyendo su país, y es por tal motivo que lo odian tan furiosamente. Interrumpió la luna de miel de mentiras, sobornos, tráfico de información privilegiada y perversión absoluta, y le mostró al público por qué esa agenda y política marxista no estaban funcionando; y por proteger sus negocios y reputación, están tratando de destruirlo, ahora allanando su domicilio, condenándolo ilegalmente al convertir un simple delito menor en 34 cargos de delitos graves, solo para poder etiquetarlo antes de las elecciones como un delincuente convicto, haciendo que personas incautas caigan en la siniestra trampa de odiar a Trump sin razón, dejándolos incapaces de darse cuenta de que él, prácticamente sin ayuda, está tratando de rescatar a su país de las garras del marxismo/ateísmo.