• 13/03/2017 01:02

Aprovechar el tiempo

Si tienes fuerzas y capacidad, tendrás libertad

E ntre el colegio, los deberes, las tareas y otras necesidades, no tengo tiempo libre. Todo esto me está haciendo sentirme limitado.

Aunque no puede negarse que a veces estamos presionados por los horarios, creo que te equivocas al ver las cosas que has mencionado como actividades desagradables que te quitan tiempo. Si lo piensas, la única razón por la que tienes la oportunidad de ir al colegio y estudiar es precisamente porque disfrutas de una gran libertad.

¿Ir al colegio te parece un derecho o una obligación? ¿Una actividad liberadora o algo que te impide hacer lo que quieres? Todo depende de tu filosofía personal, de tu sabiduría. Si eres pasivo, te sentirás atrapado e infeliz hasta en el entorno más libre. Pero si adoptas un enfoque activo y afrontas tus circunstancias, serás libre por muy restrictiva que sea tu situación.

Cuanto más fuerte seas, más libre serás. Una persona sin mucha resistencia puede tener grandes dificultades, hasta para subir una pequeña cuesta. Una persona enferma puede no conseguirlo en absoluto. Pero una persona sana y fuerte puede escalar fácilmente una montaña, y hacerlo disfrutando. Para escalar las montañas que son las metas de tu vida, es importante desarrollar la fuerza.

Construye una personalidad lo suficientemente recia para poder ser activo en el colegio y en tus actividades externas. Si tienes fuerzas y capacidad, tendrás libertad.

Lo mismo vale para los deportes o la música. Para practicar el deporte que elijas o tocar el instrumento que te guste con una maestría y una facilidad total, debes adquirir un nivel de destreza adecuado, debes estar preparado para hacer algunos sacrificios y poder practicar en la medida necesaria.

Los niños que sufren enfermedades graves o viven en países arruinados por la guerra, no pueden ir al colegio aunque quieran. Muchos niños en circunstancias más afortunadas, que tienen la oportunidad de estudiar, nunca llegan a apreciar realmente lo libres que son. Tener la oportunidad de recibir educación, donde puedes prepararte para la vida y para todo lo que quieras hacer en el futuro, es síntoma de gran libertad. Y es un error no darse cuenta.

Recuerdo una historia que oí hace poco sobre un joven que tenía muchos mielomas, una clase de cáncer de hueso muy dolorosa y limitativa. Durante los dos últimos años de su vida, con todo su cuerpo cubierto de yeso por sus múltiples fracturas de huesos, visitó los institutos de bachillerato de su ciudad en su silla de ruedas para hablar de las terribles consecuencias del abuso de drogas. Les decía a los estudiantes: ‘¿Quieren destruir su cuerpo con nicotina, alcohol o heroína? ¿Quieren destrozarse en un accidente de coche? ¿Están deprimidos y quieren tirarse por un puente? ¡Pues denme su cuerpo! ¡Dénmelo! ¡Lo quiero! ¡Yo lo tomaré! ¡Quiero vivir!

Durante la guerra de la antigua Yugoslavia, según un informe, los niños hablaban de sus sueños. Uno dijo: ‘Tenía muchos sueños, pero la guerra me los está quitando todos'. Otro decía: ‘Nuestro sueño es llevar una vida normal con nuestros amigos, poder ir al colegio'. En los últimos años, la nación africana de Ruanda ha sufrido una guerra civil amarga y cruel. En una familia, los niños perdieron a sus dos padres, sólo sobrevivió la abuela. Uno de los niños mayores tuvo que dejar la escuela para ocuparse de los demás. Estaba tan triste por no poder ir más a la escuela que a veces lloraba toda la noche. Sus otros hermanos, que aún iban a la escuela, compartían con él las lecciones cuando volvía a casa después de trabajar.

Pero si esa fuera toda la historia, tendríamos que concluir que todo depende totalmente de nuestro entorno. Y no es así. La vida y la condición humana no son tan sencillas. El budismo enseña que la verdadera libertad está relacionada con la condición vital interior de cada uno. Alguien con una condición vital abierta es libre aunque esté encerrado en la prisión más hermética del mundo.

Natalia Sats, antigua presidenta del teatro musical infantil estatal de Moscú, que luchó contra la opresión y fue encarcelada, también convirtió su celda en un lugar de aprendizaje. Animó a los demás presos a compartir sus conocimientos especiales con los demás. Uno enseñaba química, otro medicina. Natalia Sats, quien era cantante y animadora, interpretaba canciones y recitaba poemas infundiéndoles valor y esperanza.

Seguro que conoces la historia de Hellen Keller. Cuando era bebé de dieciocho meses perdió la vista y el oído. Como había perdido el oído, le resultó difícil aprender a hablar. Pero trabajando con su profesora, Anne Sullivan, al final aprendió a leer, escribir y hablar y se graduó en el Radcliffe College de Boston.

Seguramente, nadie podía tener tantas limitaciones como ella, incapaz de hablar, oír o ver. Su mundo era oscuro y silencioso. Pero sacó la oscuridad de su corazón. A los nueve años, dijo su primera frase: ‘Hace calor'. Nunca en la vida olvidó la sorpresa y la alegría que sintió en ese momento. Logró romper la prisión del silencio que la tenía confinada.

Esta historia nos enseña que lo importante es que enfrentemos, desafiemos y completemos con éxito las tareas que se encuentran ante nosotros. Entonces, así como un árbol crece, florece y fructifica enviando raíces y extendiendo sus ramas al cielo, naturalmente llegarás a conocer una libertad cada vez mayor. Por eso, siempre podrás avanzar hacia el sol de la esperanza.

PRESIDENTE DE LA SOKA GAKKAI INTERNACIONAL.

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