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- 06/07/2022 00:00
La verdad, el altar del periodismo
Mediados de la década de 1970, en la redacción de La Estrella de Panamá. Un grupo de estudiantes de periodismo de la Universidad de Panamá (UP) pidió a don Leónidas Escobar un consejo de vida. El maestro golpeó la mesa con su pesada sortija de oro y sentenció: “Digan siempre la verdad, lo demás se aprende en el camino”.
Escobar, periodista de renombre continental, escudriñó con la mirada a los muchachos que rodeaban su escritorio y les recordó lo que decía Mark Twain: “La mentira puede dar media vuelta al mundo mientras la verdad se está poniendo los zapatos”.
La mentira es veloz como una gacela, más cuando galopa por las extensas llanuras digitales. Publicas algo en Panamá —verdad o mentira— y en segundos se sabe en Tierra del Fuego, Siberia, Australia y hasta en la recóndita isla de Tristán de Acuña.
Desde que el general romano Julio César fundó el Acta Diurna (año 59 a.C.) hasta el presente, el periodismo ha sufrido múltiples cambios, pero valores clásicos como la verdad, honestidad, imparcialidad, exactitud y la decencia perduran por siempre.
La internet ha cambiado la agenda y el quehacer periodístico. Los medios escritos, audiovisuales y digitales luchan por sobrevivir después del infame acoso de la pandemia de la covid-19.
“La clave está ahora en que los medios informativos se conviertan en un conector, que es una pieza central en cualquier estructura de redes sociales” (Carmina Crusafon Baqués, periodista española).
Se están dando drásticos e ineludibles cambios en los mecanismos y estrategias de investigación y rastreo de la noticia, la reportería gráfica, la diversificación de la edición, la redacción digital y una estricta confirmación de la información.
Uno de los grandes retos es recuperar la plena credibilidad de la ciudadanía en los medios de comunicación social, principalmente cuando Panamá enfrenta serios problemas sanitarios, económicos, de corrupción, delincuencia, sociales, educativos y judiciales. Además, ya estamos en camino de los comicios de 2024.
Otro monumental desafío son las fake news (noticias falsas), pecados informativos de todas las épocas, pero empeorado hoy por la disponibilidad y mal uso de las redes sociales. ¡Cuidado con esto! La información veraz es un bien público, un derecho.
¿Cómo se pueden combatir las fake news? Pues, tener malicia, confirmar la información, consultar varias fuentes, en especial a la oficial. Aplicar la táctica de Ronald Reagan, expresidente de Estados Unidos: “Confía, pero verifica”.
Veamos una anécdota sobre la importancia de confirmar la noticia. A principio de la década de 1980 visitó La Estrella de Panamá una ufóloga sureña, acompañada de un pupilo muy adiestrado, para que se le publicaran las fotos de un platillo volador avistado por los lados de la hermosa comunidad de La Mitra de La Chorrera.
La experta en asuntos alienígenas mostró arrogancia y hasta disgusto cuando Arístides Herrera Bravo, un fotógrafo curado de espantos, le indicó que teníamos que revisar las gráficas antes de ponerlas en planas.
El supuesto ovni —gris sucio— aparecía suspendido en un entorno selvático, de frondosa vegetación. Trabajé en La Mitra en 1969 con la Campaña de la Fiebre Amarilla Aedes aegypti y sabía que esta comunidad se ubicaba en una zona de bosques bajos.
Ampliamos las fotos en el cuarto oscuro. El ovni de la discordia era una copa de carro colgada de una cuerda plástica amarrada de un árbol del Parque Metropolitano. La engreída ufóloga nunca regresó ni reclamó las postales siderales.
La periodista Carmina Crusafon señala: “La necesidad de combatir este fenómeno no es solo vital para el periodismo, sino supone una amenaza real para la democracia. Ya hemos visto el impacto en diversos procesos electorales en diferentes partes del planeta, y estos pueden ser la punta del iceberg”.
Las técnicas para combatir las fakes news son tan variadas como los resultados. Y hasta el momento ganan las noticias falsas, admitió el director de un medio digital que pidió reserva de su nombre.
Dentro de un medio cualquiera, agregó, la pelea contra las noticias falsas requiere de un equipo multidisciplinario, que significa emplear recursos financieros que faltan en estos momentos.
Ayuda mucho que los actores del proceso informativo (reporteros, jefes de noticias, editores, equipo de cierre) tengan mucho celo del contenido de las noticias que se hornean en las redacciones.
Hoy más que nunca se requiere de comunicadores con pensamiento crítico, firmeza ética; que sean conocedores de los fundamentos del periodismo clásico.
La sobrevivencia y fortaleza del periodismo depende, en parte, de lograr un modelo financiero sostenible para mantenerse vigentes, convertir a la tecnología digital en una aliada y conservar la credibilidad de las audiencias.
También es obligatorio conservar los valores clásicos del periodismo: buena voluntad, empatía, respeto al honor y dignidad de las personas.
Uno de los deberes del periodismo es educar. Las nuevas generaciones necesitan profundizar en el acontecer nacional e internacional; no vale mantenerse únicamente informados. Hay que compenetrarse en los hechos, medir las consecuencias y comprender cómo incide la realidad en sus vidas.
Por último, debemos tener muy presente que las noticias falsas, la desinformación, la calumnia y la injuria son bombas de racimo, cuyas esquirlas destruyen reputaciones, familias, instituciones y dejan estigmas que pueden destruir vidas para siempre. La verdad duele, pero satisface y tranquiliza conciencias.