• 03/07/2024 00:00

Administrar los entes públicos

Quienes sean seleccionados para encabezar las entidades y por tanto las unidades administrativas deben ser conscientes de la responsabilidad que les cabe

Se va Cortizo y entra Mulino. Sale una ideología e ingresa una nueva. Es decir, cesa una forma de hacer las cosas, de dirigir el Gobierno y da paso a otra metodología. Al menos eso es lo que parece que sucederá y que se percibe en el discurso de quienes inician una gestión quinquenal al frente del Estado. En este contexto, diversas instituciones deben rehacerse, reorganizar sus estructuras y avanzar según las disposiciones que las rigen.

Pareciera sencillo, pero no lo es; ni siquiera por el enorme cambio que empezamos a vivir en estos días. Sucede que se renovará la conducción de la nave gubernamental; esa res pública que nos representa, que nos caracteriza y que le da un perfil al país, tanto interna como externamente. Quienes sean seleccionados para encabezar las entidades y por tanto las unidades administrativas deben ser conscientes de la responsabilidad que les cabe.

¿Qué hay que cambiar? ¿Qué se requiere mejorar? ¿Desde dónde se parte? ¿Qué se debe ajustar y qué, modificar totalmente? Para responder, es obligante tomar en cuenta lo que se tendrá por delante en cuanto a las tareas que sitúen el rumbo de los establecimientos. Ellos orientan los diferentes planes que debe impulsar la nueva administración porque urge dar saltos cualitativos para responder a las críticas hechas en su momento a los políticos que ya no están.

Es obligante administrar y hacerlo eficientemente. No es sencillo sentarse ante un nuevo puesto en la conducción del aparato público y relamerse por un buen salario. Desde el momento en que se inicia el trabajo es necesario ubicarse en la perspectiva de que se ejecutan acciones pertenecientes a una ciencia denominada administración pública, cuyos principios permiten orientar los lineamientos hacia un fin determinado.

Y si esto es así, habría que preguntarse ¿dónde se requiere un mayor esfuerzo? O también cuáles son las peores muestras de gestión: ¿los Correos Nacionales? ¿la Lotería Nacional de Beneficencia? ¿el IDAAN? ¿la Autoridad del Aseo? ¿el MOP? ¿los municipios? ¿las juntas comunales? ¿el Seguro Social (expedición de medicinas)? Esta es una lista que tiene como contexto las quejas del público en los noticieros de los medios de comunicación.

Para algunos teóricos la administración pública es la conducción gubernativa y administración de hombres y cosas para alcanzar los fines del Gobierno. Agregan que es “el arte y ciencia de administrar aplicada a los asuntos del Estado”. Si es una ciencia, no solo se refiere a organizar genéricamente individuos en función de unos objetivos, como si jugáramos dominó y cada pieza encajará después de aquella que tiene el mismo número.

Hay un enfoque más profundo que nos ofrece Max Weber: conforma “la actividad del Estado que está encaminada a producir las condiciones que facilitan la continuidad de la sociedad y (la creación de) las capacidades de desarrollo de los elementos que la constituyen”. Existen factores coyunturales y estructurales que van a determinar al avance de este ejercicio y que garantizarán no solo el cumplir metas, sino que se refieren al futuro del colectivo nacional.

. De allí la importancia de construir las articulaciones que determinarán la marcha del establecimiento no importa en qué rama se desenvuelva. Un instrumento jurídico define lo que debe hacerse para que estén claros los caminos más adecuados para encaminarse. ¿Qué separa la situación actual de los resultados esperados? ¿Cómo serán asumidos? Hay hoyos en las calles; ¿de qué manera se puede dar mantenimiento a esas vías y así disminuirlos?

Igual sucede con el manejo de los residuos sólidos: el problema de todos los municipios. Es mediante un buen desempeño de las tareas como van a ser atendidos y superados los conflictos que surjan, y cuya solución habría de ser la línea que separa del fracaso de una administración pública exitosa. Política y ciencia deben darse la mano en beneficio de la conducción óptima del Estado.

El autor es periodista
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