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- 06/01/2023 00:00
9 de Enero de 1964 y la patria adolorida
La causa inmediata que motivó la gesta del 9 de Enero de 1964 y, en consecuencia, la demostración de un sentimiento colectivo de rechazo de la nación panameña hacia la presencia estadounidense, en la antigua Zona del Canal de Panamá, fue el proceder de los alumnos y autoridades zoneítas ante la solicitud de estudiantes panameños de exigir el cumplimiento del Acuerdo Chiari – Kennedy, y hacer que se izará la bandera nacional en conjunto con la estadounidense. Así lo manifestó, Aquilino Boyd, en ese entonces, representante de nuestro país ante el Consejo de Seguridad, máximo órgano político de las Naciones Unidas, quien denunció la agresión hacia el pueblo panameño al manifestar que: “En virtud de un acuerdo existente entre Panamá y los Estados Unidos… Las banderas de ambos países deben flamear conjuntamente en determinados lugares y edificios de la Zona del Canal. Pues bien, los señores zoneítas se han dedicado a impedir que tal acuerdo sea concretado y… Han venido saboteando lo pactado en cuanto a que ambas banderas deben ser izadas en la Zona. En un gesto de complacencia ilegítima… el gobernador de la Zona decidió arbitrariamente… que no se izara en algunos de los edificios… Ni la bandera panameña ni la estadounidense.
Sin embargo, los estudiantes… Decidieron por sí y ante sí, izar, sólo la bandera de los Estados Unidos… lo cual fue percibido como un acto de desprecio hacia un acuerdo internacional y de desafío al pueblo y a la nación panameña”.
En tanto, Diego Domínguez Caballero en el artículo: “Hora de Luto para la Democracia” expuso que “cuando nuestros estudiantes van al territorio panameño de la Zona a enarbolar nuestra bandera y a cantar nuestro himno, están amparados por la legalidad, ya que la colocación de nuestra bandera es el resultado de las negociaciones celebradas entre los gobiernos de Panamá y de los Estados Unidos”. No obstante, Arthur Sylvester, Secretario Adjunto de Defensa para los asuntos públicos de los Estados Unidos, dijo, el 10 de enero, que la policía de la Zona se vio obligada a disparar “en defensa propia”, sobre las “turbas desmandadas” que habían invadido la Zona y la atacaron “ha cubierto de la oscuridad”. (Panamá América, 1964)
La agresión hacia los estudiantes panameños que llegaron a la Escuela Superior de Balboa, el ultraje de nuestro emblema y más tarde la represión dirigida al pueblo, de parte de las autoridades zoneítas, reforzó en los panameños el sentido de patria, de una patria adolorida que: “En alas de la enseña tricolor… No hubo muros de piedra, malla, ciclón o de metralla (que los detuvieran)… (al contrario) en medio de las balas, dos estudiantes, vuelan por encima de la cerca de la indignidad, para sembrar la bandera soberana” (La Prensa, 14 de enero de 1964); lo cual representó un acto de patriotismo, una forma de rendirle tributo al primer héroe caído y a todos aquellos que con su sangre escribieron letras imborrables y gloriosas en aras de concretar nuestra independencia definitiva.
En este orden de ideas. El periódico el Panamá América reportó, el 11 de enero de 1964, que “Al mediodía de hoy se realizó el sepelio del menor Ascanio Arosemena hijo, quien resultó ser la primera víctima de los disparos de las fuerzas norteamericana acantonados en la Zona del Canal. El sepelio partió de la Iglesia de Santa Ana, en donde un numeroso público lo acompañó hasta el Cementerio Amador. Delegaciones de los diferentes colegios de la capital, así como estudiantes procedentes del interior del país, cargaron el féretro que contenía el cuerpo del mártir hasta su tumba”. Fueron momentos donde el sentimiento colectivo se apoderó del pueblo panameño que, sin distingos de ninguna clase, se unió en un mudo homenaje a la memoria imperecedera de los mártires que con dignidad lucharon por la defensa de la integridad territorial. Memoria que debemos honrar haciendo patria, lo cual significa, entre otros aspectos, “buscar las razones verdaderas en el pasado para regenerarse y construirse” y evitar reflexionar “desde la comodidad de un desarrollo y de una calidad de vida que no están al alcance de la mayoría de la población mundial”.