• 05/04/2009 03:00

A 30 días de las elecciones

Por primera vez en nuestra histórica vida republicana dos fuerzas antagónicas luchan por el poder político. Una, la oligarquía criolla, ...

Por primera vez en nuestra histórica vida republicana dos fuerzas antagónicas luchan por el poder político. Una, la oligarquía criolla, adepta y sumisa a la internacional, presenta su mejor figura, un empresario hecho y desarrollado por el capitalismo salvaje. Sus asesores han vendido la imagen del ricachón bondadoso que se preocupa hoy por los pobres.

Dos, la otra fuerza, representa la clase media y pobre, aquella que luchó, estudió y se profesionalizó, con mucho esfuerzo. Sortea zancadillas y codazos de la oligarquía y de su propio partido. Balbina con un discurso popular y nacionalista, dirigido a las grandes mayorías de la población, representa las aspiraciones de las clases emergentes que quieren al país y pujan porque exista un mejor bienestar social para todos.

Al tener la duda de un triunfo, la oligarquía nacional acude a la ayuda de sus aliados internacionales, quienes al ver sus intereses afectados presentan a David Murcia Guzmán, quien sin tapujos arremete contra Balbina, el Partido Revolucionario Democrático y el propio Martín, dejando ver que el objetivo fundamental es crear desestabilización de la institucionalidad y gobernabilidad del Estado.

Sin embargo, Balbina, hablando desde lo más profundo de su corazón, lanza un demoledor concepto hacia la clase empresarial nacional. Primero, que son los que más han lucrado con el excelente crecimiento económico de los últimos cuatro años; segundo, muchos de estos empresarios han hecho inmensas fortunas lavando dinero del narcotráfico. Ahora que son tocados, que serán investigados y condenados por sus delictivos negocios, no saben qué hacer.

Martinelli llega al final de la contienda electoral sin discurso y sin plan de gobierno, pero con fuertes compromisos con la oligarquía nacional/internacional.

Balbina, con un gran clamor popular que le cubre las espaldas, sabe que está en la recta final, donde hay que recrudecer la campaña, voto a voto, entendiendo que los pobres somos más y que pobre vota pobre.

-El autor es economista.elamphrey@hotmail.com

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