• 02/05/2023 00:00

110 años de la primera graduación del Instituto Nacional

“[...] hoy, como ayer, han sido puestas en práctica formas y métodos para disuadir la rebeldía estudiantil, propia de un ciclo de existencia, que contribuye a fortalecer nuestra nacionalidad y robustece el pensamiento crítico”

En este 2023, se cumplen 110 años de la primera graduación del Instituto Nacional, ocurrida el 31 de enero de 1913, hecho importante, porque los miles de hombres y mujeres que pasaron por sus aulas se sintieron identificados con el plantel, ícono de Gestas que marcaron el futuro de la Patria.

En el año 1963, al cumplirse las “Bodas de Oro”, le correspondió al exrector, doctor Rafael Moscote, las palabras centrales, en el acto solemne expresó que: “Por allá en 1909, a poco más de un lustro de iniciada la República cuando el doctor Eusebio A. Morales, uno de los constructores de la nacionalidad, ocupaba la Secretaría de Instrucción Pública, se establecía el Instituto Nacional como signo promisorio e inequívoco de reafirmación democrática y republicana. En este punto en el cual debemos insistir para oponerlo a cierto tipo de interpretación maliciosa que pretende darle un sesgo distinto a los verdaderos propósitos que tuvieron en mente los creadores de la institución. Jamás pensaron en convertirla en centro de catequización, sino en hacer de ella antena del pensamiento libre...”.

Este pensamiento del doctor Moscote, adquiere vigencia cuando observamos la acción asumida por los Gobiernos de turno desde hace décadas por silenciar la voz de los institutores, aplicando medidas disciplinarias y prohibiendo la libre organización de su Asociación Federada y grupos estudiantiles, opuestos a las injusticias y desatinos de los Gobiernos oligárquicos que se alternan en el poder.

Somos de la convicción de que no solo en este centro de enseñanza, sino también, en el resto del país los estudiantes deben organizarse bajo un espíritu cívico y patriótico, que les permita expresar sus consideraciones ante las vicisitudes de los colegios y temas nacionales que estremecen al país.

En las Gestas de 1947, en contra del Convenio Filós-Hines, mayo de 1958 y el 9 de Enero de 1964, los institutores salieron en marchas pacíficas para hacer valer sus derechos y el anhelo de soberanía, acompañados por sus profesores y respaldados por el pueblo, que veían justas sus protestas, las cuales no eran más que el reclamo nacional por mejores condiciones humanas. Ante las exigencias, imperaba la represión gubernamental, provocando muertos, heridos, y carcelazos, que encendían más la sangre de los jóvenes, motivándolos a seguir avanzando hasta lograr sus objetivos. No podemos olvidar a Sebastián Tapia, José Manuel Araúz y Ascanio Arosemena, héroes de la Patria, ejemplos de lucha y sacrificio de los estudiantes.

Nos queda claro que hoy, como ayer, han sido puestas en práctica formas y métodos para disuadir la rebeldía estudiantil, propia de un ciclo de existencia, que contribuye a fortalecer nuestra nacionalidad y robustece el pensamiento crítico.

Este aniversario de la primera graduación de institutores, guarda un profundo significado para las presentes generaciones de estudiantes, impactadas al ver la desaparición de libros históricos de su biblioteca y que aspiran a organizarse como movimiento estudiantil para demandar, entre otros fines, una mejor educación, emulando aquellas Gestas que llenaron de gloria las páginas de la historia.

Me trae al recuerdo, cuando ingresé al plantel, a inicio de los 80, los fogosos discursos de los dirigentes estudiantiles en el canto al himno, quienes exigían calidad de la enseñanza y bajar el alto costo de la vida. El entusiasmo que irradiaban hacían reflexionar a temprana edad sobre nuestro origen social y la lucha que debíamos emprender para lograr un mejor país, donde los pobres tuvieran oportunidades y no fuéramos complacientes ante el sistema.

Es meritorio resaltar que el Instituto Nacional, situado en las faldas del cerro Ancón y cuyos estudiantes tuvieron que soportar por casi un siglo, la ignominia cercana del coloniaje, pusieron toda su juventud, empeño y fortalezas en aras de lograr la liberación del país del enclave estadounidense.

Las palabras del doctor Eusebio A. Morales ilustran este sentir, cuando manifestó en el acto de inauguración del colegio que: “Hemos venido aquí a inaugurar solemnemente esta institución de la más alta trascendencia para el país, y la ocasión es digna de algunas reflexiones por cuanto esa institución marca el advenimiento de nuevos tiempos, realiza esperanzas acariciadas por el patriotismo durante largos años, estimula y alienta aspiraciones que nacen hoy sobre las tumbas de tantas otras, elevadas y nobles, ahogadas en la más dolorosa impotencia y condensa el pensamiento de una generación luchadora que se halla en el cénit de la vida y que espera dejar en el suelo de la Patria huellas profundas de su energía y de su poder intelectual”.

Abogado-historiador.
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