La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
- 02/10/2022 00:00
- 02/10/2022 00:00
Ni los tonos grises que teñían el cielo ni el sofocante calor pudieron disuadir a miles de panameños y zonians de salir a la calle y congregarse, desde muy temprano, entre el final de la Avenida de los Poetas y la entrada del canal.
Muchos observaban por primera vez, y con la boca abierta, aquel impresionante puente colgante de acero de 5,425 pies de largo, que se elevaba 384 pies sobre el nivel del mar y del cual colgaban banderas panameñas y estadounidenses.
La edición del día anterior de La Estrella de Panamá revelaba un elaborado programa de celebración. La ceremonia empezaría a las 9 de la mañana, con las bandas de la Policía de la Zona del Canal y de la Guardia Nacional. Inmediatamente después, discursos de dignatarios nacionales y norteamericanos seguidos del corte de cinta. Finalmente, decenas de aviones y helicópteros sobrevolarían el puente al sonido de disparos de cañón y las sirenas de las barcos que cruzaban el Canal.
Al concluir la ceremonia, un centenar de VIP tendrían el honor de cruzar el puente por primera vez. A las 11 de la mañana, este se abriría al público general. A las 3 de la tarde, empezarían a circular los automóviles. Los actos serían transmitidos, simultáneamente, por los canales 8, de la Zona del Canal, y 2 y 4, de Panamá.
Temprano en la mañana inició el desfile de invitados. Personalidades locales y extranjeras iban tomando su lugar en las sillas instaladas en la entrada cercana a la ciudad.
El primero fue el presidente de la República, Nino Chiari, acompañado de sus dos vicepresidentes, ministros de Estado y magistrados de la Corte Suprema. Le siguió el gobernador de la Zona del Canal, Robert Fleming, del brazo de la primera dama, doña Cecilia Orillac de Chiari, y de un pequeño y encorbado nonagerio, un excongresista estadounidense llamado Maurice Thatcher.
Detrás de Fleming y de Thatcher, seguían los expresidentes Enrique A. Jiménez, Arnulfo Arias, Ernesto de la Guardia, Ricardo Adolfo de la Guardia, Ricardo Arias Espinosa; así como el presidente de la Asamblea, Jorge Rubén Rosas, y otras figuras destacadas.
Entre tanto rostro alegre y entusiasta, mirándolo todo con especial interés desde su puesto privilegiado, el embajador de Estados Unidos en Panamá, Joseph Farland, mostraba inquietud. Como revelaría posteriormente, en una entrevista publicada en la colección 'Oral History' de la Biblioteca Presidencial John F. Kennedy, Farland temía que algún evento inesperado desluciera la ceremonia, preparada con meses de anticipación por un equipo panameño-estadounidense.
El puente era un sueño de varias generaciones de panameños, separados desde el mismo comienzo de su historia republicana por la “gran zanja”.
Con él, podrían cruzar el canal cómodamente los automóviles y vehículos de motor desde la capital hacia el resto del país, sin tener que esperar a los viejos ferry boats que databan de 1931 y que requerían en promedio una hora para trasladar a los viajeros de un lado al otro.
Otra alternativa, igualmente incómoda, era el puente giratorio de Miraflores, cuya altura era menor a la de los barcos que transitaban el canal y debía abrirse mientras estos pasaban.
Desde 1925, los panameños habían solicitado al gobierno estadounidense que se iniciara la construcción de un puente colgante, pero siempre se les había dado largas.
No fue sino hasta el Tratado Remón-Eisenhower, en 1955, cuando finalmente el gobierno norteamericano se comprometió a construirlo. Fue el propio Maurice Thatcher, entonces representante del estado de Kentucky ante el Congreso (1922-1933), quien presentó en 1956 la legislación que permitió financiar su diseño y construcción.
Los trabajos se iniciaron en septiembre de 1959, durante la administración de los presidentes Dwight Eisenhower y Ernesto de la Guardia.
Durante tres años, panameños y zonians habían seguido con atención el proceso de levantamiento: la primera piedra, los primeros andamiajes. Desde principios de 1962, ya se podía observar claramente el perfil del hermoso y característico diseño arqueado de la firma Sverdrup Parcel y Asociados, de San Luis, Missouri y construido por la compañía texana John F. Beasly & Company. El acero para su construcción fue traido de Alemania. La obra había costado $20 millones.
Desde el momento en que se inició la construcción, los panameños lo llamaron de forma instintiva 'puente de las Américas', un nombre que parecía lógico, sobre todo en aquel momento en que tomaba auge la construcción de la carretera Panamericana y se hablaba de abrir el tapón de Darién.
Pero las autoridades de Washington, que pagaban el puente, habían decidido otra cosa.
En 1961, el excéntrico congresista Daniel Flood (ver 'El enemigo número 1 de Panamá”, La Estrella de Panamá, 4 de enero de 2020), sometió una moción ante el Congreso para que el nuevo puente recibiera el nombre de 'Thatcher Ferry Bridge'.
Era un tributo a Maurice Thatcher, cuyo nombre también llevaban los dos ferrys. Thatcher había laborado en la Zona del Canal desde los primeros años del siglo XX y era el único sobreviviente de la original "Comisión del Canal del Istmo". Durante sus años en Panamá había colaborado y tratado con figuras legendarias como David. D. Gaillard, William C. Gorgas y George W. Goethals. Entre 1910 y 1913, había sido jefe del Departamento de Administración civil, encargado de las relaciones con el gobierno de Panamá y colaborado en multitud de obras a beneficio de los panameños.
'Hagan algo. Paren a Flood. El puente debe llamarse Puente de las Américas. Es lo que quieren los panameños. Se va a formar un disturbio', escribió Farland al Departamento de Estado tan pronto escuchó la noticia, conociendo las crecientes inquinas entre los panameños y los estadounidenses.
Pero los funcionarios del Departamento de Estado no hicieron nada, reveló Farland en la mencionada entrevista del programa 'Oral History'.
Preocupado, se puso en comunicación telefónica directa con el presidente John F. Kennedy, familiarizado con la política de Panamá. Este le propuso a Farland que fuera a visitar a Thatcher para pedirle que declinara el honor de que el puente llevara su nombre.
Farland fue a verlo a su residencia en Washington. el nonagenario lo recibió amablemente, pero fue firme en su negativa: "Me gustaría favorecer la sugerencia del presidente, pero tengo amigos que no lo comprenderían. Les fallaría si los dejara quitar mi nombre'.
El viernes 4 de agosto de 1961, el presidente Kennedy firmó las provisiones que confirmaban el nombre del puente.
Mientras tanto, en Panamá, días antes de la inauguración, las tensiones aumentaban. Por una parte, al cuerpo diplomático y consular no le gustó que la invitación a la ceremonia fuera hecha por los norteamericanos y no por las autoridades panameñas. Tampoco que se les exigiera llegar a la ceremonia en buses mientras los dignatarios estadounidenses tenían permiso para llegar en sus propios vehículos y limusinas. Solo cinco embajadores – los de España, Alemania Occidental, Gran Bretaña, Italia y China Nacionalista - aceptaron la invitación.
Los panameños, por su parte, no disimulaban la inquina. No se conformaban con el nombre elegido para el puente.
El 2 de octubre de ese mismo año, 10 días antes de la inauguración, la rebelde y nacionalista diputada panameña Thelma King presentó un proyecto de ley urgente a la Asamblea de Panamá, por el cual se obligaba a los panameños a llamar 'Puente de las Américas' a la nueva estructura. El proyecto exigía que todos los documentos legales del país debían nombrarlo de esta manera y que así se le hiciera saber a todas las asambleas legislativas de todas partes del mundo. El proyecto de ley fue aprobado inmediatamente.
Hasta el día 2 de octubre, durante los días previos a la ceremonia, La Estrella de Panamá se refería a él como el “Thatcher Ferry Bridge”. A partir del 3 de octubre, se le mencionó siempre como "Puente de las Américas".
Mientras eso sucedía en Panamá, en la Zona del Canal se ponía en circulación una emisión de estampillas de 4 centavos conmemorativas a la apertura del 'Thatcher Ferry Bridge”.
Con tensión y expectativa, se dio inicio a la ceremonia de inauguración a las 11 de la mañana del día 12 de octubre de 1962. El ministro de Obras Públicas de Panamá, Max Delvalle, saludó a los presentes y dio el discurso inicial, explicando la historia del puente y llamándolo en todo momento, como exigía la ley panameña, 'Puente de las Américas'.
Después le correspondió hablar a George W. Ball, subsecretario de Estado de Estados Unidos y miembro de la junta directiva del Canal, quien lanzó un discurso político característico de la guerra fría, alabando a los que construían puentes (como USA) y no murallas (como los rusos en Berlín). Instruido por el embajador Farland para que evitara herir las susceptibilidades locales, Ball se mostró cuidadoso, usando un juego hábil de palabras, en el que evitó dar ninguno de los nombres: 'el puente que inauguramos hoy, un verdadero puente de las Américas...'.
Ball no terminaba su discurso, cuando un estruendo se escuchó en la zona de 'vips'.
Se acercaba un grupo de estudiantes panameños en ruidosa marcha desde El Chorrillo, portando banderas revolucionarias cubanas y un letrero que decía 'Puente de las Américas Sí. Thatcher Ferry Bridge No'. Sin que nadie lo esperara, lanzando polvo y piedras, el grupo logró cruzar uno de los cordones policiales hasta llegar a 20 pies de los invitados.
Apresuradamente, el gobernador Fleming agarró al nonagenario Thatcher por el brazo y lo condujo para que cortara la cinta.
Inmediatamente, los invitados fueron desalojados por la policía.
La ceremonia había terminado.
Esa misma tarde, se vandalizaron las placas conmemorativas colocadas a la entrada de ambos lados del puente. Estas decían 'Puente Thatcher Ferry, uniendo a las Américas'. Más de 30 mil carros cruzaron el puente ese fin de semana. Del nombre no se habló más.