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El comercio mundial se redefine y Panamá no escapará a la ola
- 27/11/2023 00:00
- 27/11/2023 00:00
Una tarde gris, con llovizna y temperatura de 14 grados centígrados nos acoge en Bogotá el domingo 29 de octubre pasado a una veintena de periodistas latinoamericanos —excepto de Venezuela y Nicaragua— dedicados a la información económica, para conocer los retos del comercio mundial que se discutirán en febrero próximo en Abu Dabi.
La capital colombiana fue escogida por la Organización Mundial de Comercio (OMC) para compartir conocimiento sobre la 13 Conferencia Ministerial de la OMC ante los nuevos desafíos del comercio mundial, que se celebrará en la capital de Emiratos Árabes Unidos del 26 al 29 de febrero, en donde Panamá estará presente como socio de esta institución.
Camino al hotel, el amable chófer del taxi nos informó sobre la actualidad colombiana; coincidí en el aeropuerto El Dorado con el colega argentino Federico Manrique, de la ciudad de Mendoza y especializado en la información sobre la rica economía vitivinícola de esa región, y juntos escuchamos la descripción que nos hacía de la “paliza” electoral que le acababan de dar ese día al partido del presidente Gustavo Petro.
Fue muy enriquecedor el diálogo, que trascendió el mero resultado electoral, pero nuestro tema nos llamaba poderosamente la atención, ¿qué va a pasar con el comercio mundial en el contexto de la guerra de Ucrania, el enfrentamiento de Israel con Hamás y el avance del cambio climático?
Y, en la actual coyuntura de Panamá, en donde encontramos un diálogo de sordos en muchos niveles de la sociedad y una caída general de la producción como consecuencia de las protestas generalizadas por la aprobación de un cuestionable contrato ley con una trasnacional minera canadiense, es menester ser conscientes que el mundo no nos espera.
El ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Germán Umaña, definiría la situación global actual como un dejavu porque “la historia se repite, en la posguerra, después de 1943”, la meta era romper “la trampa bilateral” del comercio, hacia la fundación de un sistema financiero multilateral que cerrara “las brechas del desarrollo” y lo que vino “no fue una Tercera Guerra Mundial, pero sí la Guerra Fría”.
Cuatro años después nacería el Sistema General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) que, recordó, sufrió de “burlas” de los actores comerciales, las potencias de entonces.
“Tenemos la misma discusión hoy”, sentenció, con un bilateralismo que arrincona al multilateralismo, países que ejercen su poder de veto para imponer sus reglas, maniqueísmo en el manejo de los fondos destinados a promover el desarrollo de las economías más débiles… y la guerra que amenaza en convertirse en la tercera conflagración mundial.
Entre pitos y pailas, como decimos en Panamá, el GATT se transformó en la OMC en 1994 —Panamá ingresó en 1997— y preservó el consenso como sistema para adoptar decisiones, en donde el voto de un país pequeño pesa igual que el de una potencia, lo cual es bueno para todos, pero malo cuando la oposición de uno tranca todo posible acuerdo, a veces por razones no comerciales, y por décadas.
Una razón para que Panamá se active en la próxima conferencia ministerial, no solo es la temática, sino el costo que el país asume desde que entró en estas grandes ligas, que anualmente empezó con unos 30 millones de dólares de merma en ingresos fiscales por la reducción arancelaria a las importaciones, o sea que, si hacemos la matemática básica, suponiendo que esa cifra no se alteró, estamos hablando de casi 800 millones de dólares.
La OMC corre “el riesgo de desaparecer”, de acuerdo con la perspectiva del funcionario, si no se establece un sistema multilateral coherente, si no se logra el “equilibro ambiental” y se traen abajo los excesivos subsidios que dan las potencias, por ejemplo cito a China que llega a dar el 500% de ayudas a su flota de pesca sin ninguna consideración.
Vayamos a las cifras consolidadas que conoce el mundo sobre Panamá, de acuerdo con World Integrated Solution (WITS), en 2021 el valor total de las exportaciones de mercancías fue de 3.782 millones de dólares y el de las importaciones de 13.313 millones.
Ese mismo año, Panamá importó servicios por 4.143,35 millones de dólares y exportó servicios por 10.648,30 millones.
Los 164 países miembros de la OMC tienen que ver los asuntos del comercio de bienes y servicios y la batalla prolongada para la reducción de los subsidios, tanto agrícolas, como a la pesca, asimismo establecer las medidas para proteger a las economías más débiles para que entren al camino del desarrollo.
Y la OMC tiene más de 600 casos de controversias pendientes de solución porque un solo país, Estados Unidos, “ahorcó” desde 2019 el Órgano de Apelación al no avalar los jueces que lo deben integrar, porque considera que tomó decisiones equivocadas antes.
Son siete los jueces que lo integran, representando a todas las regiones del mundo, y el último que quedaba activo culminó su mandato en noviembre de 2020, de acuerdo con un informe oficial de la Organización.
Ante esta cuestión, la reforma de la OMC es un asunto de primera importancia para reactivar todas sus funciones y adecuarlas también en toda su dimensión a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente porque se debe alcanzar el consenso para cada paso que se dé.
En la próxima reunión ministerial se abordará el comercio electrónico y la facilitación de inversiones, teniendo en el primer asunto el “movimiento transfronterizo” como elemento crucial, de acuerdo con el director de Relaciones Comerciales de Colombia, Manuel Chacón, quien reseñó las negociaciones que se realizan desde 1998.
Las reglas de facilitación de inversiones las trajeron al tapete China y Brasil, sobre todo por la exigencia de transparencia de las medidas o la conducta responsable de las empresas, entre otros principios que irán a revisión.
La regulación doméstica de los servicios y el grupo de trabajo sobre las micro, pequeñas y medianas empresas, son otros dos temas que discutirán los países que forman parte de los grupos de trabajo en un panorama que Chacón considera “complicado”.
El Acuerdo sobre Subvenciones a la Pesca, cuyo primer consenso fue alcanzado “in extremis” en la XII conferencia celebrada en Ginebra del 12 al 17 de junio del año pasado luego de la pandemia entrará a su consolidación.
La cita se prolongó un día más de lo previsto.
Según la OMC, la XII conferencia alcanzó “un conjunto de resultados comerciales sin precedentes” a nivel multilateral.
El catedrático de la Universidad del Rosario, Rafael Tamayo, explicó que la segunda ronda de negociaciones del acuerdo sobre las subvenciones de la pesca contempla definir “el futuro de las regulaciones” ante el enorme peso de los subsidios en el sector.
Solo en 2018 esa actividad recibió 35.500 millones de dólares de subsidios y, de ellos, 22.200 millones sirvieron para “aumentar la capacidad y dan lugar a capturas por encima de los niveles sostenibles”, acotó.
Se han logrado sentar las bases para eliminar los subsidios a la pesca ilegal no declarada, y a la no reglamentada, las que impactan en la pesca de especies sobre explotadas y otras subvenciones que impiden el cumplimiento de los ODS.
Recuerde que en Panamá, en estos días, se suscitó una refriega por la aprobación de un reglamento de pesca que permitía la de arrastre, error que fue aparentemente corregido luego de desatarse la protesta, una más, contra el gobierno, porque afecta la labor pesquera nacional y favorece a las flotas internacionales que merodean sus aguas.
Periodistas de Perú, Ecuador y Costa Rica, compartieron los reportes de sus respectivos países sobre la presencia de flotas pesqueras foráneas, especialmente de China y Rusia, que muchas veces realizan sus actividades sin cumplir las normas establecidas.
Cómo se tratará a los países que violen este acuerdo, prohibiéndole dar subsidios a las empresas por cierto tiempo, es un asunto por discutir.
Y un detalle crucial es que el acuerdo de marras, si no se logra un consenso total, tiene una cláusula de terminación de cuatro años, que comenzará a correr desde febrero próximo, lo que puede poner a la OMC en el cuarto de cuidados intensivos y el comercio multilateral en coma, máxime que tampoco se ha cerrado el tema de subsidios agrícolas y el comercio de servicios, o sea, casi toda la actividad económica. ¿Dejavu a 1944?
El autor es periodista independiente y profesor universitario.