Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 18/09/2021 00:00
- 18/09/2021 00:00
La imagen urbana del sector de Obarrio corresponde a la de una zona cosmopolita de vivienda de clase media, comercio, antiguas mansiones y los rascacielos que dan forma a esa vaga idea de 'centro financiero' que algunas veces parece ser esquiva en visualizarse materialmente en la ciudad de Panamá.
El libro Ciudad fragmentada (1989), del urbanista Álvaro Uribe, señala que este barrio surge 'durante la época de la Segunda Guerra Mundial', siendo parte de la aparición de los nuevos residenciales donde se mudarían las clases acomodadas en la ciudad de Panamá. Obarrio es parte de una nueva reconfiguración de la ciudad en la que el río Matasnillo es el nuevo límite que separa las clases bajas hacia el este, de las altas, al oeste.
Esta segregación espacial era resultado de los elevados costes de la tierra, los cuales eran provocados por 'los mecanismos de especulación de la tierra, que consistían en sustraerla artificialmente del mercado en espera de su valorización'. Este mecanismo, de acuerdo con el arquitecto e historiador Samuel Gutiérrez en su obra, El problema de las barriadas brujas en la ciudad de Panamá (1965), sería uno de los condicionantes principales que dificultarían la construcción de vivienda para clases bajas en el nuevo centro urbano que se fue consolidando a partir de la década de 1950.
La historia de Obarrio está estrechamente relacionada con el recuerdo de uno de los eventos políticos más traumáticos de la historia republicana, el magnicidio del presidente Remón Cantera en el desaparecido hipódromo Juan Franco, en 1955. Clausurado el 8 de julio de 1956, el hipódromo ocupaba los terrenos ubicados detrás de las galerías Obarrio. Para esta misma fecha ya era posible observar el trazado de la urbanización, con sus manzanas alargadas y regulares hacia el interior y lotes de proporciones más pequeñas hacia las dos vías principales a las cuales tenía acceso, la vía España y la vía Brasil, que en ese entonces solo conectaba la avenida cuarta sur (calle 50) con la vía España.
Durante la década de 1960, y especialmente durante la década de 1970, se da la construcción de las residencias de clase alta, con propiedades cuyo tamaño oscilaba entre los 1,200 a 2,000 metros cuadrados, y de las cuales aún pueden observarse algunas en pie. Las propiedades próximas a la vía Brasil también son ocupadas y construidas para esta misma época, principalmente con edificios de apartamentos de 2 a 4 pisos, con negocios en planta baja. La construcción de la sede del Instituto Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Idaan) para estas mismas fechas consolida esta zona como una nueva área de importancia comercial en la ciudad.
La transformación de Obarrio como uno de los espacios que acoge el centro financiero y de negocios de la ciudad se daría a partir de la década de 1990. Se construyen torres de oficinas sobre la calle 50, como la torre del Dresdner Bank, el edificio Plaza 2000 y el World Trade Center, edificios de apartamentos como las torres Marsella y el hotel Sheraton.
La rapidez e intensidad del proceso de verticalización fue el origen de conflictos sobre las afectaciones que este cambio de usos residenciales de baja densidad a torres y centros comerciales implicaba. En este sentido, un fallo de la Corte Suprema de 2013, contra una resolución del Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot) de 2007, es claro al describir como a partir de 2007 la tendencia de crecimiento socioeconómico y la atracción de inversión inmobiliaria en la zona, fueron impulsando los cambios de uso de suelo, con lo cual casi habían desaparecido por completo las propiedades con el uso de zonificación de viviendas unifamiliares, y se había transformado a zonas de uso comercial mixto y de torres de apartamentos y oficinas.
A pesar de las presiones ejercidas por propietarios, inversionistas y desarrolladores, para que se aumentaran las densidades de población permitidas desde la década de 1990, un paseo por las calles de este barrio permite observar que existe un cierto deterioro palpable en la existencia de lotes baldíos y antiguas mansiones abandonadas, situación especialmente notable en vías como la avenida tercera sur. Esto a pesar de que, con el Plan Metropolitano de 1997, se define al corregimiento de Bella Vista como “nodo que acogerá al Centro Financiero Internacional, que incluirá un Centro de Seguros y Reaseguros”, con lo que este corregimiento se convierte en una de las áreas de mayor valor inmobiliario en la ciudad de Panamá.
Un análisis sobre este espacio sin utilizar en Obarrio permite identificar que de las 72,94 hectáreas que conforman la propiedad urbana en este barrio, en la actualidad hay al menos 6,66 hectáreas baldías u ocupadas por estacionamientos, lo que corresponde al 9,13% de tierra en una de las zonas de mayor valor de la ciudad. El tamaño de estas propiedades baldías oscila entre los 300 y los 8 mil metros cuadrados con un tamaño promedio de unos mil metros cuadrados.
A pesar de ser un barrio de carácter residencial multifamiliar, y centro atrayente de trabajadores de sectores relacionados con las finanzas, los servicios y el comercio, Obarrio solo cuenta con un espacio verde en el lado sur, el parque Harry S. Truman. Tampoco hay bibliotecas, centros culturales o mercados en esta zona de la ciudad. Hacia el sector norte de la avenida Samuel Lewis Galindo, donde se concentra buena parte de los edificios de apartamentos más antiguos del barrio, no hay espacios públicos.
En lo que va de este siglo la ciudad de Panamá se ha expandido unas 15 mil hectáreas, principalmente hacia las periferias norte y este, esto sin contar lo que sucede en Panamá Oeste. Una de las prioridades que la ciudad debe tomar para frenar este crecimiento expansivo es redensificar y reocupar el centro urbano.
Para esto se hace urgente crear instrumentos que integren al uso productivo estos espacios abandonados y vacíos que aún se pueden hallar en zonas de tan alto valor dentro del tejido urbano.