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- 15/05/2020 00:00
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Nele Kantule es una de las figuras más destacadas de la historia guna y panameña del siglo XX. Su impronta no se restringe a la Revolución Guna de 1925, un movimiento de protesta contra los atropellos del Gobierno central panameño. También se dio a conocer como maestro, curandero, visionario y político exitoso, respetado por presidentes y ministros, y negociador hábil que logró ventajas reales para su pueblo.
“El Nele Kantule es una figura que hay que rescatar para que no quede atrapada en los libros historia, recordado solo un día del año”, sostiene Carlos Atencio, director del diario El Siglo, y autor de su biografía en el proyecto de Protagonistas del siglo XX Panameño (www.protagonistaspanamasigloXX.com)
Carlos fue el último de los 75 escritores en unirse al proyecto liderado por Jorge Eduardo Ritter y coordinado por Lorena Roquebert, para recopilar 85 biografías de los panameños más destacados del primer siglo de historia. “En principio esta figura le fue asignada a otra persona, que no pudo cumplir. Cuando los organizadores me propusieron la idea, acepté con mucha disposición, a pesar de estar contrarreloj”, comenta el autor.
Carlos, ingeniero electrónico reconvertido a periodista y apasionado estudioso de la cultura nacional, ha sido ganador del premio Europeaid a la innovación científica; del premio Nacional Fórum de Periodistas categoría deportes (2011); del Premio de periodismo de la Universidad Tecnológica de Panamá, categoría reportaje (2014); y del premio Nacional Fórum de Periodistas, categoría economía.
La biografía el Nele Kantule fue un trabajo realizado en conjunto con Rodelick V. Richards, profesor de geografía e historia de la Universidad de Panamá, y autor de varios trabajos de investigación sobre el pueblo guna. Con él, y otros amigos de la comarca, mantuvo Carlos “largas conversaciones sobre las tradiciones gunas”, de las que incluso aprendió rudimentos del lenguaje.
“Los organizadores del proyecto me dieron un cartapacio amarillo repleto de documentos, de copias y de hojas sueltas. Lo primero que tuve que hacer fue ir leyendo y marcando los datos más relevantes. Esto me tomó cerca de cuatro semanas. Fue un ejercicio que también me dio luces sobre cómo han ido cambiando los escritos sobre Nele Kantule a lo largo de la historia. Tomando en cuenta la distancia de la comarca y los años en que vivió el personaje, es comprensible que existan variaciones sutiles en los relatos orales que pasaron de generación a generación y que luego se recogieron en libros. Aunque los biógrafos mantienen las fechas, que no deben trastocarse por ningún motivo, sí pudieron haber adornado algunos sucesos”.
“Según la leyenda guna, desde su nacimiento, la partera vio señales de que sería adivino. Por eso le pusieron el apodo de “Nele”. Posteriormente le agregaron el “Kantule” porque llegó a conocer todos los cantos de las ceremonias gunas. Su formación empezó de muy pequeño, cuando acompañaba a su padre, que era botánico y curandero, en sus viajes por los ríos, montañas e islas para traer las hierbas con las que sanaba a los enfermos. Cuando tenía 17 años, se fue a Punta Caimán, en el golfo de Urabá, a estudiar con el maestro Inagoya, que lo instruyó en medicina tradicional y la historia y mitología guna. Posteriormente fue a Baya, Darién, donde estuvo tres años más, bajo las enseñanzas del maestro tradicionalista Olwit, de quien aprendió lengua y tecnología guna. En Quibdó, Colombia, se interesó por los modelos culturales europeos y los estadounidenses y se relacionó con William Smith y Charles Aspinwall, marinos gunas con mucho recorrido, quienes le hablaron de los países visitados, de sus experiencias y de las gestas libertadoras de América”.
“Al momento de la separación de Panamá de Colombia, el Nele Kantule fue uno de los pocos indígenas gunas que apoyó a la nueva República; incluso, tomó la iniciativa de izar la bandera panameña en la isla en la que habitaba, contrariando a algunos de los líderes. No obstante, pronto se dio cuenta de que los gobiernos nacionales menospreciaban la cultura indígena y querían imponer cambios en su forma de vida. Por ejemplo, prohibieron que las mujeres usaran narigueras e incluso las forzaban a bailar para complacer a otros hombres que no eran sus esposos, lo que para ellos era una afrenta intolerable. Durante el gobierno de Belisario Porras incluso se aprobaron varias leyes en que se les llamaba “salvajes” e “incivilizados”. El propio Nele sufrió la persecución de los policías enviados a las islas, y en una ocasión fue interrogado y detenido por supuestamente encubrir a un extranjero. Permaneció preso por un mes. Cuando recobró la libertad, juró responder con mano fuerte los desmanes de los wagas (“extranjero, ladino, no guna, no indígena”).
Después de que Nele Kantule salió en libertad, se reunió con su amigo y mentor Simral Colman, cacique de una de las confederaciones de la nación guna. En esta reunión se tomó la decisión de llevar adelante los actos de revolución. A Nele Kantule le correspondió la responsabilidad de reclutar y entrenar a los guerreros que ejecutarían los planes y mantener a la población al tanto. La revolución estalló el 21 de febrero de 1925, en la isla de Uggubseni. Todos colaboraron. El pueblo entero se reunió para organizar una supuesta celebración de Carnaval, con la intención de desviar la atención de los policías, en momentos en que los guerreros se disponían a atacarlos. En la madrugada, los combatientes dejaron los botes a cierta distancia y bracearon hasta la isla con los fusiles al hombro. Una vez en tierra, se dirigieron al cuartel y sometieron a la policía, liberaron a los presos. Durante los días siguientes, los rebeldes permanecieron en la isla aguardando la llegada de los refuerzos policiales para atacarlos. Las revueltas continuaron en otras islas como Naegana, Aggwanusadu, Digir y Niadub. Algunos pocos de los policías y gunas que apadrinaban las políticas represivas del Gobierno panameño salvaron sus vidas adentrándose en la selva o huyendo hacia la ciudad de Panamá, pero la mayoría de los policías a cargo de la intendencia sufrieron una muerte terrible.
Sin justificar el derramamiento de sangre de los enfrentamientos, se puede decir que la historia del pueblo guna dio un giro muy significativo, a favor de sus habitantes que eran tratados, por decir lo menos, muy despectivamente por las propias autoridades. Al enterarse de la revolución, el presidente Rodolfo Chiari ordenó el contraataque inmediato, pero este no llegó a efectuarse. Al contrario, el 4 de marzo se firmó un tratado de paz entre el Gobierno panameño y el pueblo guna. Como consecuencia de este acontecimiento, el Estado panameño comenzó a valorar la cultura del pueblo guna.
Colman se retiró a la vida privada y traspasó el mando de cacique en el año de 1926 a Nele, quien asume el poder general e inicia un acercamiento con las otras dos confederaciones indígenas para solicitar al presidente Arosemena la creación de una comarca y otros beneficios, como el derecho a voto, seguridad, becas, derechos civiles y libre comercio. Él también logró que el Gobierno nacional intercediera ante las autoridades de la Zona del Canal para establecer un acuerdo para dar trabajo a cientos de gunas en las cocinas de las bases militares. Con estos esfuerzos a favor de su pueblo, el Nele consolidó su liderazgo, pero siguió luchando, y en 1938 logró que se creara la comarca de San Blas. Este fue uno de los grandes legados del Nele Kantule.
Cuando murió, el Gobierno nacional decretó la Ley 32 del 29 de diciembre de 1965, que declaró feriado el día de su muerte para toda la comarca.
Nació en Río de Jesús, Veraguas. Empezó el periodismo como segunda carrera, después de graduarse como ingeniero electrónico y de haber trabajado en un periódico como técnico de soporte de computadoras. En el diario Panamá América se dedicó al periodismo cultural por cuatro años hasta convertirse en coordinador de esta sección. Se integró al diario La Estrella de Panamá como reportero. Reconocimientos: premio Europeaid a la innovación científica, subcategoría de prensa por divulgación científica y tecnológica; premio Nacional Fórum de Periodistas categoría deportes (2011). Premio de periodismo de la Universidad Tecnológica de Panamá, categoría reportaje (2014); premio Nacional Fórum de Periodistas, categoría economía.
Nació en Muladub, comarca Guna Yala. Se graduó de profesor de geografía e historia en la Universidad de Panamá. Desde el año 2000 laboró como educador en los colegios Nele Kantule, Nibaginya Cabú, Melchor Lasso de la Vega, y actualmente en Cristóbal Adán de Urriola. Paralelo a la docencia se dedicó a la investigación. Es autor de las biografías de los caciques de Guna Yala en 'Mi gente que hizo historia', partes i y ii, publicadas por el Congreso General Guna. En 2011 el Tribunal Electoral publicó su libro 'El voto guna en la historia electoral panameña'. Ha escrito artículos para medios como 'La Prensa' y 'Panamá América'