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- 28/07/2023 00:00
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La diplomacia del Reino de Marruecos acaba de apuntarse un triunfo diplomático al lograr que el gobierno de Israel reconozca su soberanía sobre el Sahara, lo que refuerza su control administrativo sobre ese territorio.
Israel y Marruecos establecieron relaciones diplomáticas hace dos años y medio bajo la gestión de Estados Unidos. Esa decisión se dio en el contexto de las gestiones de la administración de Donald Trump por sacar del impase una cuestión clave para la paz y estabilidad en el norte de África.
En su pronunciamiento en diciembre del 2020, Trump no dejó lugar a dudas. Reconoció la soberanía de Rabat en el Sahara y resaltó que “la propuesta de autonomía seria y creíble de Marruecos es la única base para una solución justa y perdurable para la paz y prosperidad duradera en el Sahara”. La administración de Joe Biden ha mantenido esa posición y ha incrementado los lazos con Rabat en diversos ámbitos de cooperación.
En esa línea, el gobierno de España, primero, seguido por Alemania y Países Bajos, también reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sahara y consideró que la solución al diferendo pasa por el plan de autonomía propuesto por Marruecos. Estiman que esa iniciativa puesta sobre la mesa en el 2007 por el rey Mohamed VI debe ser respaldada por la comunidad internacional porque constituye la alternativa para poner fin a una situación que se ha prolongado por casi medio siglo. Así lo ha reconocido el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en sus últimas 15 resoluciones sobre la cuestión del Sahara.
Por otro lado, Argelia y sus títeres del Frente Polisario, procuran seguir alimentando un conflicto que compromete la paz y la estabilidad regionales. El régimen dictatorial de Argel pretende la realización de un referendo inviable, al mismo tiempo que se rehusa a un censo en los campamentos de refugiados en territorio argelino, donde cada vez existen menos saharauis y más pobladores de naciones vecinas. Alimenta, además, desde el 2020 la ruptura del cese al fuego alcanzado por la ONU en 1991 para generar mayor inestabilidad en la región.
Marruecos reivindica su soberanía en el Sahara basado en argumentos históricos, legales y socioculturales.
En la última década, el gobierno marroqui ha desarrollado un programa económico y de infraestructura en sus provincias del Sahara por cerca de $10,000 millones, que incluye una autopista de 550 kilómetros para comunicar el territorio y un megapuerto en Dajla. Está enfocado también en convertir a Dajla en una de las sedes del mundial de fútbol del 2030.
La posición del gobierno de Tel Aviv demuestra que se trata de una postura irrevocable ante un conflicto alimentado por la dictadura argelina, que no solo creó sino que sustenta a la guerrilla terrorista del Polisario.
El paso dado por Israel se suma a la decisión de 28 países africanos, árabes y latinoamericanos que han establecido consulados en El Aaiún, capital administrativa del Sahara, y en Dajla, centro industrial y turístico de la región. Israel anunció la apertura de un consulado en Dajla y la administración de Biden está considerando establecer una oficina consular en el Sahara.
La decisión de Israel de seguro tendrá un efecto positivo sobre aquellos países de la Unión Europea y de América Latina que se encuentran en una zona gris sobre la propuesta autonómica para el Sahara impulsada por Marruecos y lleguen a adoptar posturas más realistas y pragmáticas.
El mensaje del Mohamed VI, en agosto del año pasado, estableció la doctrina diplomática de Rabat y no dejó espacios para las indefiniciones. “La cuestión del Sahara es el prisma a través del cual Marruecos observa el entorno internacional y la medida de la sinceridad de la amistad y la eficacia de las asociaciones que establece el reino”, dijo el monarca..
Frente a esa realidad internacional es inconcebible que el gobierno de Panamá continúe dando respaldo a la guerrilla del Polisario porque no favorece los intereses nacionales y solo beneficia al ala más radical del PRD cómplice de Argelia.
El tema, al igual que todo lo relacionado con la política exterior del país, no forma parte de la agenda electoral de los actuales aspirantes a la presidencia en las elecciones del 2024. Sin embargo, es importate que haya definiciones sobre esa cuestion porque continuar respaldado una guerrilla vincula al terrorismo internacional no solo compromete a Panama, tambien es una burla a la tradicional postura de neutralidad del pais en conflictos no resueltos y desalienta las posibilidades que ha planteado Marruecos en favor de los intereses soberanos de Panama.
Al tomar partido por el Polisario, Panamá se coloca en una posición que da la espalda al realismo y pragmatismo con que deben manejarse las relaciones internacionales.