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Los golpistas de Gabón hablan en la ONU, pero no los de Níger
- 23/09/2023 09:26
- 23/09/2023 09:26
El régimen golpista que ha asumido recientemente el poder en Gabón ha logrado en un tiempo récord tomar la palabra en la ONU en nombre de su país, mientras que los golpistas de Níger, llegados al poder un mes antes, tendrán que esperar a que se resuelva su demanda de reconocimiento.
Este aparente doble rasero se explica por los procedimientos de trabajo en Naciones Unidas, tanto en la Asamblea General como en el Consejo de Seguridad.
Según explicó a EFE Stéphane Dujarric, portavoz de la Secretaría General, en el caso de Gabón, la misión del país en la ONU presentó en una carta el nombre de quien sería su orador en la Semana de Alto Nivel que comenzó el pasado martes: Raymond Ndong Sima, nombrado primer ministro por el gobierno golpista hace solo dos semanas, el pasado 7 de septiembre, ocho días después del golpe.
Dado que el Consejo de Seguridad no se ha pronunciado sobre Gabón, y que ninguno de sus miembros emitió ninguna reserva sobre el nuevo gobierno gabonés, se aceptó el nombre de Ndong Sima, que pudo tomar hoy la palabra.
De ese modo, Ndong Sima aprovechó la tribuna que le ofrece la Asamblea General para reivindicar el golpe de Estado llevado a cabo por el ejército para interrumpir unas elecciones que calificó de "fraudulentas" (en consonancia con un buen número de observadores).
"Las fuerzas armadas -subrayó- decidieron con toda responsabilidad interrumpir un proceso electoral fraudulento para conjurar los riesgos de un incendio que habría destruido las bases mismas de la sociedad gabonesa", concluyó.
Distinto ha sido el caso de Níger, donde el 26 de julio se produjo otro golpe de Estado que derrocó al régimen electo democráticamente de Mohamed Bazoum, quien desde entonces está retenido en el Palacio Presidencial por los militares.
A diferencia de Gabón, donde la institucionalidad se cayó como un castillo de naipes, en Níger varios ministros salieron del país y denunciaron la ilegalidad del gobierno golpista, mientras que varios embajadores se mantenían fieles a Bazoum.
A escala internacional, las condenas al golpe fueron generalizadas y la ONU, la UE, Estados Unidos y hasta la Unión Africana reclamaron un retorno al orden constitucional y negaron legitimidad al nuevo gobierno que nombró a Abdourahmane Tchiani como nuevo presidente de facto.
El gobierno de Tchiani solicitó acreditarse ante la ONU y tomar la palabra ante la Asamblea General en su Semana de Alto Nivel, pero el gobierno de Bazoum había mandado su propia carta para enviar a su propio representante, con lo que la ONU se encontró con una doble petición.
Esto condujo el caso al Comité de Credenciales, que cada noviembre estudia los casos más polémicos y decide en uno u otro sentido.
El comité de credenciales lleva dos años con la decisión congelada sobre Afganistán y Birmania, dos países donde sus gobiernos son producto de sendos golpes de Estado.
Esa congelación no se ha traducido en silla vacía y son los embajadores del régimen depuesto los que en ambos casos ocupan la representación, pero desconectados de sus capitales respectivas.
Y cuando llega el momento de la Semana de Alto Nivel, se produce una situación paradójica: toma la palabra en nombre de su país un embajador que ya no representa al gobierno actual y dedica su discurso de principio a fin a denigrarlo y denunciar su falta de legitimidad.