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Fallece Benedicto XVI, el papa que estremeció la iglesia al renunciar
- 01/01/2022 00:00
- 01/01/2022 00:00
Amado por muchos y rechazado por otros, la vida del teólogo alemán Joseph Ratzinger, conocido como Benedicto XVI, y quien falleció a sus 95 años el sábado 31 de diciembre de 2022, fue marcada por múltiples episodios, desde su participación, de forma obligatoria, en las Juventudes Hitlerianas, hasta su postura conservadora que lo llevó a enfrentarse con las voces que exigían una reforma dentro de la iglesia Católica, y su renuncia en febrero de 2013.
Benedicto XVI, pasará a la Historia como el pontífice que renunció, lo que no ocurría desde Celestino V en 1294. Y en los casi diez años transcurridos desde entonces, la gran pregunta ha sido qué le empujó a hacerlo.
En una carta, Benedicto XVI asegura que “después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino”.
Josep Ratzinger, en medio de la renuncia, enfrentaba el destape de los "Vatileaks" en 2011, una filtración de documentos que evidenciaban la corrupción y diversos casos de abuso sexual cometidos en el seno de la Iglesia Católica.
Benedicto, que pidió perdón a las víctimas de esos abusos y fue el primer papa que se reunió con ellas durante su viaje a Estados Unidos en 2008, fue acusado directamente al final de su vida de haber estado al corriente de cuatro casos de curas pederastas cuando era arzobispo de Múnich (1977-1982).
Nacido en Marktl, Alemania, el 16 de abril de 1927, la infancia de Ratzinger estuvo marcada por los tiempos turbulentos que ocasionó el ascenso de Adolf Hitler al poder, que lo llevó a estar inscrito en las Juventudes Hitlerianas, cuando tenía 14 años.
Una organización que era aborrecida por sus familiares. "La familia de Ratzinger era fuertemente, aunque silenciosamente, antinazi y su padre tomó una serie de trabajos menos importantes para mantenerse alejado de lo que estaba sucediendo bajo Hitler", dijo el analista sénior del Vaticano de CNN, John Allen, en un artículo publicado por la CNN.
Hecho que lo llevó a dejar el organismo tiempo después, debido a que estaba estudiando para sacerdocio.
Para 1962, el alemán, de 35 años, que ya llevaba 11 años ordenado como sacerdote, pasaría a ser consultor del Vaticano, bajo el paraguas de Josef Frings, un arzobispo de Colonia, Alemania, que mantenía un pensamiento reformador de la Iglesia Católica.
Ideas que mantuvo durante su juventud, formando parte de los jóvenes teólogos que ayudaron a impulsar la modernización de la Iglesia en el Concilio Vaticano II, pero que, para el también corresponsal del National Catholic Reporter, John Allen, comenzaron a cambiar luego de las revoluciones estudiantiles de 1968.
En ese año el mundo experimentó una ola de protestas caracterizadas por las rebeliones populares contra las élites burocráticas y militares, que respondían a las manifestaciones con la represión política.
Es en este contexto que ocurren las protestas en Estados Unidos contra la Guerra de Vietnam; donde suceden las luchas por los derechos de los negros; el auge del movimiento hippie; la Primavera de Praga, en Checoslovaquia; los movimientos españoles contra el franquismo; el conocido como 'Otoño Caliente' (1969) en Italia y más adelante, las movilizaciones laborales de Reino Unido (1972-1973).
Revoluciones culturales que también impactaron a lo interno de la Iglesia Católica y que dieron como resultado el inicio del pontificado de Juan Pablo II, el 16 de octubre de 1978 y, el abandono de las posturas reformistas, por parte del entonces cardenal Joseph Ratzinger, por temor a que el exceso de apertura en el pensamiento de la iglesia llevara al 'relativismo'.
El 19 de abril de 2005, Joseph Ratzinger, fue investido como sumo pontífice de la Iglesia Católica, tomando el nombre de Benedicto XVI, nombre que, según el alemán, se basó en que, Benedicto XV, también había tenido la labor de "guiar a la Iglesia", a través de un "periodo de confusión".
“Como él, deseo poner mi ministerio al servicio de la reconciliación y la armonía entre los hombres y los pueblos, profundamente convencido de que el gran bien de la paz es ante todo don de Dios”, dijo en una Audiencia general, celebrada el 27 de abril de 2005.
Un pontificado que tuvo una recepción mixta en la población católica, entre aquellos que veían en Ratzinger una vuelta a las bases teológicas de la Iglesia y la lucha contra el relativismo y los que lo vieron como un "retroceso".
Tal es el caso del controvertido teólogo suizo Hans Küng, quien tenía una relación de muchos años con Benedicto XVI, pero que no compartía su visión conservadora. Fue una "decepción gigantesca", dijo Küng, tras enterarse del nombramiento de Ratzinger, recoge la agencia de noticias EFE.
Según Küng, "de seguro hablo por innumerables católicos que esperaban un Papa reformista, dedicado al servicio espiritual, que no solo aparezca como un Pontífice mediático en grandes manifestaciones, sino que resuelva los problemas que se han acumulado y efectúe reformas", dijo en entrevista con DW.
Para el fallecido sacerdote sueco, Ratzinger se convirtió en un "inquisidor romano". Es una lástima que "un teórico tan dotado, amable y abierto como Ratzinger ha podido cambiar y convertirse en el gran inquisidor romano", dijo.
Aun así, el papa alemán se mantuvo firme en su lucha contra el relativismo, pues en su homilía de 2005, cuado todavía era cardenal, advertía de una “dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida solo el propio yo y sus antojos”.
Antes de renunciar, Benedicto y sus colaboradores anunciaron que este tendría en título de 'Papa emérito' y que seguiría usando la sotana blanca, indumentaria reservada para el papa en funciones, con ligeras modificaciones.
Una decisión que recibió críticas dentro de la iglesia, pues había quienes consideraban que tenía que volver a vestir como cardenal o sacerdote, pero que se mantuvo, siendo algo poco común en la historia de la iglesia.
El 13 de marzo de 2013, Joseph Ratzinger, se mudó a un convento reformado en los terrenos del Vaticano, donde pasó sus años, hasta que se confirmó su muerte, este 31 de diciembre.
Con información de EFE