Sônia Guajajara, de las trincheras de la Amazonía al Gobierno de Lula

La influyente líder indígena brasileña Sônia Guajajara comandará a partir de enero el inédito Ministerio de los Pueblos Indígenas en el Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para continuar su lucha contra los enemigos de la Amazonía, esta vez desde el poder.

Hija de padres analfabetos y madre de tres hijos, Guajajara es uno de los rostros más distinguidos del movimiento indígena a nivel internacional, reconocida por la revista Time y elegida diputada en las elecciones legislativas del pasado 2 de octubre.

Nació como Sônia Bone, pero a esta indígena, guerrera y feminista se la conoce mundialmente como Sônia Guajajara, en honor a su pueblo de origen.

El pueblo Guajajara/Tentehar vive en la reserva indígena Araribóia, en el estado de Maranhão, y es víctima de un ciclo de violencia crónico y agravado desde que Jair Bolsonaro asumió la Presidencia, en 2019, según organizaciones indigenistas.

Esa tierra aún conserva un poco de selva amazónica, gracias al trabajo de los llamados "guardianes de la floresta", quienes, ante el abandono del Estado, se organizaron para protegerlo de los madereros furtivos que merodean la región.

El empeño de los Guajajara ha tenido consecuencias fatales. Varios miembros de la comunidad han sido asesinados en estos últimos años, el último el pasado 3 de septiembre.

Elegida este año por la revista Time como una de las cien personalidades más influyentes del mundo, Sônia se ha convertido en el altavoz más incisivo frente a los atropellos y amenazas que sufren los Guajajara y otras etnias del país.

Nacida el 6 de marzo de 1974, tuvo que abandonar su familia por primera vez con tan solo 15 años, cuando recibió una beca de la Fundación Nacional del Indio (Funai, órgano estatal) para completar la educación secundaria en el estado de Minas Gerais.

Más tarde volvería a Maranhão para formarse en Letras y Enfermería y hacer una posgraduación en Educación Especial.

Su activismo en pro de los derechos indígenas y medioambientales se empezó a forjar en su juventud. Pronto asumiría una posición de liderazgo al encabezar diversas protestas ante el Congreso contra proyectos legislativos que ponían en peligro su existencia.

Guajajara tiene voz en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y, desde 2009, lleva sus denuncias a las Conferencias sobre el Cambio Climático (COP), así como al Parlamento Europeo, entre otros órganos internacionales, a los que acostumbra ir con su impresionante tocado de plumas.

En estos últimos años ha recibido multitud de reconocimientos por su incansable labor.

Se sumergió de lleno en la política en 2018, cuando fue candidata a vicepresidenta por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), siendo la primera indígena en integrar una fórmula presidencial.

Esas elecciones las ganó Bolsonaro, líder de la extrema derecha y bajo cuyo mandato, que termina el 1 de enero, cuando le sucederá Lula, se han disparado los incendios y la deforestación en la Amazonía.

La llegada al poder del capitán retirado del Ejército, defensor de la minería y la explotación de madera en tierras indígenas y, para Guajajara, "el principal enemigo de los pueblos indígenas", la puso en el disparadero.

Fue hostigada por altos cargos del Gobierno de Jair Bolsonaro y el propio presidente saliente se ha referido a ella en términos despectivos en diversos actos públicos.

Ello no impidió a Guajajara perseguir su objetivo de "llegar al lugar donde se toman las decisiones", como dijo en una entrevista con EFE en agosto pasado, en el arranque de la campaña electoral.

Finalmente, consiguió un escaño en la Cámara baja con cerca de 160.000 votos y a partir del 1 de enero estará al frente del Ministerio de los Pueblos Indígenas, haciendo realidad una de las promesas de campaña de Lula.