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México, EE.UU. y Canadá reciben la entrada en vigor del T-MEC
- 02/07/2020 00:00
- 02/07/2020 00:00
Como el inicio de una era, este miércoles arrancó el nuevo tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), un acuerdo que el Gobierno mexicano espera que sea “una palanca” para superar la crisis económica.
Al precisar que el comercio internacional representa casi tres cuartas partes del producto interno bruto (PIB), la secretaria de Economía, Graciela Márquez, celebró la modernización que trae el T-MEC, que este día reemplaza al tratado de libre comercio de América del Norte (Tlcan).
“El comercio internacional es muy importante para la economía mexicana y también por eso constituye esta entrada en vigor del tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, una palanca para enfrentar los retos económicos que ha puesto a la economía mexicana el covid-19”, manifestó Márquez.
El arranque del T-MEC coincide con el nuevo pronóstico de los analistas consultados por el Banco de México, que estiman una caída de 8,97% del PIB para este año.
México padece los estragos de la pandemia de la covid-19, que en cuatro meses ha dejado más de 226,000 casos y 27,000 muertos.
La emergencia sanitaria también ha desaparecido más de 1 millón de empleos formales, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Ante este panorama, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha insistido que la economía mexicana “ya tocó fondo y ahora va hacia arriba”, por lo que el T-MEC es crucial para esta recuperación.
“Es muy importante lo del tratado, que es muy oportuno además en estos tiempos, que va a ayudar mucho a la economía de los tres países, que va a ayudar mucho a los pueblos”, manifestó el mandatario en su rueda de prensa matutina.
Tras superar una de las negociaciones más difíciles en la historia de México, Norteamérica “está de fiesta” con la entrada del acuerdo, expresó Jesús Seade, jefe negociador del T-MEC y subsecretario para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
“Nuestras naciones están de fiesta. Ante las señales que atentan contra el libre comercio, celebramos la actualización profunda del Tlcan-Nafta, tratado que en su momento abrió camino por su ambición y modernidad”, expresó en Twitter.
El T-MEC afianza la posición de México en un mercado de 492 millones de personas, un PIB de $25,9 billones y un intercambio comercial de $1,17 billones, casi el 16% mundial, de acuerdo con la Secretaría de Economía.
Para México, los principales cambios prácticos serán las reglas de origen, que elevan de 62,5% a 75% el contenido regional de los vehículos fabricados, y los paneles de resolución de controversias laborales, que vigilarán los derechos de los trabajadores.
El tratado también incluye nuevas áreas, como mejora regulatoria, impulso a pequeñas y medianas empresas (pymes), anticorrupción, protección al medio ambiente y mejores salarios, lo que se alinea con los objetivos del Gobierno mexicano, según los funcionarios.
El canciller Marcelo Ebrard apuntó que hace dos años, cuando López Obrador ganó las elecciones, muchos creían “casi imposible” que el T-MEC se materializara.
“El día de hoy estamos en la entrada en vigor de un tratado que significa una apuesta para el desarrollo futuro de México basado en salarios competitivos y en que el trabajo gane”, aseveró.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la principal cúpula empresarial mexicana, celebró la “garantía” que representa el T-MEC para una región con 28% del PIB global, pero advirtió que no es suficiente.
“El acuerdo fue menos de lo esperado en áreas como la propiedad intelectual, adquisiciones y movilidad laboral. El trabajo no se detiene ahora. Existen desafíos donde se necesitará flexibilidad”, indicó en un comunicado conjunto con las cámaras de comercio de Estados Unidos y Canadá.
Horas antes de que el T-MEC entrara en vigor, Canadá ya se estaba preparando para un nuevo enfrentamiento con la Administración Trump ante los indicios de que Washington va a imponer de nuevo aranceles a las importaciones de aluminio canadiense. De momento, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha adoptado una posición similar a la de hace dos años: intentar explicar a Estados Unidos que la imposición de aranceles al aluminio canadiense dañará los intereses económicos de los dos países.