Brasil y los ecos de una crisis

Actualizado
  • 16/10/2015 02:00
Creado
  • 16/10/2015 02:00
El país más grande de América Latina vive al borde de un precipicio. 

El país más grande de América Latina vive al borde de un precipicio. Asfixiada por la crisis de su economía y golpeada por la política las perspectivas brasileñas son preocupantes. En la sociedad brasileña se empiezan a escuchar ‘advertencias' que denotan que la crisis puede ser aún peor. El jefe del Ejército brasileño, el general Eduardo Villas Boas, dijo en una videoconferencia dirigida a unos 2 mil oficiales de la reserva (la información a medios brasileños fue dada a conocer este martes, no obstante la reunión con sus subalternos de alto nivel, se dio el viernes pasado sin que hubiera trascendido entonces a la sociedad), que la situación en Brasil era tan preocupante que podría ‘derivar en una crisis social'.

Lo que advirtió el general Villas Boas es que la actual crisis social podría tener efectos negativos de estabilidad. Por otra parte, Eduardo Cunha, diputado y líder de la Cámara Legislativa brasileña dijo que en Brasil ‘no hay guerra ni tregua'. Así están los ánimos políticos.

La propia mandataria, Dilma Rousseff, ha pedido recientemente a la sociedad que, ante la austeridad financiera que se ve venir en su gobierno, hay que ‘abrocharse los cinturones'. La mandataria ha optado por el enfrentamiento con la derecha que reacciona antes las reformas fiscales anunciadas, y ésta, a diferencia de Lula da Silva que gobernó con el boom económico y político, tiene que evitar la ‘caída de un gigante'.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que si Brasil cae, no se hundirá solo. América Latina recibirá el impacto del gigante latinoamericano y las tímidas cifras de crecimiento en la región serán negativamente afectadas.

Dilma ha empezado el segundo mandato con la soga de la crisis al cuello. Con la crisis económica al límite, a la mandataria aún le queda la receta de la canciller alemana, Ángela Markel, en su último viajes oficial a Sao Paulo, con la mitad de su equipo ministerial, que todos presuponen cuál es: rebajar el gato gubernamental, inversiones y austeridad. Las crisis de Grecia no es similar, pero las recetas alemanas sí.

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