25 años de silencio tras la masacre de Tiananmen

La represión sangrienta contra los estudiantes entre el 3 y 4 de junio de 1989 sigue siendo un misterio

Entre abril y junio de 1989, millones de personas se movilizaron en China en un intento de que el país se uniera a la apertura que vivía Europa del Este, pero aquel movimiento, del que 25 años después aún se sabe poco, terminó en tragedia.

Cada 4 de junio se recuerda la matanza que acabó con las protestas en Pekín, pero poco se sabe del origen del descontento en China. Hay algunos tópicos falsos como por ejemplo, que la mayor represión no la sufrieron los estudiantes, sino los obreros. Las revueltas que se dieron tanto en Pekín como en otras ciudades, no terminaron el 4 de junio.

EL DETONANTE

Las protestas se iniciaron tras la muerte, el 15 de abril, de Hu Yaobang a causa de un ataque al corazón, tres años después que fuera purgado por su talante reformista y su simpatía a otras protestas registradas en Pekín en 1986.

Hu, que había sido el secretario general del Partido Comunista de China (PCCh), fue un gran crítico de las reformas económicas emprendidas por el entonces máximo líder, Deng Xiaoping, que tuvieron algunos efectos positivos, pero también causó mucha corrupción y una inflación del 30%.

La primera concentración en homenaje a Hu en la plaza Tiananmen, liderada por universitarios que pedían el fin del nepotismo, mayor libertad de prensa o mejor inversión en educación, se produjo el 17 de abril.

Estas primeras concentraciones, moderadas y que no reclamaban la caída del régimen, dividieron a los líderes chinos, ya que algunos, como Zhao Ziyang, sucesor de Hu en la secretaría del PCCh, las veían como algo positivo, mientras el ‘Pequeño Timonel’ Deng y el primer ministro Li Peng las consideraban ya una amenaza.

El 26 de abril, con Zhao en tierras norcoreanas pese a que su entorno le había pedido que no dejara China, el ala conservadora del PCCh ordena la publicación en el Diario del Pueblo de un demoledor editorial contra los estudiantes de Tiananmen, calificándolos de enemigos del Estado.

El texto indignó al movimiento, que se radicalizó, aumentó en número y lanzó un órdago al régimen a mediados de mayo, cuando varios estudiantes comenzaron huelgas de hambre aprovechando la mayor presencia de medios internacionales en Pekín con motivo de la visita del líder soviético Mijaíl Gorbachov.

Las negociaciones que entabló el Gobierno con los huelguistas para deponer pacificamente la manifestación fue un fracaso, lo que provocó la declaración, el 20 de mayo, de la ley marcial en Pekín, que duraría siete meses.

Unos 300,000 soldados chinos llegaron de todo el país para el desalojo de la plaza. En la tarde del 3 de junio, la televisión china ordenaba a los pequineses que no salieran de sus casas, mientras tanques y vehículos acorazados avanzaban hacia el centro de Pekín.

Fue en ese avance donde se produjeron muchas de las muertes en aquella fatídica noche, cuando muchos pequineses intentaron impedir el paso de los tanques.

El número de fallecidos en esos enfrentamientos sigue siendo un misterio, y oscila, según diferentes fuentes, entre los 300 y los 3,000, de los que apenas una decena eran soldados.

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