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El miedo a lo desconocido: mi primer encuentro con la inteligencia artificial
- 19/01/2023 09:40

Recuerdo la sensación de estar descubriendo algo nuevo, entre sorpresa, temor y emoción, al adentrarme a un mundo desconocido para investigar qué ofrece la inteligencia artificial (IA), aquí y ahora, y dialogar en ese tono tan íntimo y cordial, como viejos amigos, para saber qué sabe de Panamá.
Se llama ChatGPT, muy mencionado en estos días, y su data solo llega a 2021, por ahora, pero ya está rodando en el ciberespacio con sus miles de millones de datos y recogiendo más información (machine learning) de todos los que nos acercamos a “conversar como quien se toma una taza de café”.
“Lo siento, pero como soy un modelo de lenguaje, no tengo acceso a datos actuales o históricos sobre tasas de homicidios o cualquier otra información. Mi conocimiento está limitado a la información que se me ha proporcionado durante mi entrenamiento y mi conocimiento corta en 2021. Si necesitas información actualizada sobre tasas de homicidios o cualquier otro tema, te sugiero que consultes fuentes de información confiables y actualizadas”, me contesta muy educadamente al preguntarle por un tema tan álgido para la sociedad panameña.
Luego de la calistenia inicial de darle mis datos, asegurarme que su uso es “gratuito” todavía, seguir un tutorial básico para aprender a aprender de ChatGPT y ensayo y error, lo bombardeo de preguntas sobre Panamá con poca suerte, parece que somos tan de la periferia que poco se ha alimentado de nuestro sancocho y arroz con pollo.
Pero resulta que la clave está en darle todo “masticado”, como cuando hablas con un niño y le das las instrucciones con pelos y señales para que haga algo, no vaya a ser como aquella maestra de matemáticas que le dice al niño, “tengo cuatro limones y hay ocho niños, qué hago para que alcance para todos... y muy campante el infante le contesta: ¡limonada!”.
Estos algoritmos (el camino para llegar de un punto a otro metafóricamente hablando) los construimos los usuarios en lenguaje coloquial y el que sabe de metadata y programación pues lo hace por ese camino, si quiere.
El punto es que en menos de 15 minutos me hizo cuatro crónicas sobre la crisis económica en Latinoamérica y sus consecuencias para la población más pobre, y otras cuatro sobre el problema de los homicidios en América y posibles soluciones, además de casi medio centenar de opciones de títulos para estos asuntos y, el de la crónica que está leyendo, me lo sugirió la IA.
¿Que nos va a poner perezosos?, lo dudo, para poder sacarle provecho hay que tener la mente afilada, centrarnos en el asunto y ser precisos para obtener respuestas aceptables, porque lo que no tiene ChatGPT es contexto, ni sensibilidad, eso es cien por ciento humano, pero seguro irá aprendiendo.
Un ejemplo, sobre la tasa de homicidios en Panamá, en cada nueva crónica que le pedí me iba actualizando conforme hasta la fecha más cercana que tiene en su data, y me indicaba las posibles causas y remedios que pueden aplicarse, sin duda recurre a la información alimentada desde la ONU, el Banco Mundial, etc.
“Sí, conozco la tasa de homicidios en algunos países de América Latina. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las tasas de homicidios pueden cambiar a lo largo del tiempo y que pueden variar ampliamente entre países y regiones dentro de un mismo país”, me contestó antes de darme la lista, pero no precisa a qué año corresponde.
De Panamá, me dijo que era de 15,9 por cada 100.000 habitantes, pero cotejando con las cifras oficiales publicadas por el Ministerio panameño de Seguridad y el Ministerio Público, ese dato es aproximado al que se reportó en 2014 (15,46, Minseg. Informe de Criminología. 2020).
“Es muy interesante, lo he estado usando para probar, no sé si profesionalmente tenga una utilidad de peso”, me comenta el colega y escritor Dionisio Guerra, editor en TeclaaTecla.com y especializado en social media y tecnología.
Aclara que estamos ante una “versión Beta”, o de prueba, de ChatGPT y, sin dudarlo, considera que su uso permitirá su perfeccionamiento futuro y se “irá metiendo en nuestro día a día” para luego lanzarse con un producto “premium” (de alta calidad y de pago), que puede tener una utilidad comercial para las empresas.
Imagínese, si avanza la apertura de datos oficiales al ciberespacio, poder planificar el movimiento de productos tras preguntarle a ChatGPT que nos hable de la demanda de productos, o el clima de negocios esperado y hasta del tiempo, ¡lo que nos ahorraría en el movimiento logístico!
Otra es la experiencia de Sheila Phillips, joven escritora panameña que, me compartió, que con ayuda de la IA avanza en su ópera prima, un e-book cuyo contenido no estoy autorizado a adelantar, pues le sirve de “inspiración”.
Autodidacta en el uso de estas herramientas, Phillips detalla que usa una que le crea una imagen de un personaje que ella define con sus palabras, “para saber cómo se ve” y poder contextualizar la narración al darle “vida”.
“No son diseños gráficos, sino obras de arte creadas con inteligencia artificial de un personaje imaginario, una casa, una vista o un momento, escribo cómo quiero que salga y se genera como si lo hubiera pintado”, acotó.
Para los exploradores, pueden navegar por NeuroGen, Latent Diffusion o Craiyon.
También hay quienes están neófitos en este asunto, y son comunicadores, pero volvamos al amigable ChatGPT y la cuestión social: “La pandemia de covid-19 se ha sumado a una situación económica ya de por sí complicada, que ha dejado a millones de personas sin trabajo y sin ingresos”, dice en una de sus crónicas.
Narra con bastante crudeza lo que ocurre en los hogares de los más desposeídos en el continente, cómo el Estado ha reducido la cobertura básica y los riesgos que enfrenta una sociedad con un alto porcentaje de personas en vulnerabilidad.
Al consultarle sobre la delincuencia en Panamá nos explicó que “ha sido un problema que ha afectado a la sociedad panameña durante muchos años. A pesar de los esfuerzos del gobierno y de las fuerzas de seguridad para combatir este flagelo, todavía hay muchos delitos que ocurren diariamente en el país”.
El robo a mano armada, el tráfico de drogas y una gran cantidad de corrupción e impunidad, son señalados como las principales causas de inseguridad en el país.
En el sensible tema de los homicidios intencionales, lo mejor es ir a la fuente oficial, la trazabilidad más ordenada, si se quiere, está en el Ministerio de Seguridad, aunque las cifras discrepan desde 2015 con el Ministerio Público, ente que investiga los delitos, porque el segundo incluye los homicidios no intencionales en sus cálculos, lo que altera en alguna forma las tasas anuales.
Desde el año 2000, hasta 2022, la tasa promedio es de 13,14 por cada 100.000 habitantes, y en ese periodo fueron asesinados intencionalmente en el país un total de 11.100 personas, lo que equivale al 0,25% de la población actual (4,40 millones de habitantes).
Pero si queremos referirnos a todo el último periodo democrático (desde 1990), debemos agregar otras 2.780 víctimas.
Estos datos los obtenemos gracias al docente y abogado Luis Carlos Samudio, quien los publicó el 8 de febrero de 2016 en el digital Bayano (“Análisis de la criminalidad en Panamá 1990-2015”).
Samudio nos permite cotejar cada periodo presidencial respecto a la cantidad de homicidios que se registraron en el país.
ChatGPT no maneja esta data tan precisa aún, pero espero que ello ocurra a corto plazo, y que todos los gobiernos impulsen los datos abiertos para su conocimiento público, porque será útil tenerlos al alcance de un clic, es lo que se quiere en la cacareada sociedad de la ciberconectividad, aunque tenemos que resolver el problema de la marginalidad digital, pero eso será motivo para otra historia.
El autor es periodista independiente y profesor de mercadeo de contenidos