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- 27/04/2014 02:00
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En unas elecciones históricas, el 27 de abril de 1994, uno de los líderes más importantes de la lucha en contra del régimen del Apartheid, Nelson Mandela, se convierte en presidente de Sudáfrica, nación que hoy celebrará el ‘Día de la Libertad’ sin su máximo propulsor, Mandela, en medio de tristezas e inconformidades con el actual gobierno.
CONTRA EL APARTHEID
Entre los sudafricanos blancos existió siempre cierto espíritu racista pero eso no impidió, hasta ese momento, que muchos negros pudieran estudiar en escuelas regentadas por misioneros y, posteriormente, contribuyeran a crear sus propias redes educativas con las que ascender en el escalafón social.
Pero en 1948, al llegar al poder el Partido Nacional, liderado por D. F Malan, con el apoyo del Partido Afrikáner, se implementó una política segregacionista conocida como el Apartheid. La misma consistía en una cerca –institucionalizada por miles de leyes- en las que se excluía a los negros y se preservaba el control político y económico de los blancos.
Surgen, a partir de esta nueva política, un sin número de movimientos sociales que lucharon en contra de este régimen. En 1952, el Congreso Nacional Africano (CNA) emprendió una serie de acciones pacíficas conocidas como la ‘Campaña de desafío’, inspiradas en Mahatma Ghandi, para manifestar su rechazo al Apartheid. Fueron dirigidas por Nelson Mandela, quien empieza a jugar un papel protagónico.
Ya en 1959, el CNA pierde su fuerza y surge el Congreso Pan-Africano (PAC), bajo la dirección de Robert Sobukwe y Potlako Leballo, que exigía acciones más drásticas y concretas en contra del Apartheid. Mandela decide unirse a este grupo. Inician una lucha armada en la que buscaban garantizar a toda la población africana los mismos derechos.
Fue el 16 de diciembre de 1961, día de especial importancia para los afrikáners, en que el grupo liderizado por Sobukwe y Mandela realizan su primera intervención armada contra tres edificios gubernamentales y logran asesinar a algunos jefes tribales que colaboraban con el gobierno.
Además de esta intervención, Mandela también había organizado otra serie de intervenciones con el fin de generar inestabilidad y demostrar las consecuencias de una política de Apartheid. Esto le costó su libertad a Mandela, quien el 5 de agosto de 1962 fue detenido y encerrado en Johanesburgo.
UN GOBIERNO INCLUYENTE
Por su participación activa en grupos que luchaban contra la vigente disgregación social, Mandela y otros nueve miembros del CNA fueron condenados a prisión por 221 actos de sabotaje dirigidos a derrocar el Apartheid, en el proceso de Rivonia. Recibió cadena perpetua, pero estuvo preso durante 27 años, de los cuales 17 fue detenido en la isla de Robben, una de las cárceles con peores condiciones humanas.
Para el añod de 1985, el presidente Pieter Botha ofrece la libertad condicional al líder negro a cambio de que renunciara a la lucha armada. El ofrecimiento fue rechazado por Mandela.
Durante todo su período encarcelado, movimientos nacionales y del mundo entero, no dejaron de exigir al gobierno sudafricano la puesta en libertad del líder.
Luego de que Botha sufriera un derrame cerebral, fue reemplazado en la presidencia por Frederik de Klerk, quien anunció en 1990 que dejarían en libertad a Mandela.
Al ser liberado, el líder revolucionario trabajó de manera cercana con el presdiente de Klerk en el proceso de democratización del Estado sudafricano. Uno de sus ejes más importantes fue que se le permitió a los negros ejercer el voto por primera vez. Esto llevó a ambos a ser merecedores del Premio Nobel de la Paz en 1993.
Mandela se convierte en presidente de la república de Sudáfrica al ganar las elecciones de 1994 con el 62.65% de los votos emitidos. Su llegada a la silla presidencial fue todo hecho histórico que marcó al país y al mundo.
Nelson Mandela se caracterizó por ejercer un gobierno para todos los africanos, tal y como siempre pregonó en su lucha social. En su gabinete tanto blancos como negros tuvieron igual participación, lo cual llevó a Sudáfrica a convertirse en una de las economías más pujantes del continente.
Además ‘Madiba’, como también era llamado por su pueblo, nunca tomó represalias contra ninguno de los gestores de su encarcelamiento. Es precisamente esto uno de los valores más grandes que tuvo el líder sudafricano, el de anteponer los intereses de su nación a los personales.
Sudáfrica celebrará el ‘Día de la Libertad’ con un hondo vacío, el que sólo podría ocupar Nelson Mandela.