La reunión de este miércoles 13 de noviembre en la Casa Blanca entre el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario electo, Donald...
‘Seguiré abogando por la inclusión de las personas con discapacidad y por programas destinados a la mujer’
- 26/04/2024 06:08
- 24/04/2024 11:47
Vivian Fernández de Torrijos (Panamá, 1966) se sienta plácida en un sofá del den de su casa –un espacio en el que se reúnen los verdaderos amigos–. En el lugar abundan los recuerdos de una pareja presidencial que todos recuerdan.
Fernández de Torrijos es una mujer delicada con temple. Cuando habla da el peso necesario a cada cosa. Los años han subrayado su elegancia innata: sabe quién es, no se pierde de vista a sí misma. Sorprende su fortaleza, su escepticismo, su energía a prueba de balas, su convicción. Es una mujer que guarda historias, vivencias, mundos creativos .
Fue primera dama de la República (2004-2009) en el gobierno de su esposo, Martín Torrijos, un rol que pudiera repetirse próximamente. En esta ocasión promete no soltar su lucha por la inclusión y poner un esfuerzo especial para la mujer panameña.
Obviamente 20 años es bastante tiempo y uno aprende mucho. Uno aprende en quien sí, quien no y en quien nunca [confiar]. Se aprende mucho del ser humano, también de lo que es esa raíz del querer y querer hacer. A veces uno se vuelve... no insensible, pero más duro, porque la sensibilidad siempre va a estar allí, pero la madurez te permite soportar muchas cosas que quizá hace 20 años no [podías]. La combinación perfecta sería ser joven y maduro, pero yo sé que no se puede. Lo que uno sabe ahora, quisiera yo haberlo sabido hace 20 años.
Es difícil, siempre. Cualquier campaña política va a ser difícil porque tienes que enfrentarte, y más ahora, con los niveles de estrés que se manejan [los candidatos] ya que hay muchos ataques, especialmente cuando ya fuiste gobierno. Hay recuerdos muy buenos, pero también hay tanto disgusto con lo que ha habido (políticamente), con lo que pasó y tú tienes que enfrentarte a eso. Entonces, obviamente cualquier campaña política es difícil, pero esta vuelta, aunque personalmente la estoy gozando totalmente, en cierto sentido, Martín y yo tenemos que enfrentarnos a algo que no teníamos hace 20 años: la era de la inmediatez de las redes.
Todos somos humanos, somos una familia y nos queremos mucho, especialmente a Martín. A sus hijos y a mí no nos gusta ver los ataques infundados que le hacen, me parece que nosotros como familia hemos sido atacados por llevar ese legado de una manera madura y positiva y estar separados del antiguo partido de Martín, que era el PRD. Todas estas cosas son como una acumulación de ataques que los sientes dentro de ti, pero que uno tiene que aprender a transformar una vez que los aceptas y saber que en la política es así. Aceptas la política como venga, uno lo tiene que transformar en algo positivo y tratar de descartar el odio por el amor, que es mucho.
Él estudió en Estados Unidos; es hijo de una persona muy querida en Panamá, quien fue tan trascendental en la historia del país. Éramos muy jóvenes cuando nos conocimos. Me casé a los 24 y fuimos novios durante 2 años, más o menos. Lo conocí por el año 1991 o 1992, él me lleva tres años, así que él estaba en sus 25, ya terminando la segunda carrera cuando nos conocimos. Obviamente Martín era un hombre muy guapo, si lo ves ahora a los 60, imagínate a los 25. Además, es muy simpático y fue un flechazo inmediato. Hemos tenido una relación que ahora en septiembre llega a los 33 años, o sea, que tenemos toda una vida.
Sí, por supuesto, tanto para parejas públicas como para las que no lo son, ningún matrimonio es realmente fácil. En el matrimonio, aunque no sea público, es un juego de dos que definitivamente tiene sus retos y sus desafíos. Si quieres preguntarme si existe una fórmula mágica, pues, hay amor. Hay que tratar de enamorarse constantemente una y otra vez, porque el amor se puede ir secando y uno no puede permitir que eso pase. Y tener muy presente que el matrimonio es la unión de dos; estamos constantemente perdonándonos, y tenemos claro que no es uno el que perdona, s ino dos, si lo tenemos claro, ahí podemos echar pa’lante.
Todas las parejas tienen intimidades y situaciones de la casa. Que si dejaste esto, que no encuentras nunca lo otro, que se te queda el celular todas las mañanas... O sea, yo sé que Martín sale y él va a regresar porque algo se le quedó siempre. ¿Que qué me saca de mis casillas? Que ya él se haya ido largo rato y que me llame por teléfono para decirme qué se le quedó y se lo tengo que mandar (...) El tema es cuando me dice: ‘Oye, sabes que me vine sin billetera, tienes que mandarla con alguien, ahí está mi licencia’ (ríe) .
He pensado estar yo en el ‘spotlight’ de la política, pero me gusta acompañar a mi esposo.
El Despacho de la Primera Dama está representado por la esposa del presidente, quien acompaña y gestiona junto al presidente. Es una figura importante y no se debe menospreciar el despacho solo porque el presidente no tenga esposa. Las obras sociales que se llevan a cabo, se consiguen donaciones, se movilizan y se activan, incluso durante la campaña, cuando se visitan comunidades y se interactúa con oenegés. Por ejemplo, yo soy llamada para reuniones siendo la esposa del candidato. Entonces, sí tiene importancia.
¿Cuáles serán su prioridades?
Aquí nos hace falta un estudio sobre la mujer panameña. ¿De qué se está muriendo la mujer panameña? Tenemos muchas mujeres diabéticas, con sobrepeso y mala alimentación que afectan su salud. La mujer tiende a relegarse al último lugar en la lista de su familia, atendiendo primero a sus hijos, su esposo, los adultos mayores, y ella al final. Pienso que debemos llevar a cabo una campaña de conciencia sobre enfermedades del corazón que afectan a la mujer y otras situaciones que hemos ignorado. Quisiera apoyar especialmente la salud mental. Estamos viendo mujeres ansiosas, deprimidas, bipolares, mujeres que tienen dificultades para levantarse de la cama, nerviosas, y con la pandemia esto se transmite a sus hijos. En ese sentido, como primera dama de Martín Torrijos, también abogaré por la inclusión de las personas con discapacidad. He observado que la rehabilitación física está muy desatendida. Como activista por la inclusión de personas con discapacidad, nos frustra ver estos pactos incumplidos. Queremos que se cumplan las leyes y que haya voluntad política.
En cuanto al feminismo, lo veo así: si crees que la mujer debe tener las mismas oportunidades y salario que el hombre, entonces eres feminista. Hemos avanzado en muchos aspectos, pero aún queda mucho por hacer, tanto en Panamá como en el mundo.
Hay que hacerlo por una razón, y es porque uno se debe al votante, uno se debe a su pueblo. Es como cuando te invitan a una casa, a una cena, a una boda, a una fiesta. ¿Tú te vistes bien? ¿Tú vas bien? ¿Por qué? Por la persona que te invitó, por los invitados que te van a recibir. Es así. Si yo estoy en la palestra, es por respeto que yo tengo que vestirme bien, no necesariamente lo más caro, tampoco vas a ir a una comunidad en tacones o con traje largo, pero también tienes que ir bien vestida, elegante a esa gira comunitaria, aunque sea informal y casual.
Definitivamente, si me preguntas cuál es mi mundo, es el mundo de las ideas. De verdad, si queremos recuperar Panamá, tenemos que hablar de un Panamá para todos, donde la gente se sienta bien haciendo el bien a su país, al igual que lo hace por su familia, y mal cuando hace lo contrario. Por eso, un Panamá para todos, inclusivo y amoroso, sin odio y siempre avanzando, es la esencia de la campaña de mi esposo en 2024.
(Suspira) No sé si son tres, la verdad es que uno tiene tantos deseos para su país. Por supuesto que nosotros quisiéramos tener nuestro país con una juventud empleada. Me gustaría tener un país con una juventud educada, que hable inglés. Y me gustaría también tener mucha menos violencia para la mujer y para los niños. Y bueno, la prosperidad que es lo que nos embarga a todos para tener un mejor Panamá y mejores días, y despertarnos contentos, y no tristes y bravos.