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La paradoja del crecimiento económico de América Latina
- 14/03/2024 00:00
- 13/03/2024 20:15
A juicio de Eric Parrado, economista jefe y gerente general del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el crecimiento económico de América Latina y el Caribe (ALC), fue “considerablemente más robusto de lo esperado”. El dato se desprende del informe ‘¿Listos para despegar? Aprovechar la estabilidad macroeconómica para el crecimiento’, emitido por el BID esta semana.
Parrado comentó que el crecimiento en la zona “superó las expectativas” que se tenían. El producto interno bruto (PIB) de ALC alcanzó el 2,1% en 2023, producto del trabajo de los bancos centrales y el aumento de las tasas de interés, que sirvió como mecanismo para reducir la inflación a mayor velocidad que otras regiones.
“En medio del repunte del crecimiento, el mercado laboral mostró mejoras, las tasas de empleo se recuperaron y las tasas de participación se estabilizaron”, valoró el BID.
El desempeño de ALC se da en un momento en el que el crecimiento global de la economía disminuye progresivamente, pasando de 6%, en 2021, a 3%, en 2023 y se prevé que para 2024, este sea de 2,9%.
Se trata de una tendencia que aunque no afectó a ALC con la magnitud que se tenía previsto, sí tuvo impacto, pues se pasó de crecer más de un 7% en 2021, a un 2,1%, en 2023 (en enero de ese año los analistas pronosticaron que el crecimiento sería de 1,1%).
La paradoja de la región es que pese a que crece, su productividad no ha experimentado un gran desarrollo, lo que supone una barrera para que ese crecimiento sea sólido y sostenible. “Las disparidades de la calidad del capital humano son visibles, lo cual añade otro aspecto a un complejo conjunto de desafíos. Si bien se ha ampliado el acceso a la educación, persisten interrogantes sobre la calidad de la educación”, arrojó el documento.
El estancamiento de la productividad queda evidenciado cuando se mide su desarrollo en las últimas seis décadas a nivel mundial. Mientras que Asia y las economías avanzadas la aumentaron un 4,55% y un 2,57%, respectivamente, ALC solo creció un 0,06% (entre 1960 y 2019). Si se mide América Latina y el Caribe por separado, los datos de productividad son 1,85% y 1,3%, respectivamente.
En la región, solo unos pocos países han sido capaces de avanzar en su desarrollo económico entre 1990 y 2019, aunque ninguno ha entrado en la categoría de naciones con ingresos altos. Panamá (2004), Costa Rica (2005), República Dominicana (2010), Bolivia, Colombia (2011), Perú (2012) y Paraguay (2017), han mostrado progresos, pero sigue sin ser suficiente cuando se compara con otras naciones emergentes de Asia y Europa.
Al hacer una evaluación del capital humano en ALC, comparando el promedio de años de escolaridad por país y su desempeño en las pruebas PISA, se evidencia que la mayoría de las naciones de la zona, que cuentan con más de ocho años de escolaridad promedio, bajaron su puntuación en las pruebas entre 2018 y 2022, siendo los únicos casos de mejora Panamá (pasó de 365 puntos, en 2018 a 379 puntos en 2022), República Dominicana (tenía 334 puntos en 2018 y, en 2022 obtuvo 350 puntos) y Uruguay (aumentó de 424 a 425, entre 2018 y 2022).
Katsura Miyazaki, vicepresidente senior de la Agencia se Cooperación Internacional de Japón (Jica), explicó a este medio que desde Japón ven un gran potencial en ALC, pero su “inestabilidad económica” hace que haya “timidez al momento de invertir desde Japón. “Los japoneses vemos mucho potencial en esta región, pero su inestabilidad económica hace que algunos sean un poco tímidos al momento de invertir”, afirmó el alto representante de Jica.
El BID, por su parte, recalcó que “los países de América Latina y el Caribe pueden jugar un papel clave en el panorama económico global y tener un impacto en la mitigación del cambio climático, la seguridad alimentaria y el floreciente sector de las energías limpias. La dotación de recursos naturales de la región, sobre todo el bosque lluvioso de la Amazonia, son fundamentales en la lucha global contra el cambio climático”.
La Amazonia, por ejemplo, absorbe el 25% del dióxido de carbono que emiten los ecosistemas terrestres, ayudando a la regulación climática del mundo.
Otro punto relevante es el papel que juega ALC en el fortalecimiento de la seguridad alimentaria del planeta, pues produce alimento para 1.300 millones de personas y constituye el 40% de las exportaciones de alimentos netas del mundo.
En el campo de las energías renovables está en primera línea, al generar el 30% de las renovables de todo el mundo. “Las industrias basadas en recursos naturales en la región están en posición de convertirse en piezas centrales de la complejidad económica y la diversificación, abarcando los sectores de combustibles limpios y la bioeconomía”, valoró el organismo.
También hay que destacar la riqueza de minerales críticos que posee la región, como níquel, grafito y litio, fundamentales en el proceso de transiciones energética y tiene el potencial para exportar suficiente hidrógeno verde para satisfacer las demandas futuras de Europa.
Este potencial hace que sea necesario que se implementen reformas que aumenten la productividad en la zona, a la par de seguir aplicando reformas fiscales sólidas, que permitan establecer los cimientos para un futuro estable y próspero en América Latina y el Caribe.