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- 14/08/2014 02:00
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Frente a hierbas cada vez más resistentes, los productores estadounidenses de maíz y soya aguardan las decisiones del gobierno sobre una nueva versión de un herbicida conocido y sobre semillas modificadas genéticamente para producir plantas capaces de resistirlo.
Algunos expertos dicen que faltan más estudios sobre los efectos del herbicida, ya que temen que pudiera afectar la salud pública.
Los grupos de cabildeo que se oponen al uso más amplio del herbicida dicen temer sus efectos tóxicos y la posibilidad de que lo propague el viento. El maíz y la soya son los dos mayores cultivos de Estados Unidos y la expansión potencial del uso del herbicida es enorme.
Se espera en los próximos meses el fallo de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) sobre el pedido de Dow AgroSciences de autorización para comercializar Enlist, una nueva versión del herbicida 2,4-D que se vende desde la década de 1940. Se trata en cierta medida que la agroindustria se ponga a la altura de las circunstancias ahora que muchos agricultores tienen que vérselas con hierbas que se han vuelto resistentes al glifosato, un herbicida de uso común en los cultivos de maíz y soya.
En caso de ser aprobado, el 2,4-D se usaría combinado con glifosato.
También se espera una decisión del Departamento de Agricultura (USDA) sobre las semillas modificadas genéticamente de la compañía. En su estudio ambiental el mes pasado, el departamento recomendó aprobarlo. La agencia dijo que si se aprueban las semillas y el herbicida, el uso de 2,4-D aumentaría en un 200% a 600% para el 2020.
USDA se ocupa de la seguridad de las plantas, en tanto EPA investiga su el herbicida afecta la salud ambiental y humana. La agencia ya ha determinado que la sustancia química no afecta la salud de otras especies, ni la de los trabajadores agrícolas.