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- 17/07/2024 00:00
- 16/07/2024 19:02
No hay descanso para el fútbol en julio, han concluido la Copa América y la Eurocopa y la semana entrante se entrará a los Juegos Olímpicos, en los que también estarán en disputa las preseas para el balompié, pero antes que nos sumerjamos en el caudal informativo de la máxima competición global del deporte, hagamos un balance de los que nos dejó la Copa América. Partamos, según el orden en el que quedaron en la Clasificación General, del primero al octavo clasificado con la perspectiva del mundial 2026 en la mira.
El ciclo de Lionel Scaloni rompió 28 años de sequía de la Selección Mayor sin un título, al conquistar la Copa América en 2021, sumando después la Copa de Campeones Conmebol-Uefa 2022, luego el Mundial 2022 y ahora esta segunda Copa América 2024 en versión estadounidense. Se ha posicionado como la mejor selección albiceleste del presente siglo demostrando capacidad para disputar y triunfar en las finales.
Salvo una implosión que rompa su fortaleza interna, se da por hecho que estará en la Copa Mundo 2026; su presente, que la ubica de primera en la eliminatoria suramericana, y la amplitud de seis cupos directos que tendrá la Conmebol, dan pie para sustentarlo. Sin embargo, dejó la impresión de que ha perdido fuelle en sus fases creativas y ofensivas con un Messi que acusa un bajón de su esplendor, sin relevo a la vista; se ha mostrado más sólida en funciones defensivas, abriendo el interrogante, ¿le alcanzará manteniendo esta producción para retener el título mundial?
Hizo un torneo en el que gustó y ganó. Su propuesta fue de las más atractivas, aunque mostró carencias al no saber salirse del libreto con el que venía imponiéndose. En el partido más trascendente de la competición, Argentina le planteó dificultades en un enfrentamiento que era clave para obtener una reputación mundial ciñéndose una corona; no tuvo alternativas para sortearlas. Se apagó.
Como en el mundial 2014, cuando cayó ante el anfitrión Brasil en cuartos de final, en esta oportunidad cedió ante Argentina; pareciera que le pesa la camiseta de un rival grande cuando lo hace fuera del país en un compromiso que no es un partido amistoso. Crea expectativa, aunque no da el paso decisivo. Bajo la batuta de Néstor Lorenzo, se proyecta con posibilidades firmes para llegar al próximo mundial y tener protagonismo por el continente americano.
Con un plantel muy renovado llegó en un proceso que lidera Marcelo Bielsa, uno de los entrenadores admirados y respetados internacionalmente. El legado histórico y el presente que lo respalda como uno de los países más futboleros del continente, le ubicó entre los candidatos al título coincidiendo con el año del centenario de su primera gesta cuando ganó los olímpicos en Paris 1924. Aunque no se le dio, mostró su potencial.
Tal vez el apelar en sus últimos partidos a un fútbol que llevó a esos encuentros a un número alto de faltas e interrupciones, le privó de exponer algunos argumentos que le habrían aportado mayor eficacia como lo venía demostrando en las eliminatorias suramericanas. Tuvo ocasiones claras en ataque que no convirtió. De llegar al mundial podría dejar huella.
La coanfitriona del 2026 casi se queda sin clasificar a la Copa América en una caída de nivel que comenzó a dar signos preocupantes después de Qatar 2022. Tras la llegada del entrenador estadounidense Jesse Marsch a la dirección técnica, tuvo un inicio irregular en los resultados de su gestión. Quedó en un grupo complicado en el que aparecía con chances limitados para avanzar de grupo y logró hacerlo con determinación.
Su cuarto lugar en la Copa es una demostración de ello. En un campeonato pobre en el rendimiento de los seleccionados tradicionales de la Concacaf, fue su mejor representante dando señales que todavía le quedan etapas de progreso por alcanzar y que Marsch es el indicado para encabezar su crecimiento.
La Vinotinto fue una de las gratas sorpresas, se despidió invicta sin perder ninguno de los cuatro partidos que disputó, ganando tres y empatando el de cuartos de final, yéndose con la moral y la ilusión de clasificar a su primer mundial bien altas. Tendrá que reafirmar el fútbol pujante que expusieron, ahora en las eliminatorias que reinician en septiembre.
En el partido ante Canadá que definía el pase a semifinales pareció, al iniciar el juego, demasiado agitada ante un momento inédito, un poco de mesura le hubiese permitido manejar mejor el primer tiempo. Quedó la duda de si habían preparado la tanda de penales con esmero, porque fue una de las ejecuciones más flojas. Su entrenador Fernando Batista salió reforzado.
Apostar que el pentacampeón del mundo, campeón de la Copa América 2019 y el subcampeón de la 2021, iba a quedar este año en el sexto puesto, solo hubiese sido concebible buscando un impensado ‘palo loco’: sucedió. No perdió ninguno de sus cuatro partidos, sin embargo, solo ganó uno a Paraguay y fue pobre en ataque. Su extraordinaria riqueza individual no logra transformarse en fortaleza colectiva, de allí que para el análisis de lo que fue su actuación, uno de sus ex jugadores haya dejado esta frase para enmarcar: “Ya no nos temen”.
No tienen crisis de talentos, Endrick, su nueva perla con 17 años, esta temporada jugará en el fútbol europeo. Mucho trabajo y esfuerzo deberá aportar su director técnico Dorival Júnior para que vuelvan a ser el sólido referente de otros tiempos. Están de sextos en las eliminatorias, el último puesto de los cupos directos concedidos a la Conmebol.
Fue buscando mejorar los números de su participación anterior y lo logró con creces. Con su séptimo puesto en la Clasificación General superó incluso a países suramericanos con mayor historia y tradición en este deporte, dándole valor a su presencia. La selección canalera supo, en la fase de grupos, encontrar remplazos novedosos en puestos defensivos donde padeció ausencias notorias. La victoria 2-1 sobre Estados Unidos, su mejor momento, abrió una crisis en el gigante del norte cuyo efecto colateral implicó la destitución del entrenador Gregg Berhalter.
La apabullante derrota en cuartos de final ante Colombia reflejó que su zona defensiva ya no daba para más, un comportamiento atenuado en parte por la lógica de no tener el habitual rodaje de los que anteriormente lo venían haciendo; una pena pues esa última imagen se interpone sobre la global del rendimiento elogiable que debería primar. Hoy se le ve clasificando al mundial, pero es una teoría hasta que no se materialice. El trabajo continuado con entrega, humildad y sin mirar de reojo a los rivales dará la palabra final.
Tras su derrota inicial le costó avanzar como segundo en un grupo en el que se le daba como un seguro clasificado junto a México; recompuso su andar. En cuartos de final mostró su mejor faceta, fue el único rival que tuvo por momentos contra las cuerdas a Argentina llevándole a la definición del duelo hasta la tanda de penales.
Se dice reiteradamente que los equipos cuando dan luces de crecimiento se solidifican al darle continuidad al proyecto; la dirigencia ecuatoriana fue en contravía de este concepto al destituir al entrenador español Félix Sánchez Bas, tras un año en el cargo. Les dirigió en cinco partidos eliminatorios dejándoles en la quinta posición, zona de clasificación, perdiendo solo uno, teniendo que lidiar desde el arranque con -3 puntos debido a la sanción que le impuso la FIFA por el sonado caso de Byron Castillo. Ecuador tiene equipo para llegar al mundial. Saber moverse como buen equilibrista sobre la cuerda floja de su actual situación será determinante.