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Selecciones, interrogantes y certezas
- 21/06/2023 00:00
- 21/06/2023 00:00
Las dos derrotas consecutivas de la Selección Mayor en las finales de la Liga de Naciones de Concacaf, ante Canadá 0-2 y México 0-1, han dejado una estela con interrogantes en el ambiente futbolero; el equipo está obligado a disiparla con un resultado favorable el próximo lunes 26 cuando enfrenta a Costa Rica (7:30 p.m.), en el comienzo de la Copa Oro 2023.
En una semana en la que el fútbol panameño de selecciones competía en varios torneos, el llamado Final Four disputado en Las Vegas había estimulado la ilusión de que el conjunto dirigido por Thomas Christiansen se plantaría inéditamente en la final. Llegar hasta allí rompía un límite.
El argumento para sostener esta ilusión se amarraba en la satisfacción que había dejado la clasificación a las semifinales contra los ticos y en la esperanza de que repitieran los picos altos de rendimiento colectivo alcanzados en algunos partidos de la pasada eliminatoria.
Pero más allá de los resultados que obtuvo, dejó la sensación de un equipo aprendiendo el libreto, previsible en muchos pasajes, con desajustes, sin el convencimiento pleno ni el atrevimiento esperado (eso que en el argot popular llaman “hambre por ganar”).
Los seleccionados habían afirmado en diversas entrevistas las enormes ganas que tenían en ir en la búsqueda tanto de la Liga de Naciones como de la Copa Oro, aunque las ganas no son suficientes para ganar un partido o una competición, son combustible adicional para impulsar la consecución de un objetivo. Darles su correcta expresión es un factor que, sumado a la capacidad de los jugadores, contribuye a complicarle al adversario su propuesta.
No se sintió una entera concentración y motivación lo cual contribuyó en el campo de juego a que el equipo estuviese, desde el arranque, remando con el marcador adverso. La pregunta que salta es, ¿perdió fuelle el equipo? Posiblemente ha sido producto de volver a encontrarse para arrancar esta fase que conlleva alcanzar nuevamente el ritmo competitivo de selecciones y no hay que preocuparse.
Una deducción que entra en la lógica, si recordamos las manifestaciones sin ambivalencias de los jugadores para que el cuerpo técnico continuara encabezado por Thomas Christiansen, en la búsqueda del propósito de las eliminatorias mundialistas. Está fresca en la memoria las imágenes de los jugadores en el Rommel Fernández, al concluir el último partido eliminatorio, unidos en una comunión total con el cuerpo técnico. Esa integración entre jugadores y cuerpo técnico está llamaba a preservarse siempre, pues se considera básica para que un proyecto deportivo mantenga su rumbo.
A ella se refirió el entrenador argentino Germán Burgos, el reconocido “Mono Burgos”, en una reciente entrevista con el periódico deportivo español As al señalar que: “Cuando un equipo está encaminado, es complicado detenerlo. Los proyectos tienen cuatro patas: jugadores, entrenadores, dirigentes y afición. Si esos van, es un tsunami. Eso tiene que conseguirlo el entrenador en los primeros 30 minutos. No hay más tiempo. Cuando te pones a hablar, tenés que tocar para que te acompañen. Si el futbolista está con el entrenador, juega mejor y corre tres metros más. Te lo digo porque lo he visto”. Haciendo hincapié: “Al jugador hay que hacerle entender que es mente, corazón y piernas, nunca al revés, debe resolver en milésimas de segundo”.
No hay pistas fiables para creer que se ha perdido sinergia, la Copa Oro 2023 es una nueva y pronta oportunidad para mostrar que el tandem jugadores-técnico no ha perdido fuerza.
Cabe resaltar el rendimiento del volante Adalberto Carrasquilla, distinguido al ser incluido en el XI Ideal de las Finales de la Liga de Naciones de Concacaf por sus cuatro recuperaciones y los 93 pases completos que aportó al equipo.
La Selección Sub-23 acaparó la atención y los aplausos por el título alcanzado en el torneo Maurice Revello, el sábado pasado en el Stade d'Honneur, Salon-de-Provence, Francia. Una conquista internacional que, por su importancia en el impulso del talento, motiva e invita desde la esfera dirigencial a dar reconocimientos significativos a los jugadores.
En el torneo desplegaron buen fútbol, capacidad táctica, juego propositivo, sabiendo sobreponerse cuando estuvieron abajo en el marcador y jugaron una final frente a México invirtiendo los papeles: pareció que el equipo grande de la Concacaf fuera Panamá y no México, porque el equipo canalero lo superó incuestionablemente, sellando su actuación con una victoria placentera de 4-1. Hizo suyo ese otro concepto que mencionaba el técnico Germán Burgos en la citada entrevista: “Hay que tener valentía para que tu camiseta sea más importante que la del rival. Por eso hay que rebelarse contra los más grandes”.
Es mérito principalmente del técnico Jorge Luis Dely Valdés, quien ya había dejado escrita históricamente su capacidad con las categorías menores conduciendo a la Selección Sub-20 en la Copa Mundial de esta categoría, en Polonia 2019, hasta los octavos de final. En esta instancia caerían derrotados por Ucrania, a la postre el campeón. Un avance que no se había dado en anteriores participaciones panameñas.
Su capacidad de conducción, planificación y motivación se había manifestado recientemente, el 23 de marzo, cuando dirigió a una Selección B de Panamá en el partido amistoso contra la Selección Argentina, disputado en el estadio Monumental de Buenos Aires, con el cual se celebró su conquista de la Copa Mundo, en Qatar 2022. Aunque perdieron 2-0, el equipo guiado por Dely Valdés dejó una buena impresión por su entrega y coraje.
Hay que valorar el logro del Maurice Revello, aunque no desbordarse en optimismo. Los integrantes del equipo se proyectan encaminados a contribuir al relevo generacional, pero no lo garantiza esta conquista, a veces los caminos se bifurcan; por ejemplo, de aquellos 21 jóvenes Sub-20 que Jorge Dely condujo en Polonia, al torneo Maurice Revello llegaron dos, Emerson Dimas y Ángel Orelién.
Ojalá que todos estos jugadores ganadores en territorio francés, que dejaron en la historia de este torneo el nombre de Panamá en alto, cuajen como grandes profesionales pronto; la edad les empieza a demandar a dar el salto cualitativo ya.
Entre las gratas sorpresas esta la irrupción del chiricano José Bernal, una promesa; deseamos que dé el paso siguiente, haciéndose una destacada realidad de nuestro fútbol. Igualmente cabe señalar la exposición de capacidad defensiva de Reynel Perdomo y la reafirmación del potencial de Ángel Orelién, ambos incluidos en el equipo ideal del torneo.
La Selección Femenina Mayor comenzó el pasado sábado ante Colombia, en el estadio Rommel Fernández, el rodaje preparatorio hacia la Copa Mundo Femenina Australia y Nueva Zelanda 2023, que comenzará en 29 días (20 de julio). Lo hizo con una derrota 0-2, un resultado que encaja dentro de la exigencia que ha ideado el técnico Nacho Quintana confrontando a rivales con un perfil protagonista, teniendo como propósito acumular bagaje competitivo principalmente para su complicado debut en el grupo F, frente a la Selección de Brasil, el 24 de julio.
Esta noche en el estadio Pascual Guerrero, Cali, Colombia, vuelve a encontrarse con la selección cafetera y su estilo sudamericano de juego. Será una segunda ocasión que permitirá apreciar los ajustes que hará Quintana en el equipo, para procurar cortarles la iniciativa a las colombianas y amenazarlas ofensivamente.
Aunque estos encuentros hay que tomarlos con cautela a la hora de evaluar el rendimiento, en especial por el miedo latente de lesiones previas al mundial (más cuando no se tiene una banca amplia para reemplazos de igual nivel), son partidos indispensables para proponer, ensayar o reafirmar variantes.
De regreso a Panamá, las panameñas partirán el viernes hacia España donde las esperan para dos amistosos programados, primero ante la Selección de Gibraltar, el próximo lunes en el Victoria Stadium de Gibraltar. Esta es una selección que no participará en el mundial, aunque permite al equipo acondicionarse al territorio europeo, para preparar activamente el partido tres días después (jueves 28 de junio) contra la Selección de España, en el estadio Román Suárez Puerta, Avilés, Asturias.
Las españolas son una de las selecciones dentro del paquete de candidatas para hacerse con el máximo cetro del fútbol femenino. Es un partido preparatorio con el mayor grado de dificultad y encaja para equiparar, por el estilo europeo de juego de las españolas, la planificación del tercer y último compromiso mundialista en la fase de grupos de las panameñas, que será frente a la Selección de Francia, el 2 de agosto.
Con las expectativas puestas en el mundial femenino, a la Selección Femenina Sub-16 hay que ponderarla también. Han sacado la cara para decir “aquí estamos nosotras”. Hicieron una elogiable campaña en Guatemala bajo la dirección del entrenador Víctor Suárez, llegando a la final del Torneo FIFA Forward de Uncaf. Perdieron ante Costa Rica, pero dieron muestras de un potencial que seguramente nos brindará nuevas alegrías cuando asuman las eliminatorias de la Concacaf en su categoría.