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El entrenador que ganó nadando a contracorriente
- 07/06/2023 00:00
- 07/06/2023 00:00
Después de haber comenzado la temporada soñando con títulos europeos, la búsqueda de un fontanero que parchara la grieta por donde se desangraba el Sevilla escurriéndose sin freno de mano hacia el descenso de la segunda división en la liga española, llevó en la desesperación a los directivos del Sevilla F.C. a contratar el 21 de marzo de 2023 a un técnico low cost para intentar detener los daños internos y colaterales previsibles.
La única pretensión exigida era que lo reflotara con la permanencia en la primera división. Un objetivo sentido tan lejano con cada día que marcaba el almanaque, que desistieron de hacer una última jugosa inversión para tentar a un entrenador de renombre y especialista en rescates al borde del precipicio. Sobre la mesa pusieron una módica suma y un contrato de dos meses que expiraba con la culminación de la liga.
Al entrenador vasco José Luis Mendilibar, desempleado, con experiencia, portador de un currículo interesante sin resonantes conquistas, carente de títulos en la primera división, le pusieron a la vista la oferta y la tomó sin vacilar. Los directivos apuntaban al milagro con la última apuesta en la ruleta y él lo veía como la oportunidad esperada en sus 62 años de vida.
El Sevilla, una institución deportiva de renombre en el fútbol europeo con seis títulos de la Europa League, la segunda competición en importancia del fútbol entre clubes de países del viejo continente, una Supercopa de Europa, un campeonato en la primera división española, cinco Copa del Rey, una Supercopa de España, entre otros pergaminos, había aterrizado en la “opción Mendilibar”, después de despedir por pobres resultados a Julen Lopetegui, con el que había ganado la Europa League en 2020 y alcanzado un elogiable nivel.
La llegada emergente de otro entrenador con créditos internacionales como el argentino Jorge Sampaoli, en su segunda etapa en el club, no los sacó del laberinto, profundizó la crisis. No se trataba de falta de materia prima, el Sevilla cuenta con una costosa y capacitada plantilla en la que figuran jugadores con resonancia internacional: Rakitic, Navas, Bono, Ocampos, Montiel, Gudelj, En-Nesyry, etc.
A la primera línea de entrenadores que son referentes mundiales de los clubes profesionales como Guardiola, Ancelotti, Klop, etc. y digamos el tercer escalón, en donde se podría ubicar a José Luis Mendilibar, no solo la separa un abismo de salarios y bonificaciones que reciben, sino igualmente un discurso argumental de cómo se debe jugar, con cuáles jugadores hacerlo y bajo qué planteamientos tácticos se ejecuta, amparado en la exposición de galardones que dichos entrenadores ostentan.
Un discurso argumental que se sustenta además con la posibilidad de contratar a jugadores apoyados por los grandes capitales de inversión detrás de los dueños de los principales clubes; de allí la danza de millones en cada apertura del mercado de fichajes para hacerse con uno u otro jugador de renombre, en el cenit de su rendimiento o con potencial en el futuro inmediato.
Aunque tener un equipo plagado de estrellas hace más factible un camino con títulos, por las cualidades individuales de los jugadores, darle consistencia colectiva es todo un desafío que requiere saber embonar jerarquías, respeto y entendimiento. Cohesionar el ego del entrenador con el ego de los jugadores en un mundo mediático rodeado de luces, espectáculo y aspiraciones individuales, a veces se descarrila en la ruta.
Mendilibar supo aterrizar con su filosofía de ver y hacer simple el fútbol, un mensaje sin grandilocuentes palabras que encontró eco en un equipo alicaído que no entendía porqué no respondía en el terreno de juego. “Pienso que vamos a sacar esto adelante. Vengo a sacar la vena buena de los futbolistas; primero a subirles la autoestima y luego a hacerles ver que hay que correr, darlo todo, ser compañeros...”, enfatizó durante su presentación como entrenador del Sevilla. Y claro, ningún respaldo es más sólido que la entrega de los jugadores cuando entran en mutua comunión con el entrenador.
El 1 de abril debutó con victoria 2-0 ante el Cádiz, encadenando una seguidilla de buenos resultados de cuatro victorias y un empate que los llevaron a obtener 13 puntos de 15 posibles, hasta cortarse la racha el 1 de mayo al perder 0-2 ante el Girona. La nueva dinámica ya estaba instalada con el club recuperando su fútbol, dejando atrás el fantasma del descenso.
Sacaron de competencia en la Europa League a dos equipos con galones que se presentaban como serios candidatos, el Manchester United y la Juventus. Sus reputados técnicos, Erick ten Hag, el neerlandés de los ingleses, y el italiano de la Juve, Massimiliano Allegri, fueron superados por la pizarra táctica de Mendilibar.
El trabajo se merecía un broche de oro y lo consiguió el último día de mayo (31) con el equipo adjudicándose su séptima Copa de Europa, al empatar 1-1 con la Roma en los 120 minutos de juego, venciéndole 4-1 en la tanda de penales. El “opaco” entrenador vasco superaba al curtido, ganador y polémico zorro José Mourinho. Al portugués le costó creérselo, por ello terminó desencajado y grosero al final del partido.
El Sevilla concluyó el domingo la temporada de la liga española 2022-2023 ubicado en el duodécimo puesto, eludiendo de lejos el descenso; con la conquista de su séptima Europa League dejó pletórica de alegría a su afición y enderezó las finanzas. Aparte de los premios, dicha conquista le concede además el boleto a la próxima Liga de Campeones de la UEFA con el bono de 70 millones de euros para sus arcas por disputarla. Se ubica como el tercer equipo español con más títulos europeos después del Real Madrid y el Barcelona.
Ya con un título trascendental bajo el brazo, el consejo directivo del Sevilla ha pactado la renovación del contrato hasta junio de 2024; él se lo ha tomado con la ventaja de quien siente que escaló en la pirámide dejando días antes una reflexión: “Parece que llegó uno de los que no han estado nunca arriba en un equipo que puede aspirar a cosas y parece que es un regalo o que te ha tocado de algún lado. Los premios a los mejores normalmente se los dan a los que están arriba y no a los que están abajo. Pero el trabajo quizá pueda ser mayor del entrenador que está más abajo. Pero eso es ley de vida. Lo bueno de estas situaciones es que la gente pueda pensar que nunca es tarde para llegar”.
Jorge Valdano, en su columna 'El juego infinito' del diario El País, bajo el titulo El Sevilla y la locura de lo inesperado, señaló con su elegancia y profundidad analítica sobre el aporte del entrenador vasco: “Ya está aquí un fútbol nuevo con entrenadores con espadas láser y todas las contribuciones tecnológicas a su alcance para sofisticar, sobre todo, las respuestas colectivas del equipo. Ante eso, Mendilibar sacó su espada de madera y combatió en igualdad de condiciones hasta lograr lo imposible. Trabajó sobre el estado de ánimo, le sacó brillo a la platería o, lo que es lo mismo, mejoró las individualidades, y consiguió algo muy importante: desenterrar el instinto de los jugadores, que muchas veces está aplastado por varias capas de metodología”.
Todos los ojos estarán puestos este sábado sobre su paisano español Pep Guardiola, al que muchos consideran el mejor entrenador del mundo, quien disputará con su equipo Manchester City el título de la Champions League ante el Inter de Milán. Revolucionario teórico y práctico del fútbol moderno, Guardiola alcanzaría, de lograrlo, un triplete de títulos que lo convertirían “sin reparos” en el indiscutible ganador europeo en la actual temporada, al darle al City los principales torneos caseros y su primera Champions League.
Guardiola ha tenido bajo su dirección, a su gusto y con el alcance de la cartera de sus clubes, excelsos jugadores y envidiables planteles dejando huella en el Barcelona, Bayern Múnich y en el Manchester City desde 2016. De ganar la Champions seguirá agrandando su palmarés sin que ello se salga de la actual lógica deportiva. Lo alcanzado por José Luis Mendilibar, aunque sea solo porque le ha llegado “su cuarto de hora”, tiene especial relevancia; llegó a puerto superando obstáculos a contracorriente, con exiguas expectativas y dejando al Sevilla en un podio cónsono con su historia.