“No dejo de oír a la gente pidiendo auxilio, su hilo de voz perdiéndose en la oscuridad y la silueta de un hombre en el techo de su coche alumbrada por...
- 10/01/2020 00:00
- 10/01/2020 00:00
En su primera incursión dirigiendo un equipo de primera división, Juan Vita, arañó en Panamá el título del torneo Apertura 2019 de la LPF en una final. Aunque perdió 2-0 ante el Tauro FC el pasado 9 de diciembre, los números generales del rendimiento constante de su equipo con los cuales se mantuvo entre los cuatro primeros lugares durante 13 de las 18 fechas del certamen, le avalaron el reconocimiento como mejor director técnico.
Vino a Panamá impulsado y motivado principalmente por su hermano Pedro Vita, reconocido periodista deportivo que se desenvuelve en los medios locales y colaborador de ESPN Radio, y le encontró rápidamente la horma del zapato a la LPF. Ahora deberá mantener el buen paso de Costa del Este en el Apertura 2020, que arranca el próximo 25 de enero, para reafirmar su trabajo evitando se especule con que lo suyo fue 'la suerte del principiante'.
Del primero no, sí de un momento importante a los cinco años en San Martín de los Andes, un pueblo chico al sur de Argentina, en una canchita de tierra donde nevaba y había un entrenador nuevo y todos estábamos entusiasmados, había que demostrarle. Había llegado un poco tarde a la pretemporada, estaba nervioso, me puso de delantero y el primer control que hice de la pelota no la pude controlar, después me solté demostrando que más o menos algo estaba aprendiendo con la pelota. El recuerdo es: cancha de tierra, mucho frio, nieve y yo muy nervioso.
Por la familia no, no son futboleros, salvo mi hermano Pedro; fue por el destino, por la vida. A San Martín de los Andes llegó Juan Vitale, un entrenador en un pueblo donde casi nadie jugaba al fútbol, me vio jugar y me dijo que iba a ser jugador de primera división, a jugar en las grandes ligas, así me inyectó en la cabeza el fútbol, no sabía si tenía talento y de repente viene esta persona mayor y te dice: “Lo voy a llevar a Buenos Aires a probar en River Plate, usted va a ser jugador profesional”; allí me entró la idea, no sé si me hubiese acercado de otra forma al fútbol.
Sí, no conocía ni Buenos Aires ni el Monumental. Me lo tomé como un viaje de egresado, iba a jugar con amigos y cuando llegué vi el Monumental gigante, la gente y 500 jugadores de mi edad, 11 años, me agarró un nervio enorme, no entendía. Era una prueba: si me iba bien quedaba, si no me volvía. Jugaba de delantero y eran 500 chicos probándose, jugaban once contra once, pasaba uno y otro equipo y nada; hasta que vino el entrenador y dijo en voz alta: “Me falta un lateral izquierdo”, claro, no había, nadie quería. Yo levanté la mano porque estaba aburrido, no me importaba si iba a quedar o no, quería jugar. Me probé de lateral izquierdo, para sorpresa me fue bien, me seleccionaron ese mismo día de lateral izquierdo.
Sí y lucho todos los días para no olvidarme de las sensaciones que tenía cuando era joven, creo que para ser un buen entrenador tenemos que pensar como entrenador pero sentir como jugador, trato de no olvidarme de las sensaciones que tienes dentro de la cancha. Digo que lucho porque uno por la rutina, la cotidianidad y los problemas que tiene que resolver todos los días se olvida de las sensaciones y trato de recuperarlas para no perder nunca la empatía con el jugador.
Es una frustración muy grande, tenía recortes de revistas, poster, y en los diarios decían que iba a llegar a primera división. Tengo un álbum que me hizo mi madre con todos esos recortes donde se afirmaba: “Juan Vita, el jugador del futuro de River”, y no, no fue. Jugué seis años en las inferiores de River, cuando me dejaron libre nunca recuperé mi nivel, me costó muchísimo; gracias a Dios que cuando jugaba en las inferiores con 17 años ya pensaba que quería ser entrenador. Así que estudié Psicología para aplicarla como entrenador y a la vez hice el curso de entrenador, por eso cuando dejé de jugar a los 22 años, al mes siguiente conseguí trabajo como entrenador y nunca sentí el duelo del retiro, siento que todavía sigo jugando, de afuera claro.
Tenía trabajo con el club Banfield, donde estuve 5 años como psicólogo deportivo del primer equipo profesional y dirigí una de las categorías menores. Quería ser entrenador del primer equipo y en ese club o en muchos de la Argentina me iba a costar, tuve entonces un acercamiento acá y no lo dudé. Si bien allá el trabajo era bueno y estaba rodeado de exjugadores de élite, no me sentía cómodo, yo quería entrenar y se me dio esta oportunidad, estoy acá tratando de aprovecharla.
Como mi hermano vive aquí tenía idea de Panamá y su fútbol, en Argentina no se siguen las ligas de Centroamérica, gracias a él tenía información, seguía a algunos equipos, me sorprendió que se subestima al jugador panameño. Cuando vine y arreglé con Costa del Este, muchísima gente me decía que el panameño era complicado, indisciplinado, que no le gustaba entrenar, débil de la cabeza, dudé en venir pero mi hermano me dijo que tienen mucho talento y que me animara a venir, que lo iba a poder potenciar. Él tenía razón, al jugador panameño lo único que le falta son estímulos positivos.
Antes de ponernos objetivos para este semestre, necesitamos armar el equipo porque se van muchos jugadores, el gran semestre que tuvimos hace que Costa del Este pueda sacar jugadores al extranjero. Se van Jaén, Newton, Pimentel, Samms, Yau, Vargas…seis jugadores de los más importantes, entonces, antes de ver para qué estamos el cuerpo técnico, los jugadores, como la directiva, vamos a ver qué equipo podemos rearmar. Es una doble sensación: por un lado la frustración de que se vayan jugadores importantes pero, por el otro, la felicidad de que ellos buscaban esa oportunidad; también que al club económicamente le viene muy bien.
Me sorprendió, volvía de la playa y cuando agarro el teléfono tenía mensajes y felicitaciones. Es un honor. Creo que hay muchos técnicos como Maldonado, Perlo o Soto, que merecen también ser reconocidos, para mí trabajan muy bien.
Me cuesta dormir después de cualquier partido, intento ser feliz independientemente del resultado, no quiero condicionar a la gente que me rodea o a mi familia según si ganamos o perdemos. Lo que sí está claro es que el lunes empiezo la semana pensando en que quiero ganar el domingo, es lo único que tengo en la cabeza.
El fútbol es mi vida, leo y estudio para ser mejor entrenador, para entender más el fútbol y para aplicarlo mejor. Estudié psicología para ser un buen entrenador, leo sobre preparación física para ser un buen entrenador y veo otros deportes para ser un buen entrenador en el fútbol.
Me encanta el cine, la música (escucho muy buena música), la cultura, y mi compañera de vida, cuando la encuentre porque todavía no la he encontrado, quiero que no sepa nada de fútbol, que me hable de otra cosa porque es el único momento en el que me gustaría descansar de esto. Sería lo más sano para ella y para mí también.
-Club Atlético Banfield, Psicólogo Deportivo del equipo profesional, entrenador de categorías infantiles.
Debut como entrenador en Panamá: Costa del Este FC, julio 2019.