Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 23/10/2024 00:00
- 22/10/2024 18:49
Botafogo y Peñarol fueron en épocas anteriores dos nombres de clubes obligatorios a mencionarse con regularidad en el ámbito deportivo internacional, por la calidad y los resultados de un fútbol que les aportaba trascendencia en Suramérica. Esta noche llegan con las motivaciones renovadas en su propósito de regresar a los primeros planos de la esfera internacional.
El primer partido de la segunda semifinal de la Copa Libertadores se presenta como una oportunidad ideal para que el equipo brasileño llamado el Glorioso, o su rival, apodado los Carboneros, den un primer paso en firme hacia la obtención de uno de los dos boletos a la final que se disputará en Buenos Aires el 30 de noviembre.
Al encuentro, que tiene de escenario el estadio Olímpico Nilton Santos en Río de Janeiro (7:30 p.m. hora de Panamá), se le puede magnificar ponderándole como la primera de las tres instancias decisivas que deberá afrontar el conjunto que avance en esta edición especial de la Libertadores 2024, la cual concede al campeón el último cupo al Mundial de Clubes 2025 (ya están clasificados 31 de los 32 participantes).
El Mundial de Clubes se ofrece como la gran vitrina internacional que le permitiría al Botafogo o al Peñarol exponerse particularmente con las nuevas generaciones de aficionados haciéndoles de link para conectarles con la rica historia que brasileños y uruguayos atesoran en su trayectoria, al igual que engancharles en simpatías al exhibir un presente competitivo meritorio más allá de sus fronteras.
Durante las décadas de los 50, 60 e inicios de los 70, el fútbol brasileño alcanzó la cúspide al lograr su selección nacional un triplete coronándose en la Copa Mundo. Años aquellos en los que, aparte de competir en ese torneo o en la hoy llamada Copa América, la selección brasileña carecía de giras o partidos amistosos internacionales; si acaso tenían alguno, acontecía por momentos muy puntuales.
Quienes blandían la representación del fútbol brasileño en el exterior eran dos clubes que se paseaban por el mundo acaparando la atención y cotizándose al alza: Santos y Botafogo. Su principal argumento taquillero que garantizaba el éxito de sus presentaciones, era en cada conjunto un nombre con luz propia: Edson Arantes Do Nascimento, el ‘rey Pelé’, era la estrella del Santos F.C. y Manuel Francisco dos Santos ‘Garrincha o Mané Garrincha’, fungía como su par en el Botafogo de Futebol e Regatas, el nombre oficial en portugués.
¿Quién fue el mejor, Pelé o Garrincha? Ambos fueron campeones del mundo con la selección, el primero en 1958, 1962 y 1970, y el segundo en 1958 y 1962. Los dos poseían características y atributos únicos e indiscutibles; para el hincha o torcedor del Botafogo no hay controversia que valga, ‘Garrincha’, llamado ‘La alegría del pueblo’, fue el mejor jugador brasileño de todos los tiempos.
Aunque el Botafogo tiene una rica historia con muchos otros nombres deslumbrantes, Garrincha es su alter ego; en el club ‘Mané’ vivió y dejó los momentos más trascendentales como jugador profesional. Campeón en repetidas ocasiones en los torneos brasileños, se enorgullecen de ser uno de los equipos que más jugadores ha aportado a la selección brasileña, aunque ello no les ha representado ganar la anhelada Copa Libertadores.
Su conquista internacional más resonante fue el título de campeón en la Copa Conmebol de 1993, con un detalle significativo: lo hizo precisamente ante Peñarol. Empataron 1-1 en Montevideo y luego 2-2 en Río de Janeiro, ganando los brasileños 3-1 en la definición por la tanda de penales. Esta podría ser, como aquella, una definición muy ajustada, con la diferencia esta vez de que el partido de vuelta, a celebrarse la próxima semana, se disputará dando la ventaja a Peñarol al jugarse ante su afición, en el estadio Campeón del Siglo en Montevideo.
La Estrella Solitaria o el Fogao, como también se le dice al Botafogo, aparte de haber roto los pronósticos al eliminar al Sao Paulo en los cuartos de final, llega a esta semifinal atravesando un buen momento en el torneo local: está encumbrado en el liderato por el Brasileirao, peleando el título contra el Palmeiras. Dos de sus estelares, el delantero Igor Jesús y Luiz Henrique, extremo derecho, vienen de brillar con la Selección de Brasil en la última jornada de las eliminatorias mundialistas suramericanas.
Los uruguayos, como los brasileños, están marcados en su pasado y en el presente por el fútbol, un deporte que les convoca como ningún otro. El Club Atlético Peñarol o simplemente Peñarol, es el equipo que con su proyección ha escrito las mayores páginas doradas uruguayas en la historia de la Copa Libertadores; los carboneros o manyas fueron los primeros campeones cuando en 1960 se inauguró como Copa de Campeones de América.
Repitieron el título al año siguiente (1961), volviéndolo a conquistar ya como Copa Libertadores de América en 1966, en 1982 y 1987. Durante ese recorrido alcanzaron tres veces la Copa Intercontinental, la competición que enfrentaba al campeón de Suramérica con el campeón de Europa, venciendo al Benfica (1961), Real Madrid (1966) y al Aston Villa (1982). Estos logros, sumados a los alcanzados en las competiciones nacionales como en otros torneos internacionales, le llevaron a ser designados en 2009 por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol, el Club del Siglo XX de América del Sur.
Cantera permanente del fútbol austral, su aporte de jugadores a la selección contiene una larga lista de nombres que incluyen a los protagonistas de las principales gestas mundialistas uruguayas. Entre los jugadores leyendas del club figura Fernando Morena, su máximo goleador con 440 goles; sin embargo, hay que abrirle también un espacio al delantero ecuatoriano Alberto Spencer, quien marcó toda una época aportándoles 54 goles en la Copa Libertadores.
Retornaron hace 13 años, en 2011, a una final de la Libertadores, perdiéndola con el Santos al caer en Brasil 2-1, tras haber empatado 0-0 en Uruguay. Su quinto subcampeonato. Son líderes actualmente de la Primera División del fútbol uruguayo, llegan a la semifinal inspirados tras haber dejado en el camino a otro encopetado brasileño, el Flamengo; el favorito en la llave de los cuartos de final. Le ganaron 1-0 en el Maracaná y empataron 0-0 en Montevideo.
Se ven posicionados nuevamente en el podio del fútbol suramericano. Son un equipo de carácter, un atributo con el que aumentan su potencial ofensivo como rival, y defensivamente lucen sólidos, apoyados en las cualidades de sus dos defensores centrales, Javier Méndez y Guzmán Rodríguez, pero sobre todo el arquero Washington Aguerre, pieza fundamental en la actual campaña con sus intervenciones clave.
Esta segunda semifinal que parte hoy augura un duelo enconado con visos de mantener la disputa pareja hasta el partido de vuelta en Montevideo; quien de los dos logre citarse con el vencedor de la otra semifinal entre Mineirao y River Plate, sentirá que acaricia de nuevo la gloria.